Economía

El mayor salón aeronáutico mundial abre con ventaja para Airbus sobre Boeing

17 junio, 2019 20:04

Ángel Calvo

El Salón Aeronáutico de Le Bourget, al norte de París, el mayor del mundo en el sector, abrió sus puertas este lunes con ventaja para el fabricante europeo Airbus sobre su rival Boeing, por el difícil momento que atraviesa el grupo estadounidense por la crisis de su avión estrella, el 737 MAX.

Lo puso en evidencia la actitud que adoptaron en su primera comparecencia pública los altos ejecutivos de Boeing, que por el lastre del 737 MAX se abstuvieron de adoptar una estrategia ofensiva y tuvieron que centrarse en pedir perdón por las víctimas de los dos accidentes de ese modelo.

El responsable ejecutivo de los aviones comerciales de la compañía, Kevin McAllister, señaló que son conscientes de que deben "trabajar para recuperar la confianza", y a ese respecto indicó que ya se han realizado más de 280 vuelos de prueba con modificaciones del programa informático de control de vuelo MCAS 12.1.

Ese software, en espera de las conclusiones definitivas, aparece como el principal responsable de los accidentes del vuelo 610 de Lion Air en octubre de 2018, y del 302 de Ethiopian, el 10 de marzo de 2019, que causaron en total 346 muertes.

McAllister no quiso especular, porque no depende de Boeing sino de las autoridades de seguridad, sobre cuándo podrán volver a utilizar los 737 MAX las compañías que ya lo habían integrado en sus flotas (hay 387), ni las que los han comprado y deberían recibirlos en el futuro (más de 4.600).

En este contexto, el constructor estadounidense firmó con la empresa de alquiler GECAS (Capital Aviation Services) una venta de diez unidades del 737, pero en su versión de carga.

Por su parte, Airbus comenzó la feria con mucho más ímpetu. Anunció el lanzamiento de una nueva versión para dar más autonomía a su modelo de mayor capacidad de la familia de pasillo único, bautizada A321XLR, que podrá realizar trayectos sin escala de hasta 8.700 kilómetros, un 15 % más de radio de acción que hasta ahora podía tener ese aparato.

Y simultáneamente suscribió un contrato para cuatro unidades de esa aeronave con la compañía nacional libanesa Middle East Airlines, que será la primera que la explote a partir del año próximo.

Pero Airbus no se quedó ahí. También presentó otros dos acuerdos de gran dimensión, el primero una carta de intenciones de la sociedad estadounidense de alquiler Air Lease Corporation (ALC) por un centenar de aviones (50 del A321neo y otros 50 del A220-300), valorados en más de 11.000 millones de dólares.

El segundo fue una venta firme a la compañía Virgin Atlantic de ocho aeronaves del A330-900, con opciones para otras seis, y que si se ejercitaran al completo representarían unos 4.200 millones de dólares.

Al margen de los dos grandes del sector, Embraer suscribió un pedido de la compañía estadounidense United Airlines por 20 unidades en firme y 19 en opciones de su aparato de corta distancia E175 (en configuración para 70 plazas) que el constructor brasileño valoró en 1.900 millones de dólares.

El Salón Aeronáutico de Le Bourget, por el que se espera que pasen 330.000 visitantes hasta el próximo domingo, cuenta en esta 53 edición con 2.453 expositores que ocupan 324.000 metros cuadrados del que fue el primer aeropuerto de la capital francesa.

Allí se pueden ver, junto a los 26 pabellones nacionales, 150 aeronaves, entre las que se encuentra una maqueta del proyecto de avión de combate del futuro que desde hace un par de años habían empezado a desarrollar Francia y Alemania, y al que ahora se ha añadido España.

La ministra española de Defensa, Margarita Robles, acudió a Le Bourget para oficializar esa incorporación en un acto en el que estuvo el presidente francés, Emmanuel Macron, para dar su apoyo a este proyecto de caza del que se encargan Airbus y Dassault que debería entrar en servicio en el horizonte de 2040 y sustituir a los Eurofighter y Rafale de esos dos fabricantes.

La voluntad española es, al menos en la fase de desarrollo (fundamental para la adquisición de tecnología propia que puede después ser explotada por la industria), tener una participación de un tercio como los otros dos socios.