Madrid, 26 jul (EFECOM).- El Banco Santander ha revelado este viernes nuevos detalles sobre el fichaje frustrado como consejero delegado del banquero italiano Andrea Orcel, al que acusa de pedir más dinero del pactado inicialmente y de grabar sin consentimiento conversaciones privadas con la presidenta de la entidad, Ana Botín.
El contencioso judicial que la entidad mantiene con Orcel, exejecutivo de Bank of America y Merrill Lynch y en aquel momento miembro del comité ejecutivo de UBS, ha sumado este viernes un nuevo capítulo, tras revelar el banco detalles de las negociaciones mantenidas con el banquero tras el anuncio, en septiembre de 2018, de su incorporación al Santander.
Menos de cuatro meses después, en enero de este año, el banco renunciaba a la contratación, tras constatar que tendría que asumir los compromisos de pago del salario diferido del banquero en los próximos siete años, un precio inasumible.
Así lo explicó el banco en un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que aclaraba que en el momento del fichaje no era posible anticipar el coste final para el grupo.
A principios de julio Orcel dio por rotas las negociaciones con el banco y acudió a los tribunales para pedir el cumplimiento del contrato o una compensación de hasta 100 millones de euros por daños y prejuicios.
El italiano sostiene que el Santander incumplió un preacuerdo, del que fue informada la CNMV, en el que se le ofrecía una prima de fichaje de 17 millones de euros y un sueldo similar al del actual consejero delegado, José Antonio Álvarez, unos 10 millones al año.
Sobre este punto, el Santander destaca que dicha oferta "nunca se materializó y no es el contrato que exige la ley".
Con el fin de compensar el "bonus" pendiente del banquero de inversión italiano en su anterior puesto como ejecutivo de UBS, Santander estaba dispuesto a entregarle acciones de la propia entidad por un importe máximo de 35 millones, si bien la idea era que esta cuantía se redujera en el marco de la negociación con el banco suizo, que según Orcel podría asumir la mitad de ese importe.
Pero el banquero, señala el Santander en su escrito de alegaciones, nunca tuvo intención de que UBS asumiera parte de sus incentivos, pese a que pidió a la entidad española ayuda para redactar una carta que enviaría a UBS instando al banco suizo a asumir la mitad de la retribución diferida, misiva que no consta que enviara.
Orcel no sólo no realizó dichas gestiones, sino que aumentó sus pretensiones y expresó la necesidad de compensar una nueva y supuesta pérdida retributiva por su salida de UBS en concepto de la no percepción de dividendos e intereses, que estimaba en unos 3 millones de euros.
Es decir, no sólo no rebajó el coste de su nombramiento sino que pidió más dinero al Santander durante el proceso de contratación.
Descartado el fichaje, el banco barajó distintas fórmulas para que Orcel pudiera reanudar su carrera profesional, incluso dentro del propio Santander, que destaca que siempre actuó de buena fe.
La réplica de Orcel, en una práctica "de dudosa calidad ética y moral para alguien que pretendía desempeñar el puesto de consejero delegado de Banco Santander", fue grabar conversaciones privadas sin consentimiento ni conocimiento de sus interlocutores.