Las previsiones de primavera de la Comisión Europea son un duro golpe para España. Primero, porque contradice el nuevo Programa de Estabilidad que el Gobierno ha negociado con la propia Comisión ya que empeora notablemente sus estimaciones. Y en segundo, porque deja en una situación delicada al próximo gobierno, que tendrá que hacerse cargo de la desviación del déficit frente a la senda pactada con Bruselas.
La Comisión Europea alerta que España se pasará tres años seguidos subiendo su déficit estructural. ¿Qué significa esto? Que la rebaja del déficit se está produciendo gracias al ciclo expansivo en el que está la economía, pero no porque se esté ajustando su situación estructural. Cuando la economía crece, algunos gastos se reducen, como por ejemplo las prestaciones por desempleo, y los ingresos aumentan gracias a la mayor recaudación, por ejemplo con el IVA, el IRPF o Sociedades.
Bruselas le da mucha importancia al déficit estructural, ya que supone el verdadero reflejo de la situación presupuestaria de los países al margen de los vaivenes económicos. Si se mantiene el déficit estructural significa que, cuando vuelva otra crisis, el déficit cíclico subirá con fuerza.
España consiguió rebajar su déficit estructural hasta el 1,9% en 2014, pero la Comisión alerta que ahora se va a pasar tres años subiéndolo. En 2015 ya ascendió hasta el 2,9% de la economía, esto es, 10.000 millones más. Pero lo peor no acaba aquí: para 2016 espera que siga aumentando hasta el 3,1% y en 2017 alcanzará definitivamente el 3,2%.
El propio ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, reconoció ante la Comisión de Economía y Competitividad del Congreso que el ajuste del déficit que plantea para 2017 no incluye ningún cambio de la política económica y que se realizará de forma íntegra por la mejora del ciclo económico.
El viento de cola
El Gobierno ya protestó por el modo en el que se calcula el déficit estructural en el Programa de Estabilidad que ha remitido a Bruselas. “El verdadero esfuerzo estructural llevado a cabo en la economía española en los últimos años está infraestimado por diversos aspectos metodológicos reconocidos por la propia CE en su Opinión del 28 de noviembre de 2014 sobre el DBP de España”. Para el Ejecutivo, es más correcto medir el esfuerzo discrecional para valorar la dirección de la política fiscal. Según sus estimaciones, el esfuerzo discrecional de 2016 será de 2.000 millones de euros, 0,2 puntos del PIB y sin contar los gastos que no son recurrentes (one-off) y las ayudas financieras, sería de 0,3 puntos del PIB.
El cálculo del déficit estructural como porcentaje del PIB está afectado por la estimación del PIB potencial y, en opinión del Gobierno, los datos actuales no tienen en cuenta los cambios estructurales que ha experimentado la economía española en los últimos años. "La metodología utilizada no recoge en toda su extensión el impacto que las reformas estructurales y el propio cambio de tendencia han tenido sobre las principales variables macroeconómicas".
Pero los datos de la Comisión Europea insisten en que España está ajustando el déficit gracias al ciclo económico positivo y no a un ajuste del gasto. Según sus cálculos, el déficit ajustado al ciclo económico subió al 3,1% del PIB en 2015 frente al 2,3% de 2014. Para este año prevé que se mantenga en este 3,1% y para 2017 espera que vuelva a aumentar, hasta el 3,2% del PIB.
Las previsiones de la Comisión muestran que sin el ciclo económico expansivo en el que está la economía española, el déficit (cíclico, no el estructural) estaría subiendo tres años consecutivos.