Laura Serrano-Conde
Roma, 21 ago (EFECOM).- El Partido Demócrata (PD) y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) sondean la posible formación de un Gobierno de coalición en Italia basado en su coincidencia en asuntos como fiscalidad o salario mínimo, cuestiones que han estado entre las causas de la ruptura del M5S y la ultraderechista Liga.
Así lo confirmó hoy en las redes sociales el exministro de Desarrollo Económico y miembro del PD, Carlo Calenda, que en los últimos días ha sido partidario de celebrar elecciones y no apoyar un Ejecutivo con el M5S.
"Hasta hoy he defendido una línea política decidida en la dirección (del PD). Hoy la línea ha cambiado. Mi opinión es conocida y seguiré siendo fiel a ella, pero no hablaré más hasta la conclusión de la negociación con el M5S, para no perjudicar la unidad del partido en un momento delicado", escribió.
La hipótesis de un Gobierno M5S-PD ha sido acogida con optimismo por los inversores y la Bolsa de Milán ha ganado este miércoles un 1,77 %, mientras que la prima de riesgo, que mide el diferencial entre el bono italiano a diez años y el alemán del mismo plazo, ha cerrado en los 200 puntos básicos, frente a los 206 del martes.
El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, comenzó la ronda de consultas de dos días con los partidos políticos para decidir si es posible la formación de otro Gobierno o la única alternativa son las elecciones en otoño.
Todo ello después de que el primer ministro italiano en funciones, Giuseppe Conte, presentara el martes su dimisión y acusara al líder de la ultraderechista Liga y ministro del Interior en funciones, Matteo Salvini, de irresponsabilidad institucional al provocar esta situación, justo antes de que Roma prepare los Presupuestos para 2020.
El PD exigió este miércoles al M5S que, si se juntan, formen un gabinete marcadamente diferente al anterior, en cuanto a programa y a nombres, por lo que no podrá estar dirigido por Conte.
"Un cambio significa que no podemos entrar en un Gobierno de nuevo con Conte, pues este ha sido un Ejecutivo contra el que hemos luchado", subrayó el secretario nacional del PD, Nicola Zingaretti, en una entrevista a la televisión La7.
El PD ha elaborado una propuesta con cinco puntos, entre los que se encuentra un cambio en la gestión del fenómeno migratorio y en la relación de Italia con Bruselas, así como un nuevo programa económico y social.
El PD quiere alejarse de la reciente gestión y propone acordar un "nuevo programa económico y social centrado en la atención a la equidad social, territorial, generacional y de género", y que se fomente la inversión y el crecimiento.
Ambas formaciones comparten muchos puntos en materia económica, empezando por el salario mínimo, que en Italia no existe, pues son los contratos colectivos de cada profesión los que fijan la cantidad mínima.
Un salario mínimo de 9 euros brutos la hora para todos los empleados es la promesa del Cinco Estrellas, que el PD acoge favorablemente para las actividades que no estén cubiertas por sus contratos colectivos y siempre de acuerdo con los sindicatos.
La Liga se oponía y alegaba que tendría repercusiones para el mundo empresarial, al aumentar el coste de la mano de obra.
También coinciden en la necesidad de reducir la presión fiscal, pero no como quería la Liga, que apoyaba una drástica bajada de impuestos con una tasa única para todas las rentas al 15 %, una medida que el Cinco Estrellas creía que favorecería a las grandes empresas en detrimento de las clases bajas.
El PD y el M5S defienden las ayudas sociales para familias necesitadas y desempleados, no aumentar el impuesto sobre el valor añadido (IVA) y diseñar unos Presupuestos para 2020 que respeten los criterios de Bruselas.
Pero, si acaban uniéndose, deberán limar algunos puntos que les distancian, por ejemplo en la línea ferroviaria de alta velocidad que unirá Turín y Lyon y que está en plena construcción, pues el Cinco Estrellas lo considera un despilfarro y el PD una obra estratégica.
La tercera economía de la zona euro y uno de los países del G7 ha tenido 65 gobiernos en los últimos 70 años, una inestabilidad política que ha impedido la aprobación de reformas estructurales de calado y ha dejado al país incapaz de abandonar por completo la crisis económica global de 2008.
Su economía se estancó en el segundo trimestre del año, su deuda pública supera el 132 % del producto interior bruto (PIB), y su tasa de paro está en el 9,7 %, frente a la de otros países europeos como Francia, que ronda el 8,5 %, o Alemania, el 5 %.