El G7 abre la puerta a reglas fiscales internacionales para las empresas
Los líderes del G7 abrieron la puerta este lunes a reglas fiscales internacionales para gravar los beneficios de las empresas y responder así a las compañías digitales que se domicilian en paraísos fiscales para no pagar impuestos en los países donde tienen sus clientes.
El presidente francés, anfitrión de la cumbre del G7 de Biarritz, se encargó de anunciar lo que calificó de "muy buen acuerdo" y que presentó como resultado de una negociación bilateral con EEUU.
El mandatario estadounidense, Donald Trump, había amenazado con imponer aranceles al vino francés en represalia por el impuesto a las actividades digitales que Francia acaba de aplicar.
Según Macron, el compromiso consiste en alcanzar un acuerdo en 2020 "para modernizar las reglas de la fiscalidad internacional en el marco de la OCDE".
El objetivo es luchar contra lo que calificó de "competencia desleal" de los gigantes de internet que, gracias a que su actividad no requiere una presencia física, eluden el pago de impuestos implantando sus sedes en las jurisdicciones que les ofrecen las mejores condiciones fiscales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lleva meses trabajando por mandato del G20 en una solución y tiene previsto presentar una propuesta en octubre, que no sería un impuesto específico para las compañías digitales, a lo que se oponía EEUU, sino un dispositivo para todas las que vendan por internet, al margen del sector de actividad.
Francia y Alemania han lanzado la idea -inspirada en una iniciativa estadounidense para sus propias empresas- de una imposición mínima sobre los beneficios que deben abonar al margen de donde se domicilien, lo cual es una forma de desincentivar la búsqueda de paraísos fiscales.
Ante las resistencias de EEUU a concretar ese esquema, Francia intentó consensuar un acuerdo para crear un impuesto específico para compañías digitales en la Unión Europea, pero fracasó porque era necesaria la unanimidad de los países miembros, así que optó por una tasa únicamente nacional.
La llamada "tasa GAFA" (por Google, Apple, Facebook y Amazon) grava desde enero con un 3% la facturación a las compañías de ese sector que tienen ingresos superiores a los 750 millones de euros y que son esencialmente estadounidenses.
La iniciativa no gustó nada a Trump, que se quejaba de un ataque contra su país y en los últimos días amenazaba con replicar con una subida de los aranceles sobre los vinos franceses.
Según fuentes francesas, el compromiso en Biarritz implica a Washington en que los trabajos de la OCDE lleguen a buen puerto y a la vez renuncie a castigar a Francia con un producto tan simbólico como su vino, algo que no quiso confirmar Trump cuando se le preguntó.
En una respuesta muy de su estilo a la pregunta de si había que interpretar como una confirmación de esa renuncia el hecho de que su esposa, Melania, hubiera bebido vino francés en Biarritz, se limitó a señalar: "Puedo confirmar que la primera dama adora el vino francés".
Francia, por su parte, eliminará su "tasa GAFA" en cuanto haya un mecanismo internacional, como había dicho desde que la puso en pie con el propósito de poner presión a los países más reticentes, y en particular a Washington.
Macron reiteró la idea de que el día en que exista esa fiscalidad internacional, "Francia suprime todo proyecto de tasa", pero fue más allá al señalar que las empresas que la hayan pagado podrían obtener la devolución de una parte.
En la práctica, habrá una exención por la diferencia entre lo que fija el impuesto francés para una compañía y lo que habría tenido que abonar con el nuevo dispositivo que se alcance una vez que haya un compromiso en el marco de la OCDE.
Algo que probablemente no se logrará hasta el año próximo, para su aplicación en 2021.