Economía

La huelga de los vigilantes de seguridad vuelve a poner a prueba El Prat

9 agosto, 2019 00:13

Barcelona, 9 ago (EFECOM).- El Aeropuerto de Barcelona-El Prat afronta desde este viernes, en plena temporada estival, una nueva huelga, en este caso de los trabajadores de Trablisa, la empresa encargada de los controles de seguridad, que ya llevaron a cabo paros hace dos años para exigir mejoras laborales y salariales.

La plantilla de Trablisa decidió ayer jueves ir a la huelga indefinida tras el fracaso de las reuniones de mediación y al considerar insuficiente la última oferta de la empresa, que solo accedió a pagarles un plus en la nómina a partir del mes de octubre.

Los trabajadores, sin embargo, pedían otras mejoras, como un plus de un euro por hora por la "carga física y mental que soporta el colectivo", que la empresa se haga cargo de los costes del aparcamiento de su personal en el aeropuerto y descansos de diez minutos por hora.

La compañía alega que "no puede asumir" las peticiones económicas del comité de huelga y que está cumpliendo estrictamente con el convenio colectivo.

La Delegación del Gobierno en Cataluña ha decretado unos servicios mínimos del 90 % por esta huelga, aunque el comité ya ha advertido que difícilmente se podrán cumplir, ya que hay muchos trabajadores de baja o vacaciones.

A los paros están llamados cerca de 500 trabajadores encargados de los controles de acceso de El Prat, los mismos que en el año 2017, entonces bajo el paraguas de la empresa Eulen, secundaron una huelga que provocó graves problemas en la operativa del aeropuerto y acabó con un laudo arbitral de obligado cumplimiento.

Los paros de los vigilantes provocaron entonces largas colas en los filtros de seguridad, hasta el punto que la Guardia Civil tuvo que reforzar los puntos de control para agilizar los accesos a las zonas de embarque.

Esta es la segunda huelga que afronta el Aeropuerto de El Prat en menos de dos semanas, después de los paros que protagonizó a finales de julio el personal de tierra de Iberia.

La huelga, en este caso, provocó retrasos generalizados y la cancelación de decenas de vuelos, una situación que se vio agravada por las fuertes lluvias que cayeron en el área de Barcelona y que incluso obligaron a cerrar temporalmente las pistas.