El escenario de un gobierno en minoría con 137 diputados es la alternativa que parece más asequible para Mariano Rajoy. Aunque el presidente del Gobierno en funciones declare que quiere negociar un acuerdo estable con el PSOE y Ciudadanos, en realidad lo único que razonablemente puede pactar ahora es la abstención de los socialistas, lo que le garantizaría una investidura en segunda votación a partir del 20 de julio con esos 137 votos. Neutralizados los 85 votos socialistas, el resto sólo suma 128 escaños.
Si la vía socialista quedara cancelada, y siempre hablando de una investidura por la mínima, Rajoy tendría que negociar una coalición de abstencionistas entre Ciudadanos, Coalición Canaria (CC) y PNV hasta garantizarse al menos 39 abstenciones. Un camino mucho más complejo, pero no intransitable.
La palanca que permitiría esa investidura de Rajoy es el temor a que una conducta obstruccionista desencadene una tercera convocatoria electoral. Tanto Sánchez como Rivera prometieron en Sitges, ante algunos de los empresarios más destacados del país, que harían todo lo posible para evitar una tercera llamada a las urnas.
Si Rajoy supera la sesión de investidura deberá gobernar España como un circo de dos pìstas
El problema inicial es que ninguno de los supervivientes del domingo ha terminado de digerir la situación. Ni el PSOE se ha liberado de su temor a Podemos, ni Ciudadanos de los reflejos tácticos creados por la campaña. Por lo tanto, Rajoy se marcha un par de días a una cumbre europea, lo que además reforzará la idea de que nos encontramos en una coyuntura muy grave. Sánchez y Rivera también acudirán a Bruselas para informarse del asunto. El 'brexit' nos impone una nueva restricción: la de ser serios y no hacer “cameronadas” como el referéndum constitucional que Matteo Renzi ha convocado en Italia para octubre.
Si Rajoy supera la investidura se encontrará con que debe gobernar España como un circo de dos pistas. En al menos uno de ellos tendrá que articular una mayoría para aprobar leyes de carácter económico. Es probable que si el PSOE quiere ocupar el papel de líder de la oposición -para no brindárselo gratuitamente a Podemos-, Rajoy no pueda contar con ellos en esta materia. Pero puede construir una mayoría pactando con Ciudadanos, con el PNV, con CC y hasta con la derecha catalana que en algún momento deberá bajar del monte.
La ley más importante son los Presupuestos, pero está muy marcada por Bruselas
La ley de contenido económico más importante son los Presupuestos, pero sus grandes números están muy controlados por Bruselas. Esto permite un cierto mejoramiento técnico, pero ya no deja tanto campo a la arbitrariedad como el que tenía Zapatero para hacer regalos al PNV y a CC en su segunda legislatura. El PP tendrá que ser creativo con las concesiones.
La otra pista sería la de las leyes de carácter o alcance territorial, donde el apoyo nacionalista sería difícil de conseguir y el PSOE sería imprescindible. Pero es precisamente en el asunto territorial donde el PSOE ha puesto su frontera política con Podemos, y eso podría crear un ámbito de encuentro con el PP.
Una vez investido el presidente, éste goza del blindaje de la moción de censura constructiva y de un arma poderosa, la posibilidad de adelantar las elecciones argumentando que los demás no le dejan gobernar.
Hay quienes creen que la alianza PSOE-Podemos volverá a plantearse. Sólo suman 156 escaños y para encontrar el resto de los apoyos tienen dos opciones: o pactar con Ciudadanos (188 escaños), cosa a la que Pablo Iglesias ya se negó hace unos meses y que le transformaría en comparsa de Sánchez y Rivera, o explorar un pacto con fuerzas nacionalistas (ERC, Bildu, PNV o Convergencia) que precisamente compiten con las confluencias locales de Podemos. Si, con todo, se superaran esos recelos, se configuraría una coalición tan fuertemente “antiespañola” que el PSOE difícilmente estaría cómodo en ella.