Año 2004, Juan Roig, presidente de Mercadona, ponía la internacionalización como objetivo de la empresa. Era el momento, el grupo crecía a un ritmo de 100 supermercados al año y España se le quedaba pequeña, no había mucho más sitio donde crecer.
Año 2016, Mercadona anuncia su expansión. Abrirá en Portugal en 2019. Serán cuatro supermercados en el país vecino, donde más puede aprovechar su red de distribución logística. Hoy, su ritmo de aperturas en España es sensiblemente inferior, de 60 establecimientos al ejercicio.
Entre ambas fechas, varios intentos fallidos de viajar al extranjero. Y una crisis económica que se ha llevado por delante la capacidad de consumo de los españoles.
Expansión internacional en 2019
La cadena de supermercados valenciana anunció este jueves que saldrá de España en 2019. Ese año abrirá cuatro supermercados en Portugal. Por ahora, no da más detalles de en qué ciudades estarán esas tiendas (ahora tiene que buscar los emplazamientos) pero el anuncio es un paso de gigante para la cadena de distribución que, año tras año, ha tenido que dar explicaciones a los medios de por qué no salía de España.
La primera vez que Mercadona puso una fecha objetivo para salir de España fue en 2006. Entonces, reconoció que la internacionalización estaba entre sus prioridades en el plazo de cuatro años. No tenía cerrada ninguna operación pero estaba analizando sus opciones. Su intención era superar la cifra de 1.500 locales en 2010. Sin embargo, ese número lo alcanzó en 2014.
Pese a que la economía ya estaba tocada, en 2008 mantenía el mismo rumbo. “Continuamos estudiando el mercado internacional y cada vez sabemos más de él, aunque hoy por hoy no hemos encontrado nada que se ajuste al proyecto", aseguraba Roig en una entrevista en la revista del Instituto de la Empresa Familiar. Los posibles destinos barajados (aunque Mercadona no los confirmaba) era Francia, Marruecos, Italia y, de nuevo, Portugal.
“La que viene es gorda”
Y llegó el desplome. Sobre todo en 2009, cuando sus ventas se resintieron y su beneficio sufrió un tijeretazo. Ese año, su facturación repuntó un 1% (superó los 15.500 millones) pero en superficie comparable (los ingresos en las tiendas abiertas más de un año, que indican la salud del negocio) se recortó un 3%. Su beneficio, se desplomó un 16% (fue de 270 millones).
Roig, entonces no puso paños calientes. “La que se nos viene es gorda”, reconoció a la prensa al presentar resultados. “Hemos vivido durante quince años en la España rica”, criticó. “Ahora tiene que producirse un equilibrio entre nivel de vida y productividad” y evitar con ello que “África vuelva a empezar en los Pirineos”.
Mercadona se apretó entonces el cinturón, aceleró las medidas para rebajar el precio de sus productos (por ejemplo, ahorrando en los envases) y volvió a retomar el ritmo de crecimiento. En 2011 la crisis parecía ya un espejismo del pasado y su beneficio prácticamente se duplicó, hasta alcanzar una cifra récord de 474 millones de euros.
Fue entonces cuando llegó una de las declaraciones que han marcado la trayectoria del empresario valenciano. “Cada vez hay más bazares chinos en España porque practican la cultura del esfuerzo que nosotros no hacemos”. Volvió a hablar de austeridad, pese a que la internacionalización ya volvía a estar ya sobre la mesa. Y la brújula, entonces, miraba al Este.
Italia, en el punto de mira
La cadena minorista estaba buscando en Italia, aunque no había confirmación oficial. De hecho, se llegó a hablar de cadenas de supermercados como objetivo a adquirir. Así, Mercadona no iba a empezar de cero, sino que tiraría de talonario para aprovechar las ventajas de un operador ya implantado, con conocimiento del mercado local y de las preferencias de los consumidores transalpinos.
Y, de nuevo, marcha atrás. “Estábamos buscando oportunidades en un país extranjero y decidimos pararlo, porque ahora lo más importante que tenemos, más que Hacendado o el código de barras, es la sostenibilidad del producto fresco, que es nuestro cambio más radical”. Así fue. Roig apostó por poner en marcha una nueva estrategia, acercarse al producto local y controlar toda la cadena de producción, desde el agricultor o el ganadero hasta que los frescos llegan a la estantería de sus súper.
Esta estrategia se traduce en el concepto Caspopdona. Acrónimo de Cadena Agroalimentaria Sostenible de Mercadona, que está poniendo en marcha y se desarrollará en los próximos ejercicios. Quiere dejar de ser un mero distribuidor con una facturación, al cierre de 2015 de 20.831 millones de euros y un beneficio de 611 millones.
De hecho, la idea de centrarse en la relación con el cliente final iba a dejar de nuevo congelada la expansión internacional. Así lo aseguró Roig hace sólo tres meses. “Vamos a continuar en España, es mucho más prioritario construir una cadena agroalimentaria sostenible, ya tocará salir”, aseguró en marzo.
Ahora cambia el paso, se fija en Portugal, en la que invertirá 25 millones para las cuatro aperturas programadas. No da más detalles de localización, pero lo previsible es que sean tiendas similares a las de España, con una superficie comercial en torno a los 1.400 cuadrados y parking.
“La elección de Portugal por parte de Mercadona, para iniciar su plan internacional, ha estado determinada por tratarse de un mercado cercano, de proximidad logística, que se encuadra dentro del crecimiento orgánico y natural de la empresa”, resumía la empresa este jueves al argumentar el porqué de elegir el país luso. Cuando Mercadona inaugure en Portugal habrán pasado 42 años desde su fundación.