El juez no ve culpables en la quiebra de la empresa del exfutbolista Raúl
Un juzgado mercantil de Madrid ha dictaminado que la quiebra de Europa Scar Sport, empresa que fundó el exfutbolista del Real Madrid Raúl González Blanco para gestionar sus derechos de imagen, se debió a circunstancias meramente económicas y no a conductas achacables a la gestión.
De esta manera, se cierra la vía mercantil, pero aún queda la penal, dado que Raúl y dos de sus familiares, también vinculados a la sociedad, están siendo investigados por vaciar supuestamente Europa Scar Sport para no pagar la deuda contraída en un negocio de energías renovables que acabó por fracasar.
Según el auto mercantil al que ha tenido acceso Efe, el magistrado Juan Carlos Picazo sigue el criterio de la Fiscalía y de la administración concursal sobre el origen de la situación de insolvencia y declara fortuito el concurso de acreedores de la compañía.
La decisión del titular del juzgado de lo Mercantil número 7 de la capital rechaza, por tanto, que la quiebra se haya debido a una conducta culpable, lo que habría supuesto para sus implicados la inhabilitación para administrar bienes ajenos, una posible condena a devolver los bienes obtenidos indebidamente e, incluso, una indemnización por daños, tal como dispone la Ley Concursal.
Constituida en marzo de 1996, Europa Scar Sport aparece en el registro mercantil con un doble objeto social: de un lado, la coordinación y explotación de derechos de imagen, y de otro, la compraventa de bienes inmuebles y su explotación.
La sociedad, de la que es apoderado el cuñado de Raúl, Carlos Redondo, y en la que figura la madre del exjugador como administradora, según el registro, se ha visto involucrada en varios procedimientos judiciales, a raíz de su apuesta por las renovables hace más de una década.
En 2007, Europa Scar Sport entró en la compañía Cadmos a fin de crear una planta industrial para fabricar paneles solares en Cádiz, con una participación del 20%.
Sin embargo, cuatro años más tarde, en pleno apogeo de la crisis económica, el proyecto fracasó y la fábrica, en la que se invirtió de forma conjunta más de 130 millones de euros, quebró.
Sus antiguos socios requirieron a la empresa del futbolista para que hiciera frente a la deuda que le correspondería en función de su presencia en el capital social de la fotovoltaica, en total 7,2 millones de euros, de la que habría de responder ante el banco acreedor, Credit Suisse.