Moody's ha pronosticado que las consecuencias económicas de la crisis sanitaria del coronavirus ocasionarán un agujero en las cuentas públicas españolas de hasta el 7,6% del Producto Interior Bruto (PIB) este año, como consecuencia de la caída del 8% del crecimiento económico, un impacto que seguirá arrastrando durante años, ya que el déficit de 2021 todavía seguirá en el 5,4% del PIB.
La agencia de calificación, no obstante, destaca que se trata de una crisis temporal que azotará la economía durante la primera mitad del año pero que, a partir del tercer trimestre, comenzará la recuperación para, en el último trimestre, registrar un "fuerte" crecimiento que proseguirá durante el año próximo.
En concreto, tras una caída esperada del PIB del 8% en 2020, Moody's prevé un crecimiento del 4,8% el año que viene, argumentando que se trata de una economía "amplia y diversificada", que ha mejorado su perfil de crecimiento y su competitividad tras la reducción de los costes laborales acometida en los últimos años, con un "importante sector privado" que ha equilibrado la economía desde la última crisis financiera de 2008.
Mientras tanto, este año todos los indicadores macroeconómicos sufrirán un importante revés que dispararán el déficit del 2,8% en el que cerró el año pasado al 7,6% en 2020; la inflación registrará una tasa negativa por primera vez en los últimos seis años, hasta el -0,3%; y la deuda aumentará al 112,2% del PIB, hasta máximos históricos.
La mayor contribución al hundimiento de la economía en 2020 vendrá de la mano del turismo, que representa un 12% del PIB, un 15% del empleo y un 16% de las exportaciones. "El sector tardará más en recuperarse que otras áreas de la economía", asegura Moody's.
En este sentido, el Gobierno ha lanzado un paquete de medidas para ayudar a las empresas ha sobrellevar esta situación, que la agencia de calificación pronostica que tendrá un impacto directo en las cuentas públicas de 17.000 millones de euros, un 1,4% del PIB.
Mantiene la calificación
Actualmente, Moody's mantiene la nota de España en 'Baa1', con perspectiva 'estable', aunque podría aumentar esta calificación si la economía se recupera rápidamente tras la crisis sanitaria, lo que implica "un alto grado de resistencia económica".
"Una estrategia de consolidación fiscal para los próximos años que se base en las medidas fiscales estructurales también sería positivas para la calificación, así como un enfoque renovado en la implementación de reformas estructurales para garantizar un mayor potencial de crecimiento en el contexto del envejecimiento de la población", explica.
Por el contrario, también podría rebajar la calificación si la economía se deteriorara continuamente, en lugar de contar con tan solo un solo deterioro económico y fiscal temporal en 2020. "Una amplia reversión de las reformas, en particular las reformas de las pensiones o del mercado laboral, también presionaría a la baja la calificación de España", explica.
Por ello, la agencia calificadora cita algunos de los retos a los que se enfrente la economía española: reducir la deuda pasada la crisis del coronavirus y acometer reformas estructurales que solventen el problema de las pensiones y los costes laborales, así como la fragmentación política y el conflicto en Cataluña, que dificulta avanzar en esas reformas.