La subida de los salarios es, casi siempre, una buena noticia para todos los actores económicos (tanto trabajadores como empresas) ya que suele ser causa y consecuencia del buen ritmo de la economía. En la eurozona, los salarios llevan años languideciendo, consecuencia de una economía que no acaba de repuntar y de un mercado laboral que está viviendo una de las mayores transformaciones de toda la historia por los progresos tecnológicos y la globalización. Sin embargo, esto no era lo que esperaban los expertos, ni lo que prometían los políticos. Justo lo contrario.
El PIB ha vuelto a crecer en los últimos años, aunque todavía a tasas muy bajas, y los beneficios empresariales de muchos sectores han subido hasta marcar máximos históricos. Sin embargo, los salarios siguen sin repuntar. Los expertos del Banco Central Europeo (BCE) llevan desde el año 2012 anticipando una aceleración inminente de los sueldos que, pese a todo, se sigue retrasando y nunca llega.
La tasa de crecimiento interanual de la remuneración por asalariado está en el 1,3%, una de las más bajas observadas desde el inicio de la unión monetaria
El siguiente gráfico publicado por el BCE en su último informe refleja a la perfección esta situación. Las línea negra muestra cómo el crecimiento de los salarios en la eurozona se ha ido frenando en los últimos años hasta marcar su nivel más bajo desde la creación de la divisa común. Al mismo tiempo que el ritmo de crecimiento de los salarios se frenaba, los expertos del BCE esperaban un rebote inminente, cuyas previsiones se representan con las líneas grises.
Actualmente, el BCE prevé que el crecimiento de los salarios se acelere de un día para otro hasta el punto de llegar a 2018 con las retribuciones de los trabajadores aumentando a ritmos superiores al 2% anual. La entidad reconoce que “el crecimiento de los salarios no solo ha sido reducido, sino que las proyecciones también han sobreestimado sistemáticamente su evolución”. La esperanza de que los salarios van a volver a crecer de forma consistente sigue siendo sólo eso, una esperanza.
¿Qué pasa con los salarios?
El BCE indica que “en el cuarto trimestre de 2015, la tasa de crecimiento interanual de la remuneración por asalariado se situó en el 1,3%, una de las tasas más bajas observadas desde el inicio de la unión monetaria”. La negociación colectiva tampoco ha servido para mejorar la evolución de la renta que consiguen los trabajadores. En palabras del BCE, “el avance de los salarios negociados es más vigoroso, pero también registró mínimos históricos en 2015”.
¿Por qué los salarios no mejoran a pesar de la recuperación de la economía y del mercado laboral? Para el BCE la respuesta está en el paro. “La persistencia de un alto grado de holgura (exceso de mano de obra) es un factor clave de la caída de la inflación salarial”, indica la entidad. El elevado nivel de desempleo significa que hay mucha oferta de trabajo en el mercado y, como ocurre en cualquier mercado, cuando hay exceso de oferta, los precios caen, en este caso, los salarios.
Aunque el mercado de trabajo de la zona del euro esté mejorando, la alta tasa de paro sigue apuntando a la existencia de una amplia oferta de mano de obra disponible
“Aunque el mercado de trabajo de la zona del euro esté mejorando, la alta tasa de paro sigue apuntando a la existencia de una amplia oferta de mano de obra disponible”, remarca el BCE. Es importante tener en cuenta que la caída del número de parados en las listas del desempleo no es el único factor relevante para medir la corrección del exceso de oferta de trabajo en el mercado, ya que existe el subempleo. Las personas que están subempleadas son aquellas que trabajan menos horas de las que querrían porque no consiguen un contrato a tiempo completo y aquellos que tienen un trabajo de un rango inferior al que les correspondería por su formación. Estas personas no están en las listas del paro, pero sí buscan activamente otro empleo que esté acorde a lo que quieren, por lo que sí forman parte de la oferta de trabajo.