CaixaBank finalmente ha conseguido lo que llevaba meses persiguiendo, la vía libre para tomar el control de la asamblea del banco portugués BPI. Esta era la condición imprescindible que había impuesto la entidad catalana para ejecutar la compra del banco portugués. Los accionistas de BPI han aprobado esta mañana eliminar la limitación del 20% sobre el derecho de voto, por lo que la OPA seguirá adelante.
El cambio de los estatutos se ha aprobado gracias a la abstención de Isabel Dos Santos, que controla los votos de Banco de Fomento de Angola (BFA) y los votos de los otros accionistas han dado a entender que están a favor de la operación. Ha resultado significativo el apoyo de la aseguradora alemana Allianz, que controla 8,4% de las acciones del banco, y que parece hacer explícito su visto bueno a la operación.
Artur Santos Silva, presidente del BPI, dijo en la asamblea de accionistas que el BPI no descarta participar en la subasta de compra del fallido Novo Banco. "Estamos estudiando la operación muy seriamente, y el asunto que resolvimos hoy acaba con un bloqueo que hasta ahora había imposibilitado esta opción". En la relación a la próxima toma de control por parte de Caixabank, el primer ejecutivo del banco admitió que no es una idea con la que esté demasiado dispuesto. "Infelizmente, el capital portugués no consigue soportar las exigencias de esta institución. Un BPI portugués era el sueño de muchos, incluso era el sueño mío, pero no ha sido posible".
Acuerdo con Dos Santos sobre el BFA
Esta decisión ya se intuía en las últimas horas, ya que en la noche del martes, BPI anunció un acuerdo de venta del 2% del capital social que controla en el Banco de Fomento de Angola (BFA) a la operadora Unitel, controlada a su vez por la angoleña Isabel Dos Santos. La empresaria africana, que ya controla el 49,9% del capital del BFA, pasaría a ser la mayor accionista de la entidad angoleña, pagando 28 millones de euros por las 26.111 acciones.
El traspaso ha sido forzado por el Banco Central Europeo (BCE) pese a la oposición del consejo, como admitió este miércoles en la junta el propio responsable de BPI Santos Silva. El acuerdo fue formalizado a través de un comunicado publicado conjuntamente por el BPI y Unitel en la página web de la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) portuguesa.
El BPI retiene un 48,1% del capital del banco –del que provienen el 75% de los beneficios del banco luso– y cumple con las órdenes del Banco Central Europeo (BCE), que exigió que la entidad portuguesa redujera su exposición al mercado angoleño. - El BFA tiene hasta el 9 de diceimbre para pagar los dividendos que debe al BPI, correspondientes a los años 2014 y 2015. Suman 66 millones de euros.
La cotización de BPI sigue suspendida después de conocerse la votación y su valor bursátil asciende hasta 1.600 millones de euros.
Este acuerdo de venta ya anticipaba el resultado de la votación, ya que incluía la condición de que sólo se llevaría a cabo la operación en el supuesto de que Dos Santos –a través de su ‘holding’, Santoro– aceptase eliminar la limitación de los derechos de votos dentro de la asamblea de la entidad lusa.
Este factor es clave en la opa de Caixabank, pues aunque la entidad catalana controla un 45,16% del capital del banco portugués, los estatutos de BPI limitan los derechos de votos de cada accionista al 20%. Este factor hace que Caixabank tenga el mismo poder que Dos Santos –hija del dictador angoleño Eduardo Dos Santos y actualmente la mujer más rica de África– dentro del banco portugués. La africana controla apenas un 18,6% de las acciones de la entidad pero su peso es prácticamente idéntico al de los catalanes.
Hasta ahora, Dos Santos había conseguido bloquear la opa de Caixabank por el 100% del BPI junto al empresario portugués Tiago Violas, accionista minoritario que, pese a sólo poseer 2,6% de la entidad, consiguió aplazar votos claves en el proceso a través de demandas y la solicitud de medidas cautelares. Sin embargo, Violas ya da por hecho que los catalanes se harán con el control del banco portugués, y el nuevo acuerdo entre el BPI y Unitel indica que la operación contará incluso con el beneplácito inesperado de la empresaria angoleña.
La Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) lusa ha suspendido esta mañana la cotización de los títulos del Banco Portugués de Inversiones (BPI). La cotización de BPI sigue suspendida después de conocerse la votación y su valor bursátil asciende hasta 1.600 millones de euros.
Dos años de negociaciones y culebrones
Caixabank intentó hacerse con el control del BPI a principios de 2015, cuando lanzó su opa inicial sobre la entidad portuguesa ofreciendo 1,329 euros por acción. A esa altura, como ahora, la tentativa fue bloqueada por Dos Santos y Violas: la angoleña argumentó que la oferta era demasiado baja mientras que el empresario luso defendió que el banco debería seguir siendo un proyecto “multiaccionista” y se opuso a la ‘españolización’ de la entidad.
El delicado estado del banco portugués y su necesidad de reducir su exposición al mercado angoleño a instancias del BPI hizo que volvieran a surgir negociaciones entre la multimillonaria Dos Santos y los catalanes el pasado otoño. Caixabank se quería hacer con el control del BPI. Dos Santos quería hacerse con el control del BFA. En principio, parecía que sería un proceso simple: la empresaria dejaría de bloquear a Caixabank dentro de la asamblea general del banco y los catalanes le venderían las pocas acciones que necesitaría para que ella consiguiese la ansiada mayoría en la entidad angoleña.
Disputas acerca del precio de las acciones, sin embargo, hizo que el proceso se complicara. La fortuna de Dos Santos va inevitablemente ligada a la economía de Angola, que actualmente pasa por un momento complicado, tanto que se ha visto obligado a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) ante la caída del precio del petróleo, que representa el 40% del PIB nacional. La empresaria rechazaba tener que poner dinero líquido para adquirir las acciones, pero el BPI, que todavía no ha recibido unos 66 millones de euros en dividendos que le debe el BFA desde 2014, exigía un pago efectivo para llevar a cabo la operación.
La presión por parte del BCE, que amenazaba con imponer multas 160.000 al día al banco si no reducía su presencia en el BFA antes del 10 de abril, hacía que una resolución fuera cada vez más necesaria. Dos Santos utilizó el tiempo a su favor, haciendo uso del estatuto limitando el derecho de voto para bloquear a Caixabank e intentar conseguir un acuerdo especialmente jugoso. Inicialmente pareció que lo había conseguido, pues se llegó a anunciar un acuerdo entre las partes, pero finalmente la angoleña dio marcha atrás y rompió el pacto al que había llegado, pidiendo mayores concesiones por parte de los catalanes.
Fue entonces cuando el primer ministro socialista António Costa tomó cartas en el asunto: el colapso de Banif y Novo Banco el pasado diciembre habían minado las políticas económicas del Gobierno, y el BPI no podía convertirse en otro dolor de cabeza para el Ejecutivo. Por este motivo, Costa promulgó un decreto ley obligando a los accionistas de los bancos lusos a votar el futuro de las limitaciones sobre los derechos de votos en sus respectivas asambleas generales. Casi simultáneamente, el Consejo de Administración del BPI aceptaba contemplar una nueva opa de Caixabank, esta vez por 1,113 euros por acción.
Pese a ser inferior a la oferta rechazada en mayo de 2015, la actual opa es vista favorablemente por el Consejo, ya que consideran que nuevos dueños lograrían resolver el asunto de las acciones mayoritarias en el BFA y las posibles multas del BCE. Por su parte, el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, ha señalado que el banco no aumentará el precio que ofrece, y que es superior a los 1,091 euros por los que las acciones del BPI cotizan en la actualidad.
A principios de septiembre se rumoreó que CaixaBank había perdido paciencia con el proceso y se planteaban retirar la oferta; poco después, sin embargo, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad, desmintió los rumores y afirmó lo contrario, insistiendo en que Barcelona seguía interesada en el banco portugués, y llegando incluso a declarar que "paciencia tenemos toda, y seguiremos teniéndola". Con la votación del miércoles, esa paciencia finalmente ha tenido su debido resultado: desbloqueado el proceso, CaixaBank ya tiene la vía libre para hacerse con el BPI.