El Brexit que defiende la primera ministra británica, Theresa May, es el radical: Reino Unido para los británicos. En el cierre del congreso del Partido Conservador británico ha presentado su plan para limitar, lo máximo posible, la contratación de extranjeros y hasta la entrada de estudiantes.
La ministra de Interior, Amber Rudd, ha sido la encargada de desarrollar el plan para estos límites en inmigración, asegurando que son propuestas que aún están en estudio.
La más llamativa es obligar a las empresas a publicar una lista con nombres y apellidos de todos los trabajadores extranjeros que tengan en su plantilla. Además, el gobierno británico quiere establecer un cupo que limite a los inmigrantes con contrato en el país.
La idea de los conservadores es que los jóvenes británicos "tengan preferencia a la hora de encontrar un trabajo" y que se apueste por la "mano de obra del país".
Aún no hay cifras definitivas pero se habla de rebajar en 100.000 el número de trabajadores que ahora mismo trabajan en situación totalmente legal en Reino Unido.
La guerra con la City está servida. Los empresarios de la zona financiera de Londres han sido los primeros en dar la voz de alarma y en calificar de xenófobo el discurso.
El responsable de la Cámara de Comercio británica, Adam Marshall, ha insistido en que contar con fuerza de trabajo internacional nunca tiene que ser visto como una "vergüenza".
"La mayoría de las empresas hacen todo lo posible para formar a sus trabajadores, comprometerse con las escuelas y universidades locales, y buscar empleados locales antes de ir al mercado en el extranjero - que es a menudo un paso costoso y burocrático", añadió.
Pero no sólo afecta a los trabajadores. La intención del Gobierno de Reino Unido es limitar también la entrada de los estudiantes a las universidades británicas para que tengan más opciones los jóvenes del país.
Rudd también ha prometido una sanidad británica, con médicos y enfermeras británicos, rompiendo con la contratación de miles de trabajadores sanitarios de fuera de Reino Unido que ha sido necesario para que sistema acabara con las listas de espera que asfixiaban al sistema en los últimos años.