Bruselas, 1 abr (EFECOM).- El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, afirmó hoy que el débil crecimiento en la eurozona está pesando sobre los precios y ralentizando el aumento de la inflación hacia cotas cercanas al 2 %, lo que justifica que se mantenga una política monetaria acomodaticia.

"El impulso más débil del crecimiento dejará su marca en las presiones de los precios domésticos, ralentizando el ajuste de la inflación hacia nuestro objetivo", dijo el vicepresidente del BCE en referencia al mandato que tiene la institución para situar la inflación en cotas próximas pero inferiores al 2 %.

Esto hace que la política de estímulos monetarios del emisor europeo siga siendo "esencial", añadió en una comparecencia ante la comisión de Economía de la Eurocámara para presentar el informe anual del BCE de 2018.

De Guindos recordó que durante la segunda mitad de 2018 la expansión económica en la eurozona comenzó a moderarse "más fuerte de los esperado", mientras que los datos del inicio de 2019 "sugieren que la moderación se extenderá en este año".

En 2018, el PIB de la eurozona creció un 1,8 % en comparación con el 2,4 % del año previo, sobre todo debido a la debilidad del comercio internacional y a factores temporales tanto globales como doméstico, entre ellos, la menor producción del sector automovilístico europeo.

El impacto de estos factores internos está siendo más largo de lo previsto, al tiempo que "persisten incertidumbres", ligadas en particular a factores geopolíticos, la "amenaza del proteccionismo" y las vulnerabilidades en los mercados emergentes que perjudican al sentimiento económico, explicó el exministro español.

El BCE ha rebajado su previsión de crecimiento para 2019 al 1,1 %.

En este contexto, De Guindos defendió las decisiones que tomó el BCE en marzo de mantener los tipos de interés en sus niveles actuales al menos hasta finales de 2019 y de inyectar más liquidez a largo plazo a la banca en condiciones favorables.

Añadió, a preguntas de los eurodiputados, que la institución utilizará "todos los instrumentos disponibles" en caso de que sea necesario para cumplir su mandato.

El informe anual del BCE incluye también las cuentas anuales, que muestran que el emisor europeo aumentó su total de activos en 32.900 millones de euros en 2018, hasta los 447.100 millones, un 56 % de los cuales corresponden a valores adquiridos dentro de los programas de compra del BCE por razones de política monetaria.

El valor en euros de las reservas del BCE aumentó en 3.900 millones, hasta los 69.600 millones de euros, de los cuales 18.200 millones corresponden a reservas en oro y 50.700 a reservas en dólares estadounidenses, yenes japonenses y renminbi (yuan) chinos.

El BCE generó en 2018 un beneficio de 1.575 millones de euros, 300 más que en 2017 debido al aumento de los ingresos por intereses, una cantidad que puede utilizar para absorber posibles pérdidas incurridas en el mismo ejercicio.

Además, su nivel de provisiones frente a los riesgos ligados a la divisa, los tipos de interés, crédito y el precio del oro se mantuvo en el máximo permitido, 7.600 millones de euros.

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