París, 26 sep (EFECOM).- El Gobierno francés subraya su compromiso de reducción del déficit público en su proyecto de presupuestos para 2020, pero al mismo tiempo reclama a Alemania que aprovechando su situación aumente su inversión pública rápidamente antes de que la coyuntura en la eurozona se agrave más todavía.
Con ocasión de la presentación del proyecto de ley de presupuestos, el Ministerio francés de Economía y Finanzas indicó en un documento divulgado este jueves que el déficit público en 2020 se limitará al 2,2 % del producto interior bruto (PIB), el nivel más bajo desde 2001.
Si se compara con el 3,1 % que se augura en 2019, la caída será de 20.400 millones de euros.
Eso será posible gracias a una disminución del gasto público, que pasará de haber representado un 53,8 % de PIB este año al 53,4 % el próximo.
Al mismo tiempo, el departamento de Economía y Finanzas señaló que los impuestos disminuirán "masivamente" y el nivel de deuda pública comenzará a caer al 98,7 % de PIB en 2020, una décima menos que en 2019.
La rebaja de impuestos de 10.200 millones de euros beneficiará sobre todo a las familias, que se ahorrarán 9.300 millones de euros, sobre todo en el impuesto sobre la renta (5.000 millones) y por la supresión para el 80 % de los contribuyentes con menores ingresos del impuesto sobre la vivienda.
Las empresas se beneficiarán de una disminución de la fiscalidad de cerca de 1.000 millones de euros, sobre todo por la continuación de la caída del tipo del impuesto de sociedades, que debe llegar al 25 % en 2022.
El Gobierno ha elaborado su presupuesto sobre la base de una hipótesis de crecimiento prudente del 1,2 %, tras el 1,3 % que se espera en 2019, unas cifras que coinciden exactamente con las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y con el consenso de los otros institutos de coyuntura.
Los principales factores de incertidumbre que las podrían hacer variar son la evolución de las tensiones comerciales, las negociaciones sobre el "brexit", la orientación de la política monetaria en Estados Unidos la coyuntura en China, las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y la política económica en otros países europeos.