Neville Hill es economista jefe de Europa de Banca Privada (IWM) de Credit Suisse. Pese al duro golpe económico que ha sufrido esta región, se muestra optimista con la recuperación. Calcula que España perderá este año un 10,5% de su PIB. Sin embargo, cree que la brecha Norte-Sur puede acortarse si el turismo se recupera pronto y el comercio global daña a Alemania.
¿Qué espera de la economía para los próximos meses?
Abril fue un mes extremo para la actividad económica y el crecimiento en Europa y EEUU. Será probablemente el peor mes para la economía que hayamos vivido a lo largo de nuestras vidas. La escala y la velocidad de la destrucción económica por la respuesta al cierre económico fue muy severa. Se ve en las encuestas de negocios y en los datos macroeconómicos y de la industria. El segundo trimestre también será malo para la economía.
Dicho esto, una de las cosas buenas es que no parece que podamos ir a algo peor y lo que es importante es que prácticamente toda Europa continental ha reducido los casos de coronavirus. En España, Francia o Alemania, las empresas están poniendo fin a las restricciones. Lo peor ha pasado y la economía debería crecer de nuevo. Pero es un crecimiento en el que todavía habrá un nivel de actividad inferior al que teníamos antes de la crisis. En cualquier caso, son los primeros pasos de la recuperación en Europa.
¿Qué caída del PIB pronostican para este año?
Para la zona euro, esperamos una caída del PIB del 8,5% este año. En España, esperamos que la caída sea del 10,5%. Para Alemania, un 6%, Italia cerca de 12%... Pero esperamos que las economías se recuperen a lo largo de los próximos 18 meses. En 2021, la zona euro crecerá el 8% y España al 10%.
Países como España o Italia dependen del turismo de forma importante, mientras que Alemania tiene un modelo más industrial que le puede permitir recuperar antes la actividad económica. ¿Saldremos de esta crisis con una brecha mayor entre economías europeas?
El proceso de recuperación será más complicado para los países que dependen más del turismo, como España e Italia. Pero esa brecha depende de varias cosas. La primera es que el virus se elimine de forma eficaz y podamos volver así a la normalidad.
En diciembre de 2021, España podría recuperar de nuevo a los turistas de antes de la crisis. En ese caso, la recuperación será rigurosa y España e Italia podrán ponerse al día con los países del norte. La segunda incertidumbre es si el comercio global fuerte y ágil de los últimos años vuelve o no, puesto que ese ha sido un beneficio típico de los países del norte, en especial, de Alemania.
El aumento de la brecha Norte Sur dependerá de cuándo España recupere a los turistas y del comercio global
Si aumentan las barreras del comercio, esas economías sufrirían. Lo tercero es la capacidad que tengan los Gobiernos de todos los países de Europa para soportar la economía mientras dure el coronavirus y de mantener los subsidios durante toda esta crisis. Esto nos lleva a la cuestión de si la recuperación europea será suficiente para convencer a los inversores. Europa tiene que dar una respuesta paneuropea a esta crisis porque, si no lo hace, países como Italia y España tendrán más difícil la recuperación.
Esos dos países están pensando en acudir al MEDE, pero en el caso de España, por ejemplo, se teme que dañe su reputación...
No creo que dañe la reputación ni que tenga sentido estigmatizar a los gobiernos que lo pidan. Pero sí me pregunto cuánto de útil y productivo sería pedirlo. Hay dos elementos en los que soy escéptico y me preocupan. El primero es que los inversores piensan en el nivel absoluto de la deuda de Italia y España. Aunque se cambie la naturaleza de esa deuda, el monto persiste.
El otro asunto es que los inversores en bonos de esos países podrían preocuparse si temen que, en términos financieros, la subordinación al MEDE significaría que en caso de una reestructuración de deuda, los préstamos de Europa a través del MEDE fueran pagados al 100%, mientras que otros inversores pudieran sufrir pérdidas. Es posible que la preocupación por la posibilidad de esa subordinación pueda hacer las cosas más difíciles para esos Gobiernos si acuden al MEDE.
¿Cómo valora la respuesta del BCE a la crisis?
Ha sido una respuesta fuerte. Creo que el Pandemic Emergency Purchase Programme [PEPP, por sus siglas en inglés de programa de compras de emergencia frente a la pandemia] es largo y suficiente, aunque igual hay que aumentarlo para dar soporte a los gobiernos europeos. El resto de acciones también son buenas, aunque espero ver más si fueran necesarias. En el ámbito de la comunicación, el BCE fue menos constructivo al principio, aunque se enfatizó después de los iniciales y no muy positivos comentarios de la presidenta del organismo, Christine Lagarde, diciendo que el trabajo del BCE no era reducir el diferencial de los bonos de los países. Los mercados están muy fatalistas y la comunicación es tan importante como las acciones. No se debe contradecir. El lenguaje tiene que servir de apoyo.
¿Cree que la sentencia del Tribunal Constitucional alemán va a impedir una acción contundente del BCE frente a esta crisis?
Tengo una posición distinta. El menú del BCE es bueno todavía. Es importante para el BCE demostrar que es independiente de los gobiernos nacionales y hacerlo evidenciando que está trabajando en su mandato del control de la inflación.
Es importante para el BCE demostrar que es independiente de los gobiernos nacionales
¿Qué pasará con el sector bancario ahora que sabemos que los tipos negativos se van a prolongar mucho más de lo esperado?
Los tipos negativos ha sido un tema preocupante para la banca europea desde hace años. Pero uno de los cambios del BCE en la crisis ha sido reducir los intereses que cobra por sus préstamos a la banca. Desde esa perspectiva, el cambio es positivo para los bancos y puede irse a un escenario más constructivo de lo que se esperaría antes de la crisis.
En 2008, la Fed actuó mucho antes que el BCE para responder a la crisis financiera. ¿Ha aprendido Europa la lección?
Creo que sí. En esta crisis se ha movido de manera más agresiva y más rápida. Es verdad que la respuesta de Europa es un todo y los gobiernos se han movido muy rápido y de forma más eficaz, en algunos casos, de lo que hemos visto en Estados Unidos. También es importante cómo se ha afrontado la crisis de salud con las restricciones del confinamiento. Ha sido mejor en Europa y esto hace que tenga capacidad para una recuperación más vigorosa y rápida que la de EEUU.
¿Le preocupa el alto volumen de deuda de España e Italia?
La deuda está subiendo en todo el mundo, en EEUU, en Reino Unido, en Europa continental, incluida Alemania... Parte del problema que tiene Europa es que todavía tiene muchos ministerios de Finanzas y un solo banco central, frente a EEUU, donde hay una sola política fiscal y un banco central. Para los mercados, esto es más fácil de manejar y entender. Este es uno de los motivos por los que las primas de riesgo se mueven más en España e Italia que en EEUU o Reino Unido.
Europa tiene capacidad para una recuperación más vigorosa y rápida que la de EEUU
La caída que ha experimentado el Brent, ¿es coyuntural o permanecerá cuando pase la crisis?
Claramente habrá cambios estructurales en el petróleo y una de las cosas importantes para Europa va a ser el Green New Deal que ya prometió la presidenta de la CE, Ursula Von Der Leyen, en su plan para la recuperación. Esto se va a acelerar tras esta crisis. Creo que una de las consecuencias que dejará esta pandemia cuando pase será que la demanda de energía y crudo será menor.
¿Cómo impactaría en la economía un rebrote después del verano?
No sería bueno para la recuperación. Este es uno de los riesgos que más me preocupa. En los próximos meses, será crítico cómo evolucionen países como Alemania, Italia, España… ante las menores restricciones para que esto no suponga más contagios.
Pero si se produce el rebrote, ¿nos devolvería al punto de partida de abril?
No. Abril fue el peor mes en términos absolutos. En parte porque una de las cosas que pasó es que los sistemas de salud no estaban preparados y ahora los gobiernos están en una posición mejor para manejar una segunda y tercera ola de contagios. Así que, si hay un rebrote, no iremos otra vez a la situación de abril.