Las grandes empresas vuelven a mojarse sobre qué esperan del actual panorama político. “Aunque no se hunda el mundo, no es bueno este periodo de repetir elecciones. Llevamos en funciones desde octubre, acabaremos todo esto con 10 u 11 meses sin gobierno”, aseguró este miércoles Antonio Llardén, presidente de Enagas. “El país funciona pero necesitamos gobiernos que nos permitan seguir en el entorno en el que estamos, no cualquier gobierno puede garantizarlo”, recalcó el responsable del gestor técnico del sistema gasista.
Llardén, durante un encuentro sobre el sector energético organizado por el Instituto Atlántico de Gobierno, asumió que su empresa está “expuesta a la imagen” que proyecte España. “Es evidente que la política del próximo gobierno, lo que haga o no, va a ser fundamental para recibir fondos”. El problema es la exposición de las grandes empresas españolas a los mercados de deuda: si la prima de riesgo española vuelve a resentirse, ellas lo sufrirán en sus propias cuentas.
“Nosotros acabamos de emitir 750 millones de euros a 12 años al 1,38%, por debajo del bono español”. Si la situación cambia, ese tipo de interés no sería factible. Por eso consideran fundamental que la imagen de nuestro país sea positiva. “Es evidente que se necesita estabilidad presupuestaria porque no vivimos en un prado cerrado, nos miran desde fuera”, resumió Llardén.
Junto al presidente de Enagás, otro directivo que valoró la incertidumbre política fue Juan Lasala, consejero delegado de Red Eléctrica. Y lo hizo en la misma línea. “Somos compañías bastante endeudadas”, reconoció. Por ello, si se limita la capacidad de endeudamiento, se limitan también sus posibilidades de crecimiento. “Ahora [las grandes empresas] nos empeñamos en refinanciarnos a largo plazo porque las condiciones son buenas. Estamos por debajo del bono soberano, pero si en vez de financiarnos al 1% lo hiciéramos 4%, ya sabes la que te va a caer en la cuenta de resultados: menos inversiones y menos retorno a nuestros accionistas”.
Durante este encuentro sobre la situación energética de España quienes no respondieron a los medios sobre su visión política fueron dos representantes de Iberdrola y Cepsa. Sin embargo, sí que comentaron los problemas a los que se enfrentan las principales empresas del sector en España. Argumentaron su visión sobre el denominado ‘trilema’. Es decir, cómo conseguir al mismo tiempo tres objetivos que no siempre son compatibles: la sostenibilidad del sistema, la seguridad del suministro y la competitividad en precios.
En cuanto a este último aspecto, en electricidad, la factura soporta, sobre todo, el peso de impuestos y las primas a las renovables. Ahí, el director corporativo de Iberdrola, Fernando Bécker, abogó por cortar la parte que no corresponde, estrictamente, a la energía. Es decir, “limpiar la tarifa de toda la cuña gubernamental”. “Si, en Europa, vamos a un mercado único de la energía, los precios tendrán que converger y las cuñas gubernamentales también", aseguró Bécker. “El 53% del precio de la luz no tiene nada que ver con la luz”. También se carga sobre la factura de los consumidores una parte del coste de la conexión extrapeninsular, con las islas. “Es una medida social”, indicó el directivo de Red Eléctrica. Si no existiera, añadió, se multiplicaría por cuatro la factura eléctrica de los ciudadanos de las islas.
El coste de ser ‘verdes’
¿Se puede lograr ese triple objetivo apostando por las renovables? “Ahora estamos quemando más carbón que nunca. Alemania ha tomado la decisión de cerrar las centrales nucleares y, ahora, el 30% de su generación viene del carbón. Es como Manchester en los años 30”, puso como ejemplo Antonio Llardén. “Aquí tenemos renovables pero con subsidios”.
“Tenemos un mix de energía complicado. Nos gusta el agua [para la generación eléctrica] y no tenemos. La nuclear y el gas nos dan potencia, pero en el gas tenemos una dependencia energética exterior y en la nuclear está el miedo a los residuos y a los accidentes; y el carbón tiene altas emisiones de CO2”, enumeró el consejero delegado de Red Eléctrica. “Las renovables son limpias, el viento es gratis, pero hay que pagar a los que tienen esas instalaciones. Hemos invertido en un estadio muy inicial. Hemos sido muy verdes, muy deprisa y eso tiene un coste”, resumió.
La ‘eterna’ interconexión
Para conseguir ser competitivos en el sector energético habría que estar mejor conectados con el resto de Europa. Es el déficit de interconexión con Francia. Un "grave problema" en términos eléctricos, para Juan Lasala. Indicó que, a pesar de que la interconexión con el mercado galo se duplicó el pasado año, hasta los 2.800 megavatios (MW), sigue siendo "absolutamente absurda" y debe incrementarse.
Otro dilema sobre la mesa para poder ser competitivos es la evolución del crudo tras las caídas de los últimos meses. “Del precio del petróleo, ni idea, pero lo que nos preocupa mucho es la volatilidad, porque somos muy intensivos en capital y muy poco en mano de obra”, indicó Pedro Miró, consejero delegado de Cepsa. “En este negocio hay que invertir mucho y la primera reacción ante esta situación [de precios] es no invertir. En 2015 hubo los menores descubrimientos [de crudo] desde la Segunda Guerra Mundial”. Señaló, además, la caída de inversión del 40% en 2014 y de más del 20% en 2015. Un recorte que, incidió, podría notarse en los próximos años.