El alto voltaje de crispación política al que está llegando España inquieta al mundo de la empresa. La polarización que se escenifica todas las semanas en el Congreso de los Diputados y que ha tenido su reflejo en las calles durante esta pandemia es motivo de preocupación entre los altos directivos de este país.
Tanto es así que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha llegado a pedir una "reestructuración de la política" para poder afrontar con seriedad la recuperación, después de que el PIB trimestral se esté hundiendo un 15%, según sus estimaciones.
En el mundo de la empresa se considera vital un plan de impulso económico que permita poner sobre la mesa las reformas estructurales que quedaron sin hacer tras la última crisis económica. Se cree también que para salir de esta crisis será necesario apostar por la colaboración público privada y dar más voz al mundo de la empresa.
Sin embargo, para los partidos políticos fichar talento del sector privado para reforzar sus equipos económicos está siendo más complicado que nunca.
Sin ir más lejos, Pablo Casado ofreció a varios empresarios y economistas de prestigio formar parte del equipo de asesores que creó para lanzar el plan Activemos España y no consiguió que se sumaran a ese grupo de trabajo. El motivo no es otro que el temor a que un acercamiento a la política repercuta de manera negativa en la percepción de sus clientes, según fuentes conocedoras de esas invitaciones.
Ese equipo se formó finalmente con 10 expertos de prestigio, pero la mayoría son personas vinculadas al PP desde hace años. La savia nueva que ha podido aportar Casado la representa el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle.
Otros integrantes avalan la experiencia de gestión del partido, pero son figuras de épocas anteriores. En concreto, forman parte de ese grupo de asesores, Ana Pastor, Manuel Pizarro (vicepresidente de Faes), Elvira Rodríguez, Enrique López, Alberto Nadal, Miguel Arias Cañete, Isabel García Tejerina, Román Escolano y Fátima Báñez.
Fuentes próximas a la ejecutiva del PP explican a este periódico que hay figuras del mundo de la empresa que también están asesorando al líder de la oposición, pero prefieren hacerlo 'en la sombra'. Sin embargo, restan importancia a esa discreción al recordar que los empresarios siempre prefieren seguir la política desde la distancia.
No opinan lo mismo otras fuentes que consideran que se ha pecado de crear un consejo con excesiva presencia de gestores de lo público y escaso papel del sector privado en un momento en el que el PP debería estar liderando el debate económico ante la política errática de un Gobierno que no es capaz de generar la confianza necesaria para impulsar la economía.
Iglesias y la empresa
Mientras, en el Gobierno, el poder del vicepresidente, Pablo Iglesias, complica un acercamiento al mundo de la empresa que siempre ha estado en la diana de las críticas de Unidas Podemos.
Tras los puentes que se rompieron con la firma con EH Bildu de la derogación de la reforma laboral -luego rectificado por la vicepresidenta, Nadia Calviño-, ideas como la de conceder un "sello social" a las empresas que ayuden a los colectivos más vulnerables no contribuyen a un mejor entendimiento con los empresarios.
En el entorno de las patronales se lamentaba el pasado viernes la creación de ese distintivo porque recordaban que el papel más social de las empresas es el de crear empleo y riqueza. Criticaban el maltrato que reciben desde el Ejecutivo en un momento crucial para la supervivencia de buena parte del tejido productivo español.
Italia y Francia
Frente a lo que ocurre en España, Italia creó un consejo de asesores para la recuperación liderado por Vittorio Colao y Francia ha lanzado una comisión de expertos que estará presidida por el premio Nobel de Economía, Jean Tirole, y el execonomista jefe del FMI, Olivier Blanchard.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, plantearon la creación de una comisión parlamentaria para la "reconstrucción" que no ha podido arrancar con peor pie por el enfrentamiento protagonizado por Iglesias con Vox.
La oposición no está ni siquiera cómoda con el término "reconstrucción" porque considera que en España lo que hay es un tejido productivo que ha sido cerrado por una pandemia y que hay que reactivar. Pocos confían que de esa comisión que preside Patxi López salga un acuerdo de mínimos.
Almeida con Mckinsey
La otra cara de la moneda la representa la ciudad de Madrid, que contrató a la consultora McKinsey para preparar un plan de salida de esta crisis.
Se echa en falta a nivel nacional una foto como la que se sacaron el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y la vicealcaldesa, Begoña Villacís, sentados en una enorme mesa con ejecutivos. Estaban José Bogas (consejero delegado de Endesa), Emilio Gayo (presidente de Telefónica España) e Ignacio Garralda (presidente de Mutua Madrileña). También aparecían en remoto José Ignacio Goirigolzarri (presidente de Bankia) y José Manuel Entrecanales.
La imagen se completaba con Víctor Madera (presidente de ICD Salud-Quirón), Alejandro Beltrán (presidente de McKinsey), Miguel Riaño (socio director de Herbert Smith), Cristina Garmendia (presidenta de Cotec), Manuel Bretón (presidente de Cáritas Española) y Miguel Garrido (presidente de CEIM).
Todos fueron convocados para aportar ideas para la recuperación y el grupo de trabajo ha ido incorporando a nuevos expertos del mundo de la empresa. Un logro que escenifica el fracaso de una política nacional que hace que los empresarios se "sonrojen", en palabras de Garamendi, por la actitud de algunos líderes políticos.