El Banco de España podría activar el colchón de capital anticíclico en 2021
Madrid, 31 oct (EFECOM).- El Banco de España se plantea activar el colchón de capital anticíclico (CCA) en la primera mitad de 2021, cuando indicadores de evolución del crédito superarían los umbrales máximos, y advierte de que vigilará a los intermediarios bancarios y no bancarios para frenar una eventual asunción excesiva de riesgos.
El Informe de Estabilidad Financiera (IEF) del Banco de España del primer semestre de 2019 explica que la activación del colchón podría acordarse si se produce un aumento excesivo del crédito al sector privado, si hay una sobrevaloración de los precios de la vivienda o si aumenta el esfuerzo que supone para familias y empresas el pago de los préstamos.
La activación del CCA, una herramienta macroprudencial introducida en el marco de Basilea III, permite al Banco de España exigir a las entidades capital adicional en épocas de expansión excesiva del crédito para absorber pérdidas en momentos de recesión. En caso de activarlo, las entidades afectadas tendrían 12 meses para cumplir el requerimiento.
La situación actual avala el mantenimiento del CCA en el 0 % pero en el escenario central de crecimiento que maneja el supervisor determinados indicadores de evolución del crédito superarían los niveles de activación en la primera mitad de 2021.
No obstante, si la desaceleración de la economía fuera mayor de la prevista ahora, la activación del CCA sería menos probable, según fuentes de la Dirección General de Estabilidad Financiera del Banco.
Según sus cifras, un aumento del colchón en un punto porcentual en una fase expansiva podría provocar reducciones del crédito de hasta 1,4 puntos pero su liberación durante una crisis sistémica induciría un aumento del crédito a las empresas de 5,5 puntos porcentuales, lo que afectaría positivamente a su probabilidad de supervivencia y al empleo.
Además, el informe considera que los ciberriesgos pueden afectar a la estabilidad del sistema financiero en su conjunto y alerta de la concentración de los proveedores de los servicios en la nube, que no están regulados ni supervisados pero son "puntos críticos" de la infraestructura financiera.
La innovación y los cambios en las expectativas de los clientes han llevado a las entidades a adoptar con frecuencia tecnologías "no suficientemente probadas" y a depender cada vez más de terceros, "lo que difumina el perímetro de la organización que es necesario proteger".
Si se materializaran los ciberriesgos, los costes incluyen tanto el impacto económico directo como daños indirectos asociados a la pérdida de confianza y a las múltiples interconexiones entre los distintos participantes del sector, lo que podría llevar a que afectaran a la estabilidad del sistema en su conjunto.