Subsidiaria brasileña de Iberdrola inaugura hidroeléctrica en el sur del país
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el dirigente del grupo Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, inauguran este jueves la hidroeléctrica de Neoenergía de Baixo Iguaçu, en el sureño estado brasileño de Paraná.
La planta, ubicada en la ciudad de Capanema, ya está operativa desde el mes de abril y es un proyecto de Neoenergía (70 %), subsidiaria en Brasil de Iberdrola, con la eléctrica estatal Copel (30 %), en el que fueron invertidos 2.300 millones de reales (unos 511 millones de euros).
La hidroeléctrica tiene una capacidad instalada para generar 350 megavatios y atenderá cinco ciudades del interior del estado de Paraná que, juntas, suman un millón de habitantes.
Según Neoenergía, la utilización de los recursos hídricos permitirá una recaudación anualde unos 4 millones de reales (888.000 millones de euros), que serán divididos proporcionalmente entre las cinco ciudades y de acuerdo a lo estipulado en la legislación brasileña.
Asimismo, según el responsable de la obra, el Consorcio Emprendedor Baixo Iguaçu (CEBI), la instalación de la hidroeléctrica "ha contribuido con el desarrollo y reestructuración" de estos cinco municipios, pues se firmaron convenios con las respectivas alcaldías para la inversión y mejorías en diversos sectores, como salud, educación, seguridad pública, turismo y actividades de ocio.
Durante la construcción de la planta, entre 2013 y 2017, se contrataron más de 6.900 trabajadores, y la recaudación de impuestos alcanzó los 10 millones de reales (2,2 millones de euros), según estimó en un comunicado el director del CEBI, José de Anchieta.
Con la conclusión de la hidroeléctrica, la expectativa de fomento económico en la región recae sobre todo en las "potencialidades" de la zona en los sectores de turismo y ocio.
Para ello, el CEBI desarrolló una guía turística que reúne 36 puntos de visita, entre centros culturales, balnearios y sitios del Bosque Atlántico que aún están preservados.
La hidroeléctrica de Baixo Iguaçu debería haber iniciado sus operaciones en 2013, pero solo logró la autorización recientemente, después de un largo embate judicial debido al licenciamiento ambiental de la construcción, que retrasó en algunos años el cronograma de la obra.
Así, Neoenergía afirmó que, una vez concluida la planta, la contribución ambiental del complejo va "más allá" de la regularización del caudal y, entre las medidas de conservación, la energética aisló un área de Protección Permanente destinada a actividades de reforestación.
En dicha área, igualmente, será construido un cordón de selva nativa y un "pasillo de biodiversidad" que llegará hasta el Parque Nacional de Iguaçu, donde actualmente está instalada la mayor hidroeléctrica de América Latina.
La iniciativa tiene el objetivo de recuperar 1.700 hectáreas de vegetación en los márgenes del Río Iguazú y sus afluentes, así como crear una "zona de tráfico para los animales", lo que permitirá la reincorporación de especies amenazadas a la fauna y flora nativas.
"Ese pasillo de la biodiversidad tiene la finalidad de conectar toda esa riqueza del parque con los alrededores de nuestro depósito", explicó el gerente de medioambiente del consorcio, Guilherme Siqueira, citado en un comunicado.
Neoenergía está presente en 16 de los 27 estados de Brasil y tiene activos en los segmentos de la generación, transmisión, distribución y comercialización de electricidad.