Manuela Carmena hará de Madrid un Monopoly para los bancos. A partir de 2017, los dueños de los cajeros automáticos pagarán una tasa por hacer uso del espacio público, como ya se hace en otras ciudades y como ocurre en otros negocios, como en la hostelería con las terrazas. El Consistorio prevé recaudar 745.500 euros con esta nueva tasa, sin embargo, será un dinero que no podrá gastar, al tener limitado el incremento de su Presupuesto. Todas las Administraciones tienen que ajustarse a la regla de gasto que establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Esta normativa impide elevar el gasto por encima del crecimiento potencial de la economía con el objetivo de generar una senda sostenible de las cuentas públicas.
Madrid cuenta ya con más de 500 millones de euros anuales de superávit, esto es, sus ingresos exceden con creces el gasto que está autorizado a realizar. Por lo tanto, crear una nueva tasa o un nuevo impuesto no permitirá al Consistorio elevar el gasto corriente, da igual lo que recaude. El Ayuntamiento no tiene ningún problema de ingresos, por lo que la nueva recaudación irá destinada a acumular tesorería o a amortizar de forma anticipada la deuda milmillonaria que dejó el exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón.
La regla de gasto limita el aumento de los empleos no financieros (gasto corriente) al crecimiento potencial de la economía, que actualmente está por debajo del 2%. En otras palabras, el gasto corriente de Madrid no podrá aumentar en más de 170 y con el superávit de más de 500 millones de euros se puede sufragar sin problemas.
El equipo de Manuela Carmena ya ha intentado burlar al Ministerio de Hacienda para elevar su techo presupuestario contabilizando su tesorería de 2015 como gasto, pero no lo ha conseguido. En definitiva, el Consistorio podrá recaudar más con la tasa a los cajeros, pero no podrá elevar el gasto público en la misma cantidad.
En cualquier caso, 750.000 euros sobre el total del Presupuesto de Madrid es una cuantía muy baja. El Plan Económico Financiero (PEF), que presentó el Ayuntamiento a Hacienda incluía un aumento del gasto público para este ejercicio de 1.000 millones de euros. El Ministerio rechazó este Plan cuando lo recibió y así se lo comunicó al Ayuntamiento, debido a que incluía un aumento del gasto corriente (empleos no financieros) que vulneraba la regla de gasto. En definitiva, que el problema es de gasto, elevar los ingresos no variará el techo presupuestario del Consistorio.
La vía pública
El Ayuntamiento considera que los bancos emplean dos metros cuadrados de vía pública por cada cajero que está situado en la fachada de las sucursales. El uso de este espacio ya no les saldrá gratis a los bancos, sino que tendrán que pagar una tasa modesta en comparación con otras ciudades en las que ya existe esta figura. En concreto, habrá nueve categorías fiscales y el emplazamiento determinará el precio aplicado.
La tasa más baja será de 26 euros anuales y la máxima no sobrepasará los 750 euros. Como en el Monopoly, caer en el Paseo del Prado no costará lo mismo que pasar por el barrio de Fuencarral. Todavía está por ver cómo reaccionan las entidades bancarias, pero no es probable un sobrecoste al usuario, teniendo en cuenta las experiencias en otros municipios. Las comisiones que aplican las entidades son a nivel nacional, por lo que es difícil que una tasa limitada y local como esta acabe afectando a todos los clientes de las entidades.
El equipo de Carmena estima que hay 2.084 cajeros de Madrid (ha reclamado la cifra exacta al Banco de España, pero todavía no tiene los datos), que permitirían recaudar unos 750.000 euros anuales. De media, las entidades pagarían unos 360 euros por cada cajero que esté en la fachada (no se verán afectados los que estén dentro de la sucursal o de otros edificios). El delegado de Economía y Hacienda de Madrid, Carlos Sánchez Mato, ha explicado que este dinero se destinará a "los programas sociales". Sin embargo, a menos que Hacienda acepte un incremento del gasto del Consistorio, el Presupuesto no podrá aumentar por encima de lo que marca la regla de gasto.
Una tasa repetida
El Ayuntamiento de Madrid no está creando nada que no exista ya. Hasta 19 grandes ciudades españolas, entre las que se encuentran Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Las Palmas o Bilbao ya cuentan con una tasa similar a la anunciada por Carmena. Tampoco es un experimento nuevo en la Comunidad de Madrid, ya que hay varias localidades que aplican un cobro similar, entre ellas Alcalá de Henares (PSOE), Torrelodones (Vecinos por Torrelodones), Las Rozas (PP), Boadilla (PP) y Pozuelo de Alarcón (PP).
En Barcelona, por ejemplo, se aplica a los cajeros abiertos en la vía pública a menos de ochenta centímetros de línea de fachada. Al igual que prevé Carmena, en la ciudad condal se implantaron distintas categorías, que van de los 171 euros a los 855. La más baja es superior a la madrileña, pero la más alta, inferior. En Málaga, en cambio, la cuota es fija: 600 euros anuales por cajero.