A través del telefonillo. Así fue como Bob Wilson tuvo que avisar a su vecino, Paul Milgrom, de que había ganado el galardón de Economía. "Has ganado el premio Nobel y están intentando contactarte, pero no pueden. Parece que no tienen tu número", le anunció Wilson mirando a la cámara del portero automático en pijama.
Eran ya las dos y cuarto de la madrugada cuando los vecinos del galardonado tuvieron que personarse en su casa para llamar al timbre y avisarle de que, al darse a conocer la noticia, varias personas trataban de ponerse en contacto con él. "¿Sí? Wow…", fue todo lo que pudo articular el premiado al otro lado del telefonillo.
"Tienes que dejar que te llamen", insistió su vecino Wilson desde el portal en compañía de su mujer.
Milgrom había apagado todos sus dispositivos y ya estaba dormido, por lo que ni sabía que había sido el elegido por la academia sueca, ni esta se había conseguido poner en contacto con él para darle la noticia.
Cuando la organización vio que no podía contactar con Milgrom, le pidió a Wilson que fuera a avisarle personalmente a su casa. Los dos premiados son vecinos, por lo que Wilson cruzó la calle en mitad de la noche para darle la feliz noticia a su compañero.
Paul Milgrom y Robert Wilson han sido los premiados por la institución sueca en esta edición por sus "mejoras en la teoría de subastas e invenciones de nuevos formatos de subastas".