La Comisión Europea aprobó la semana pasada la prórroga de un año a España para cumplir con el Pacto de Estabilidad, el que dice que los países del euro no pueden tener un déficit superior al 3%. Los planes del Gobierno de Mariano Rajoy quedaron impresos en la actualización del Programa de Estabilidad enviado a Bruselas, sin embargo, esos planes penden ya de un hilo por culpa de la fuerte subida del precio del petróleo de los últimos meses. El barril de Brent, referencia europea, marcó su nivel más bajo el 20 de enero, cuando cayó hasta 27,88 dólares y, desde entonces, lleva una escalada de casi el 75%.
El desplome del precio del petróleo desde el verano de 2014 ha sido uno de los grandes motores de la economía española y, para el Partido Popular, un factor imprescindible para estimar que la economía española avanzará, de media, un 2,5% anual hasta 2019. Sin embargo, la fuerte subida del crudo de los últimos meses amenazan todo el Programa de Estabilidad y las buenas previsiones de los populares. Entre ellas, su promesa de crear dos millones de puestos de trabajo durante la próxima legislatura.
España, como país importador se vería afectado por un shock sobre los precios del petróleo por dos vías: los costes de producción y la balanza corriente
Como el Gobierno reconoce en el Programa de Estabilidad: “España, como país netamente importador se vería afectado por un shock sobre los precios del petróleo por dos vías: los costes de producción y el saldo de la balanza corriente”. El impacto del petróleo se produce, principalmente, por el drenaje de rentas del sector privado, lo que afecta directamente al consumo y la inversión. El escenario central que maneja el Gobierno, y que le permitió construir unas predicciones económicas optimistas, sitúa el precio del crudo (de media durante todo el año) en 35,8 euros. En dólares, que es la divisa que se utiliza habitualmente para el mercado del petróleo, serían 39,38 dólares por barril.
El precio del crudo acabó la semana pasada en 48,72 dólares, esto es, casi un 25% por encima de la estimación central del Ejecutivo. La realidad es que la escalada del precio del barril de las últimas semanas ha sorprendido a la mayor parte de analistas y, a tenor de las cifras, también parece estar sorprendiendo al Gobierno. Las estimaciones del Gobierno todavía tienen margen, ya que lo que marcan es un precio medio del petróleo durante todo el año y, hasta ahora, la media de cotización está en 38,7 dólares. Sin embargo, para que sus estimaciones se cumplan, necesita que el precio baje urgentemente.
¿Qué impacto tiene esta subida?
Con los precios del petróleo un 25% por encima de la previsión central del Gobierno, el riesgo de que no se cumpla su cuadro macroeconómico es muy alto. El Ejecutivo ha valorado cuál sería el impacto de una desviación del 10% en los precios restaría dos décimas al crecimiento en 2016 sobre la previsión central y tres décimas cada año hasta 2019. De este modo, el avance del PIB para este año sería del 2,5% (frente al 3,2% del ejercicio anterior), en 2017 se frenaría hasta el 2,1% y en 2018 y 2019 se estabilizaría en el 2,2%.
Sin embargo, el mercado está descontando un escenario notablemente peor para el petróleo, lo que podría lastrar más el crecimiento. El precio del barril de petróleo entregado a final de año cotizando ya en 50,5 dólares, esto es, un 28% por encima del escenario central del Gobierno y un 15% por encima del peor escenario valorado. Una desviación que puede ser fatal para las estimaciones de los populares.
Las grandes casas de análisis también rechazan las previsiones del Ejecutivo. En lo que va de mes de mayo hay 12 entidades que han revisado su previsión para el precio del Brent al cierre del año y, de media, lo ponen en 48,5 dólares, un 20% por encima de la estimación central del Gobierno. Entre las casas más pesimistas están Lloyds, que prevé que el crudo acabe el año en 55 dólares, Itau, en 53,7 dólares y Barclays, en 52 dólares.
Para los tres años siguientes, el Ejecutivo piensa que el precio del petróleo se mantendrá más o menos estable en el entorno de los 45 dólares hasta 2019 o, en su escenario ácido, casi en 50 dólares. Sin embargo, el mercado cree que estas estimaciones están muy desviadas. La media de los contratos de petróleo para 2017 ponen el precio del crudo en 51,5 dólares, en 2018 supera los 53 dólares y en 2019 ya pasa de 55 dólares el barril, esto es, un 23% por encima de la previsión central del Gobierno.
Más ajustes
Si el mercado está acertado en sus previsiones, el Programa de Estabilidad del Gobierno ya es papel mojado. Ni siquiera el escenario más negativo contemplado, el de una subida adicional del 10% en el precio del petróleo, contemplaría la situación real. Este escenario ácido implicaría un impacto negativo sobre el crecimiento respecto a las estimaciones del Gobierno de 3 décimas del PIB (unos 3.000 millones de euros) cada año entre 2017 y 2019, pero el mercado ya está apuntando a que la desviación podría ser del doble.
El impacto sobre el crecimiento también se traslada al resto de indicadores del cuadro macroeconómico, por ejemplo, el empleo. El escenario de desviación del 10% supone que, sobre las previsiones del Gobierno, se crearían 178.000 puestos de trabajo menos.
Pero la subida del precio del petróleo también afectará a la recaudación por impuestos de las administraciones públicas, ya que con un PIB menor, las bases imponibles también son menores. La consecuencia es que el cumplimiento de la nueva senda del déficit será más difícil y, por tanto, serán necesarios nuevos ajustes. Bruselas ya está esperando a que España tenga un nuevo Gobierno para valorar su política fiscal y revisarla si es necesario. Ahí el precio del petróleo tendrá un papel clave.
Una desviación del 10% en el precio del petróleo añadiría una décima del PIB al déficit este año (unos 1.000 millones de euros) y dos décimas para cada uno de los siguientes ejercicios hasta 2019, en total 6.000 millones de euros. Y, una vez más, con una desviación de sólo el 10%.
La media de los futuros de petróleo para 2017 ponen el precio del crudo en 55 dólares por barril en 2019, esto es, un 23% por encima de la previsión del Gobierno
La acumulación de déficits y el menor ritmo del PIB también afectarán a la evolución del endeudamiento. El Gobierno cree que la deuda se reducirá en una décima este año respecto al ejercicio anterior, pasando del 99,2% del PIB al 99,1%. Sin embargo, con una desviación del petróleo del 10%, este objetivo será más difícil, ya que el endeudamiento subirá en tres décimas del PIB, hasta el 99,4% en 2016 y 2017. Sólo empezaría a bajar a partir de 2018, hasta el 98,5% del PIB.
Toda esta maraña de cifras son sólo previsiones sobre un doble escenario que tiene muchas posibilidades de estar ya obsoleto. Sin embargo, existen otros factores que tendrán mucho peso en la evolución de la economía. Lo que parece claro es que la subida del precio del petróleo supone un reto para el país y el futuro gobierno y, a falta de conocer cuál será su impacto exacto, tendrá que lidiar con él.