Aceta rechaza la tasa medioambiental a la aviación que propone Bélgica
Madrid, 7 mar (EFECOM).- La Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta) se ha posicionado en contra de la tasa medioambiental que propone Bélgica a la aviación por considerarla "nociva" para el sector aéreo, el turismo y la economía, y pide al Gobierno que "rechace cualquier tentación" de implantarla.
Al mismo tiempo, le insta a que abogue por incentivos a la investigación de combustibles sostenibles en el transporte aéreo, para fomentar su uso, y apueste de forma "decidida" por la implementación del acuerdo global de comercio de emisiones alcanzado en el seno de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Bélgica ha planteado esta semana a sus socios de la Unión Europea (UE), en la reunión de ministros de Medio Ambiente, introducir un impuesto a la aviación comercial, con respecto a su impacto medioambiental, bien gravando el combustible o los billetes, similar a otra iniciativa presentada por Holanda el mes pasado a los titulares de Finanzas y Economía de los Veintiocho.
La asociación ha advertido este jueves, en declaraciones a Efe, de que la propuesta "tendría un efecto muy negativo, ya que frenaría el crecimiento del sector y, con ello, la conectividad aérea, el turismo y, por ende, la economía y el empleo", recordando que Holanda ya introdujo una tasa de este tipo en 2008, quitándola al año siguiente.
Aceta cuestiona la eficacia de la medida para la finalidad que se persigue, pues se trata, en su opinión, de un gravamen recaudatorio, que no guarda relación alguna con la reducción de emisiones, cuestión para la que se deben buscar propuestas alternativas como, por ejemplo, el uso de biocombustibles en la aviación.
En este sentido, ha insistido en el compromiso "total" del sector aéreo con la sostenibilidad medioambiental, mediante un importante esfuerzo inversor en renovar su flota.
A su juicio, el impuesto planteado por Bélgica se sumaría a otras tasas ya en vigor (aeroportuarias y de navegación) que encarecerían el transporte aéreo, desalentando, así, a los pasajeros a utilizarlo para viajar, lo que perjudicaría al turismo e, indirectamente, a la economía.
Aceta ha explicado que la aviación se rige por el comercio de derechos de emisiones de gases de efecto invernadero acordado por la OACI en 2016, con el objetivo de detener su crecimiento a partir del 2020 y evitar, además, la distorsión competitiva que generaría la proliferación de esquemas regionales no homogéneos.