El Banco de España (BdE) permitió a las cajas de ahorros que iban a fusionarse en el Banco Financiero de Ahorros (BFA, hoy Bankia) que cargaran contra sus reservas los deterioros existentes a finales de 2010 y así evitar que afloraran en su cuenta de resultados las pérdidas que tenían antes de la fusión. Ahora bien, el regulador se cuidó mucho de que esa decisión fuera asumida expresamente por el consejo de administración de cada caja y la norma se aplicó a todas las entidades españolas que se estaban fusionando, no sólo a las que finalmente dieron origen a Bankia.

Así se desprende de la documentación aportada por el regulador al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que investiga la fusión y salida a bolsa de Bankia, y a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, tras la petición de estas nuevas pruebas por parte de la Confederación Sindical de Crédito (CIC), representada por el abogado Andrés Herzog. El magistrado había requerido a la institución que remitiera el acta de 29 de diciembre de 2010 por la cual el BdE decidió aceptar la propuesta presentada por Caja Madrid -bajo la dirección de Rodrigo Rato-, por Bancaja -con José Luis Olivas-, y otras cajas que iban a fusionarse en el BFA, de imputar dichos deterioros contra reservas en vez de contra su cuenta de resultados, además de no presentar las cuentas anuales consolidadas, con lo que evitaron exponer las pérdidas que habían aflorado. Éstas eran fruto de créditos mal valorados y habían supuesto un deterioro neto de 7.619 millones de euros.

A pesar de que el Banco de España tuvo un debate interno de si se debía permitir que no se reflejara la situación real de cada una de las cajas, en proceso de fusión, finalmente se admitió al existir razones de supervisión que lo justificaban. El juez está analizando hasta qué punto el Banco de España es responsable del maquillaje de las cuentas de las cajas que generó ese agujero en Bankia.

Ahora bien, la entidad, en su momento dirigida por Miguel Ángel Fernández Ordoñez, dejó esa autorización supeditaba a la aprobación de cada consejo de administración. En la carta remitida por el director general de Regulación en funciones del BdE, Jerónimo Martínez Tello en nombre del titular José María Roldán que estaba ausente, a cada uno de los presidentes de las cajas que se iban a fusionar en el BFA les informaba que el regulador había aceptado su propuesta de cargar las deterioros contra reservas y no formular las cuentas anuales consolidadas, siempre y cuando tuvieran el visto bueno de sus consejos de administración y lo permitiera la legislación mercantil.

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Según fuentes de la defensa, efectivamente el ajuste a valor razonable se hizo en las cuentas de las cajas antes de transferir los activos y pasivos a BFA. Explican que no afecta al resultado contable hacerle de una u otra manera. “El resultado contable nunca se puede ver afectado por una variación en el saldo de la provisión por un ajuste de cambio de criterio del coste al valor razonable consecuencia de la fusión, se haga en las cuentas que se haga (cajas o BFA). La normativa es clara al respecto. Nunca”, añaden.

Toda la documentación entregada por el Banco de España al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu refleja que el regulador permitió a las cajas de ahorros que se iban a integrar en el BFA -entre ellas Caja Madrid y Bancaja-, no presentar en 2010 las cuentas anuales consolidadas.

Las cajas de ahorros que habían puesto en marcha las fusiones descubren el afloramiento de descuadres entre los libros de cuentas y el valor real. Es decir, se ponen en la tesitura de imputar y reflejar sus pérdidas en la cuenta de resultados de ese ejercicio o, por el contrario, hacerlo contra las reservas para no aflorar pérdidas en sus cuentas.

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