La OPEP deja claro que no se divisa aún un futuro sin la industria petrolera
Wanda Rudich
Viena, 5 nov (EFECOM).- La lucha contra la crisis climática está frenando el consumo de petróleo en algunas regiones, pero el mundo está lejos de poder prescindir de los hidrocarburos, algo que requerirá invertir billones de dólares en tecnologías que satisfagan la creciente demanda energética pero reduciendo la emisión de dióxido de carbono (CO2).
"No vemos ninguna proyección o estudio serio que indique que las energías renovables vayan a estar cerca de superar el petróleo y el gas en las próximas décadas", declaró este martes en Viena el secretario general de la OPEP, Mohamed Barkindo.
Durante la presentación del informe "Previsiones Mundiales de Petróleo 2019", que actualiza la perspectiva del mercado petrolero a medio y largo plazo, Barkindo hizo un llamamiento para buscar un camino realista que "lleve a un futuro energético sostenible para todos".
Según el documento, que actualiza la perspectiva del mercado petrolero a medio y largo plazo, la demanda planetaria de energía aumentará un 25 % hasta 2040.
Para satisfacerla, la humanidad necesitará recurrir a "todas las fuentes de energía disponibles" y, aunque cederá terreno, el petróleo mantendrá, con un 28 %, su posición número uno en la canasta energética mundial.
"Creemos que la industria petrolera debe ser parte de la solución al desafío del cambio climático", enfatizó el secretario general.
Pese a que la OPEP ha rebajado su pronóstico sobre el consumo mundial de crudo a largo plazo, advierte de que llegará a los 110,6 millones de barriles al día (mbd) hacia 2040, un 12 % más que ahora.
Esa cifra es un 6 % menor que la calculada hace un año, una corrección a la baja atribuida en el informe a un crecimiento demográfico más lento y a la desaceleración actual de la economía mundial en medio de tensiones comerciales.
Esa menor demanda también se debe a que las políticas para mitigar el cambio climático pasan factura a la demanda petrolera.
"Se espera que hasta 2040 las mejoras en la eficiencia del combustible den como resultado una mayor reducción en la demanda de petróleo y el aumento y penetración de vehículos de combustibles alternativos", admitió Barkindo.
En las naciones industrializadas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se prevé un retroceso total de 9,6 mbd en el consumo del llamado "oro negro".
Pero ese declive se verá ampliamente superado por el crecimiento de la demanda petrolera en los países en desarrollo, cifrado en 21,4 mbd, más del doble que el declive en los primeros.
Por sectores, "el mayor crecimiento de la demanda de petróleo vendrá de los productos petroquímicos (4,1 mbd), el transporte (2,9 mbd) y la aviación (1,4 mbd)", precisó Barkindo.
A medio plazo, el informe pronostica una fuerte expansión de la oferta rival de la OPEP, de 9,9 mbd hasta 2024, proveniente en primer lugar del petróleo de esquisto de Estados Unidos, aunque también del aumento del bombeo de Brasil, Canadá, Noruega, Qatar y Kazajistán.
Sin embargo, la OPEP prevé que el esquisto estadounidense, tras alcanzar un pico, comenzará a declinar, y la OPEP recuperará mercado en una proporción mayor a la perdida, pues sus países miembros serán la principal fuente del suministro de crudo al planeta.
Así, el volumen de crudo que el mundo requerirá de la OPEP subirá hasta los 44,4 mbd hacia 2040, más del 20 % que el registrado en 2018.
En lugar de medidas para frenar la demanda de petróleo, la industria petrolera aboga por impulsar tecnologías de captura de carbono y la investigación de otras nuevas que reduzcan las emisiones de efecto invernadero.
"La ciencia nos dice que necesitamos reducir emisiones; no nos dice que necesitamos optar por una energía en detrimento de otra", indica Barkindo en el preámbulo de la publicación.
Además advierte del riesgo de que las políticas y el activismo contra el consumo de hidrocarburos pongan en riesgo las inversiones requeridas en el sector para satisfacer la demanda.
En el caso del petróleo, la OPEP calcula que la industria tendrá que absorber un flujo de 10,6 billones de dólares en las próximas dos décadas, y recuerda que la falta de inversiones puede desencadenar una escasez futura con la consiguiente alza de los precios y el freno del crecimiento económico.
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