Presume de ser la persona que más trabaja de todas las que conoce, de estar en la “primera infancia” pese a sus 84 años, de no tener sueldo... Juan Miguel Villar Mir cede, tras años de especulaciones, el testigo al frente de OHL. Lo tomará su hijo, quien lleva una década como delfín, vicepresidente del grupo constructor, y que ya ha dejado atrás la barrera de los 50. Un relevo que se había dejado entrever hace varios meses y que no llega, precisamente, en el momento más dulce de la compañía, que acaba de caerse del Ibex por su baja cotización en el parqué.
“Espero que mi hijo sea todavía mejor que yo”, ironizó Villar Mir este martes a los periodistas tras anunciar su marcha, que se hará efectiva la semana próxima cuando se reúna el consejo de administración de la compañía.
Su salida supone, además, el cese pactado de Josep Piqué (hasta ahora consejero delegado de OHL) y un paso más en la renovación de las cúpulas directivas de la gran empresa española. Llega sólo tres meses después del adiós de César Alierta de Telefónica y conlleva la jubilación de quien hasta hace unos días era el decano del Ibex 35. “En tres meses cumpliré 85 años, seguiré trabajando, pero es el momento adecuado”, asumió Villar Mir durante la junta de accionistas del grupo. “Juan [Villar Mir de Fuentes] lleva 10 años como vicepresidente, conoce la empresa como nadie”, añadió.
Relevos en el Ibex
Después de su retirada, que no será completa porque seguirá como presidente de la matriz de su ‘imperio’ empresarial, el Grupo OHL, sólo quedarán dos nombres por encima de la barrera de los 80 en el club de las 35 mayores empresas cotizadas. Por un lado, el presidente de Técnicas Reunidas, José Lladó, de 82 años, que sigue al frente de la empresa. Por otro, Salvador Gabarró, presidente de Gas Natural Fenosa, que hace unos días ironizó sobre su continuidad. “Estoy aquí de propina. Me iré cuando me dejen”, apuntó en referencia al control que CaixaBank ejerce sobre la compañía energética.
Villar Mir está a punto de cumplir 30 en la presidencia de su constructora. Simplemente, asume que ha llegado el momento porque, de sus declaraciones, no se desprende que tenga ganas de abandonar la gestión de la empresa. “Trabajo más de 12 horas al día, no conozco a nadie que trabaje más que yo. Estoy en la primera infancia y tengo una salud excelente. Yo no tengo tiempo ni de tener alzheimer”, bromeó.
De la política a la empresa
Villar Mir presume de ser un empresario hecho a sí mismo. Comenzó su carrera en Altos Hornos de Vizcaya al inicio de los 70. Sin embargo, su gran salto fue en la política. Fue ministro de Hacienda y vicepresidente de Asuntos Económicos durante el gobierno de Arias Navarro. Sólo permaneció en él un año, hasta julio de 1976. A pesar de ello, ahora asegura que no tiene ningún tipo de vinculación política.
“Yo creo en Dios, en la religión católica, en la propiedad privada y en la economía de mercado”, recalcó este martes, tras abogar por un gobierno de coalición entre PP y PSOE. “Ciudadanos también cabe”, matizó. Para él, quien no tiene hueco es Podemos porque su llegada al Gobierno sería un “desastre para la economía española”. Aún más, “una desgracia para España y todos los españoles”.
Opina sobre política a pesar de que salió de ella para volver a la empresa privada. “Compré Obrascón el 31 de julio de 1987, desde entonces he sido presidente. Entonces, perdía 1.000 millones de pesetas al año. Lo saqué a bolsa en 1991 y en estos 25 años hemos sacado al Ibex 90 puntos de valor en bolsa”, presumía este martes ante los accionistas de la constructora, a pesar de que la cotización de OHL (la suma de la constructoras Obrascón, Huarte y Laín) no vive su mejor momento.
Esta compañía es la principal pieza de su conglomerado empresarial, el grupo Villar Mir, que el pasado año sumó un volumen de ingresos de más de 7.200 millones de euros. Seguirá al frente de éste, en el que está la inmobiliaria Espacio, Ferroatlántica (dedicada a la metalurgia), Fertiberia, su inversión en el grupo de concesiones Abertis y, también, Mothercare, una enseña de ropa y artículos para niños.
Las piedras en el camino de su hijo
Villar Mir se marcha de OHL dejando una empresa que ha logrado superar la crisis, pero que aún tiene por delante algunos cuantos baches que superar. “Ha sido la peor crisis desde el año 1929”, aseguró. “Siento infinitamente que los resultados que presentamos sean moderados”. El pasado año, su beneficio “fue muy bajo, de sólo 56 millones de euros”. Un resultado que recibió las críticas de un accionista, por la rebaja del dividendo respecto a años anteriores. “A mí me da vergüenza tener que bajar el dividendo un 80% pero no les puedo engañar”, aseveró.
La evolución de la empresa, con una deuda neta total de 4.007 millones de euros, está marcada por su adiós obligado al Ibex. “Tenemos una cotización absurda de lo barata que es. Les recomiendo comprar acciones. Lo pienso de verdad”. Y confió en el beneplácito del mercado para recuperar la cotización, en que premien el relevo. El martes no lo logró y la acción volvió a desplomarse más de un 4%. En lo que va de año, OHL acumula una caída de más del 21%. “En cuanto nuestra acción suba un poco volveremos a entrar en el Ibex”, prometió.
Por delante, otro problema inmediato. El posible ‘brexit’. En Londres, Villar Mir tiene la sede de una de sus sociedades, Ferroglobe, y uno de sus proyectos estrella: la transformación en hotel del antiguo Ministerio de la Guerra de Winston Churchill, similar a la transformación del complejo Canalejas que está llevando a cabo en Madrid. “Salir de Europa sería un desastre para el Reino Unido. Hay economistas que pronostican una caída del PIB [británico] del 3%, pero creo que sería bastante más porque su economía gira, sobre todo, en torno a los servicios financieros. También sería caro para la Unión Europea y, especialmente, para España. Somos los dos países que tienen más tráfico aéreo del mundo y no digamos el turismo inglés en España", asumió.
Pero sobre la mesa, tiene otros dos problemas más polémicos. Por un lado, su yerno Javier López Madrid está siendo investigado por presunta financiación ilegal del PP de Madrid dentro de la operación Púnica, algo que la compañía niega. "Sobre mi yerno, López Madrid, se han dicho falsedades. En este momento todo lo que de están diciendo son falsedades, salvo lo de las 'tarjetas black'. Fue consejero de Bankia, le dieron una tarjeta, como a todos, y devolvió lo que se gastó y con intereses", asumió respecto a su otro escándalo, el uso de las 'tarjetas black' de la entidad financiera.
Otro problema viene del otro lado del Atlántico, de México. La semana pasada, OHL presentó una denuncia ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) contra la empresa mexicana Infraiber y su asesor legal Paulo Díez Gargari, por poner en marcha una campaña de desprestigio al dudar de la contabilidad de la constructora, lo que habría afectado a su cotización en bolsa. “Es completamente falso, lo ha dicho la CNMV, nuestra contabilidad es correcta y no hay nada que cambiar”.
Con la marcha de Villar Mir se dice adiós a un directivo que no ha pecado, precisamente, de silencio y de no dar su visión de las cosas. Tampoco de sí mismo o de su sueldo. “Jamás he percibido un céntimo de sueldo [en OHL]. Sólo la pequeña parte que me toca del consejo, 70.000 euros al año y lo que cobra el consejo es fijo desde hace 10 años, 700.000 euros”, afirmó. A la pregunta de un accionista sobre si no es momento de bajar el sueldo a la dirección de la empresa, fue tajante. “Llevamos 10 años así, me parece que plantearles renunciar no sería justo. Cobran una remuneración pequeña en los años buenos y en los malos. 700.000 euros no nos sacan de pobres”.