Siete de los mayores fabricantes de aviones y de motores aeronáuticos, incluidos Airbus y Boeing, reafirmaron este martes sus compromisos para limitar su impacto medioambiental, al tiempo que pidieron a las autoridades incentivos, pero no penalizaciones.
Los siete grupos, en una declaración presentada por sus respectivos responsables de las tecnologías en la segunda jornada del Salón Aeronáutico de Le Bourget, al norte de París, insistieron en los logros alcanzados por el sector "para proteger el planeta", y en su voluntad de continuar.
En un momento en el que proliferan las iniciativas para gravar fiscalmente los carburantes de la aviación (exentos de impuestos) o para penalizar este medio de transporte con el argumento de que es uno de los más contaminantes, recordaron que representa un 2 % de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas causante del efecto invernadero.
También que se están cumpliendo los objetivos que se fijaron hace ya más de una década para limitar la progresión de las emisiones de CO2 para 2020 y reducirlas a la mitad en 2050 respecto al nivel de 2005, pese al fuerte crecimiento.
Los directivos de estas siete empresas (además de Airbus y de Boeing, figuraban en la lista Dassault, GE Aviation, Rolls Royce, Safran y United Technologies) insistieron en que las propuestas para desincentivar los viajes en avión son un camino equivocado, porque a su parecer esos viajes aportan beneficios económicos y también en términos de gestión de la globalización.
Para estos siete industriales, los tres grandes retos son continuar los procesos tecnológicos en curso para reducir el consumo de queroseno y disminuir las emisiones, apoyar la comercialización de combustibles alternativos (biocarburantes o hidrógeno) y la tecnología disruptiva de los aviones y de su propulsión.
Igualmente estiman que tienen un papel "vital" otros factores como una gestión del tráfico aéreo más eficiente con rutas que permitan consumir menos carburante.