Economista Carlos Sebastián cree que el Gobierno de Sánchez ha sido un fiasco
Madrid, 31 mar (EFECOM).- El economista Carlos Sebastián considera que el Gobierno de Pedro Sánchez ha resultado ser "una gran decepción", y se muestra pesimista respecto a que alguna formación política tenga la voluntad de llevar a cabo la regeneración institucional que ve necesaria para que la economía avance.
En una entrevista con
Cuando llegan al poder "todos mantienen las mismas reglas", dice Sebastián, que lo ve como una cuestión "más corporativa que partidista" y que no percibe que la calidad del Estado de derecho sea un prioridad para ningún partido del espectro político.
En opinión de Sebastián, que fue director general de Planificación del Ministerio de Economía y Hacienda (1983-84) durante el primer gobierno de Felipe González, la falta de transparencia institucional y la baja profesionalidad del aparato del Estado son las principales rémoras que impiden que la economía avance.
Considera que mejorar estos aspectos es básico para avanzar en la eliminación de otros escollos que frenan la productividad de la economía, como la parcialidad en la contratación pública y la ausencia de buenos gerentes en las empresas, lo que genera un círculo vicioso entre un Estado clientelar y una economía cartelizada en la que la competencia brilla por su ausencia.
"Hay algunos empresarios buenos, pero son pocos", dice Sebastián, que opina que en un Estado clientelar "no hay incentivos para ser un buen gerente" dado que prima la máxima de "quien tiene un amigo tiene un tesoro".
"Si tener un amigo en el aparato de concesión de obra pública me asegura un contrato o si ser miembro de un cartel multiplica por diez mi beneficio ¿a quién le importa la gestión?", asegura.
Sobre la cartelización de la economía, "mayor de la que sabemos", apunta que es responsabilidad de las empresas que se alían y manipulan el mercado, pero también de quien tiene la función de supervisarles "y no lo hace bien", afirma Sebastián, que añade que "los directivos de las empresas saben más que los reguladores nombrados a dedo" por cuotas políticas.
"El problema es que hay una visión patrimonial de la Administración. Los funcionarios y los directivos públicos se han creído que están al servicio del Estado y no entienden que están al servicio de los ciudadanos", dice el economista, que lamenta la escasez de méritos de muchos altos cargos de la Administración y la ausencia de rendición de cuentas a la ciudadanía.
A la falta de buenos empresarios suma la dualidad del mercado laboral, con una diferencia entre trabajadores temporales e indefinidos que impide que las empresas sean más eficientes.
Asimismo, critica el fracaso de unas políticas activas de empleo que no sirven para rescatar a la población desempleada y el exceso de burocracia en torno a prestaciones asistenciales que lleva a que gente con derecho a una renta mínima autonómica, por ejemplo, nunca llegue a cobrarla.