El cardenal Antonio Cañizares se siente víctima de una operación de acoso y derribo contra él desde que pronunció la homilía en la que señaló a los “movimientos y acciones del imperio gay” y a las “ideologías como el feminismo radical” entre los mayores peligros contra la familia. Ese fue el primer episodio de una semana de enfrentamiento entre el arzobispo de Valencia y el nuevo gobierno valenciano.
Este miércoles ha trascendido que Cañizares envió la pasada semana una dura carta al presidente valenciano, Ximo Puig, y a la vicepresidenta, Mónica Oltra, en las que les acusaba de censores y de actuar como en el régimen franquista por criticar sus palabras. Y este miércoles también, Cañizares ha hecho pública otra carta en las que retira “aquellas palabras” de su homilía y dice perdonar a los políticos que le han atacado: “Rezo por ellos y los perdono, no saben lo que hacen”. Pero sobre todo, se presenta como víctima de una persecución. “¿Les estorbo, les soy molesto y quieren acabar conmigo? Ni soy homófobo, ni xenófobo, ni sexista. ¡Dios me libre!”.
Cañizares, en el texto publicado en la página web del arzobispado, ha criticado a Puig y al portavoz parlamentario de Compromís, Fran Ferri, porque “convirtieron las Cortes en un tribunal popular de tan malos recuerdos históricos”. El cardenal se refiere a la sesión de control del pasado jueves en la que Ferri preguntó al presidente valenciano cómo valoraba las manifestaciones sobre el imperio gay.
Puig dijo: “Desde el Consell lamentamos esas declaraciones, no son propias de quien ostenta tan alta responsabilidad. Fomentar el odio entre las personas no es nada cristiano”. Al día siguiente, Oltra reiteró la idea al asegurar que las palabras de Cañizares fomentaban los delitos de odio. Estas dos manifestaciones fueron las desencadenantes de que el cardenal mandara una carta a los dos líderes políticos. El lunes, en una conferencia, volvió a reiterar su defensa contra “la ideología de género” que fomentan la igualdad entre personas independientemente del sexo y que son la base de políticas pro derechos del colectivo LGTB.
LA “IGNOMINIA” EN LAS CORTES
Para el arzobispo, lo que ocurrió en aquella sesión parlamentaria fue una “ignominia” que apoyaron los “compañeros de ideología”. “Faltando al derecho fundamental de libertad religiosa y sin tener en cuenta el principio de una sana laicidad en una democracia plural, se me sometió a un juicio sin haberme escuchado y se me condenó”, dice en el escrito. Y sigue: “Tanto el sindic de Compromís como el presidente del Consell se permitieron unos juicios sobre mi persona verdaderamente infamantes, falsos y calumniosos que incitaban al odio y arrancaban el aplauso de sus compañeros de ideología que ratificaron aplaudiendo la ignominia que estaba acaeciendo”.
El cardenal critica que en aquella sesión fue insultado “gravemente” y que le “dolió particularmente” que se le acusara de incitar al odio contra homosexuales y lesbianas. “A quienes estimo, los valoro en su dignidad que les corresponde como personas y me merecen el máximo respeto (…) Mi lamento porque en ocasiones no se les trata como se debe”, ha dicho.
"¿SOY YO QUIEN FOMENTA EL ODIO?"
Antonio Cañizares alude además a los ataques recibidos cuando, en un acto público, se preguntó si la “invasión de emigrantes y refugiados” era todo trigo limpio. “¿Soy yo quien fomenta el odio, o lo fomentaron contra mí otros en otros ámbitos, como ahora en las Cortes con sesiones como la celebrada el jueves pasado con juicios y palabras de consecuencias imprevisibles y no deseables?”, prosigue.
El arzobispo, tras dejar “como no dichas” las palabras de la polémica homilía (no dice nada sobre el llamamiento a no cumplir la legislación basada en la “ideología de género”) tiende la mano al Consell. “Perdono muy sinceramente a quienes me han ofendido de esa manera, no les tengo ningún rencor y les tiendo la mano en señal de amistad (…) Eso sí, espero reciprocidad y les pido que rectifiquen (…) que dejen de acosar a la Iglesia, a personas e instituciones de la Iglesia y que actúen respetando la libertad religiosa. Rezo por ello y los perdono, no saben lo que hacen”.
Previamente, el presidente Ximo Puig se había pronunciado sobre la carta personal que recibió del cardenal la semana pasada. “Dos no discuten si uno no quiere”, ha afirmado. Oltra, por su parte, ha apuntado que está valorando si dirigirse a la Conferencia Episcopal si la “escalada” de manifestaciones del arzobispo continuaba.