Si las condiciones son desfavorables, solo sobrevive el más fuerte. Puede ser una de las conclusiones que se extraigan de una cifra: desde 2007 a 2016, el pequeño comercio ha vendido casi un 30% menos o, como lo denomina el Instituto Nacional de Estadística (INE), las empresas unilocalizadas, aquellas con un solo punto de venta.
Las únicas beneficiadas durante la crisis han sido las grandes cadenas, las que cuentan con al menos 25 locales y tienen 50 o más asalariados, que han crecido en ventas un 7,4%. Pero las causas no se explican solo por la coyuntura económica, sino que también influye el aumento de la competencia, los nuevos hábitos de consumo y la irrupción de las compras por internet, tres "ligas" en las que el pequeño comercio muchas veces no puede jugar.
Como ejemplo, vale conocer que, según la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), el comercio electrónico en España ha multiplicado por seis su tamaño desde 2007. El escaparate de Zara (Inditex) en la web es visitado por 22 millones de usuarios mensuales, según la estimación Similarweb. Algo con lo que el pequeño comercio no puede competir.
Tampoco las grandes superficies están saliendo bien paradas de la recesión. De hecho, han perdido cerca del 23%, una cifra quizá motivada por los cambios en los hábitos de consumo de los españoles, que cogen menos el coche para desplazarse a estos lugares a hacer la compra. Las grandes superficies son, según la metodología del INE, aquellos establecimientos con más de 2.500 metros cuadrados destinados a venta y exposición.
Así, tampoco han quedado en buen lugar durante la crisis las pequeñas cadenas, que son todas aquellas empresas con más de un local, excepto las que tienen 25 o más y 50 o más trabajadores. Estas, como el pequeño comercio, han perdido cerca del 30%.
¿Libertad comercial y de horarios?
La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged) -que agrupa a compañías como El Corte Inglés, Ikea, Grupo Cortefiel, entre otras- considera necesario seguir avanzando en la libertad comercial y de horarios porque "genera oportunidades de negocio y empleo, impulsa el turismo de compras y dinamiza la vida de los grandes núcleos urbanos".
Como ejemplo, Anged cita a la Comunidad de Madrid, donde, asegura, la libertad de horarios ha generado 15.500 empleos. Así se desprende del estudio elaborado por la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI), para quien la libertad de horarios ha mejorado "el bienestar del consumidor" y aporta "mayor capacidad de elección de los compradores y su gestión del tiempo".
Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos. Para la Confederación de Comercio de Madrid (Cocem), el "gran perjudicado" de esta liberalización de horarios es el comercio tradicional. Para los comerciantes, esta medida, aprobada en 2012, ha sido la causante del cierre de más 2.500 empresas del sector comercio, 1.350 en el último año, de las cuales un 90% eran comercios de menos de 5 trabajadores. Además, apunta, está provocando una "desertización" de las zonas comerciales de los barrios.
Destrucción de empleo
Esta caída de las ventas ha afectado a los puestos de trabajo. En total se han destruido casi un 6% de los empleos. No obstante, no ha afectado igual a todas las modalidades de distribución. De hecho, en las cadenas hay en torno a un 5% más de empleos de los que había antes del inicio de la crisis. Este sector ha sido uno de los que ha aumentado su demanda de trabajadores durante estos años tan complicados.
El resto sí que han destruido empleos, aunque a un ritmo menor del que cayeron sus ventas. A pesar de que en el pequeño comercio han caído las ventas cerca de un 30%, apenas se han perdido el 2,5% de los puestos de trabajo.
La peor parte se la llevaron las grandes cadenas, donde la ocupación ha caído casi un 22% desde el año 2008. También en las grandes superficies se ha destruido empleo, en total, uno de cada diez empleos existentes al inicio de la crisis.