Toulouse (Francia), 13 feb (EFECOM).- Las multas para evitar juicios por corrupción y el avión de transporte miliar A400M pusieron en números rojos la cuenta de resultados en 2019 de Airbus, que mientras ofrece una salud exultante en la aviación comercial, prepara recortes en defensa y espacio, la división con más peso en España.
El grupo europeo, por primera vez desde 2009, tuvo pérdidas y nada menos que 1.362 millones de euros, después de los 3.054 millones de beneficio de 2018. Eso pese a haber entregado 863 aviones de línea el pasado año que explican el aumento del 11 % de los ingresos, hasta 70.478 millones.
La razón de ese descenso a los infiernos hay que buscarla en primer lugar en los 3.598 millones que aceptó pagar para que la justicia en Francia, Reino Unido y Estados Unidos diera carpetazo a las investigaciones por casos documentados de pagos de comisiones irregulares a través de intermediarios entre 2004 y 2016.
El consejero delegado, Guillaume Faury, afirmó durante la presentación de los resultados que la empresa no solo ha saneado las prácticas en el uso de intermediarios, sino que las nuevas reglas de integridad no han sido obstáculo para reforzar la cartera de pedidos.
De hecho, el volumen de encargos creció un 46 % en 2019 hasta 81.195 millones de euros y a fecha de 31 de diciembre totalizaba 471.488 millones, es decir, casi siete años de actividad al ritmo actual.
Airbus también encajó en sus cuentas del pasado año una enésima provisión por el A400M, en este caso de 1.212 millones de euros, lo que eleva los cargos acumulados por ese avión que se ensambla en Sevilla a más de 10.000 millones y el costo del programa a unos 30.000 millones.
En este caso, la provisión se justifica por la revisión a la baja de las perspectivas de exportar esa aeronave tras las decepciones en varias negociaciones y, sobre todo, después de haber tenido que abandonar la posibilidad de venderla a Arabia Saudí por la negativa de Alemania en razón de la implicación de Riad en la guerra de Yemen.
Eso y la complicada situación del mercado de los satélites está afectando notablemente a la división de defensa y espacio de Airbus -en la que trabajan el 70 % de los 13.000 empleados de la empresa en España-, con un descenso del 1 % de su volumen de negocios el pasado año y del 40 % del beneficio neto ajustado, a 565 millones.
Ante esa situación, el grupo europeo confirmó que está preparando un programa de reestructuración con recortes para restablecer la rentabilidad en esa división, aunque no quiso dar detalles sobre cómo afectará al empleo en espera de la reunión del comité europeo de grupo que está prevista la semana próxima.
El avión gigante A380 que Airbus dejará de fabricar a finales de este año por falta de clientes también motivó un cargo de 202 millones de euros en 2019 que se suman a los 463 millones que se habían imputado en los resultados del ejercicio precedente.
Faury se esforzó en ver el vaso medio lleno y dijo que, más allá del fracaso comercial que ha supuesto, el A380 es muy buen avión sin el que Airbus no sería la empresa que ha llegado a ser en capacidades tecnológicas y en integración.
Lo cierto es que pese a las multimillonarias pérdidas, el consejo de Airbus propondrá a la junta aumentar los dividendos, en concreto 1,80 euros por acción (un 9 % más que en 2018) a cuenta del efectivo generado (3.509 millones, un 21 % más).
Sobre la situación de debilidad de su eterno rival Boeing, atascado en su mayor crisis de la historia por los problemas de su avión de pasillo único 737 MAX, el "número uno" repitió el mensaje de que a corto plazo Airbus no se beneficia.
La razón es que el ritmo de producción de los aviones de la familia A320 que compiten con el 737 MAX no se puede incrementar rápidamente, y de hecho, todavía arrastran un retraso de unos seis meses en las entregas que esperan recuperar en los próximos años.
El grupo europeo ensambló 642 unidades del A320 en 2019 y su objetivo es incrementar su ritmo de producción de 60 mensuales actualmente a entre 65 y 67 para 2022.