Cada vez que España padece una crisis, sale a relucir la necesidad que tiene este país de invertir más en I+D+i. Los estragos económicos provocados por la pandemia han hecho que los españoles vuelvan a acordarse de esta asignatura pendiente en 2020 y parece que el Gobierno quiere hacer una apuesta decidida por impulsar su peso en la economía.
Sin embargo, España parte de una enorme desventaja frente a los países de su entorno. No solo porque la I+D representa en el PIB español la mitad de lo que supone para otros países de nuestro entorno. También porque la experiencia demuestra que muchas veces las convocatorias de ayudas a sectores estratégicos no funcionan, lo que muestra que hace falta algo más que los fondos europeos para revertir la situación.
"Nuestra deficiencia en I+D+i viene de hace muchísimos años y es achacable a los gobiernos anteriores independientemente de su color. Ahora el objetivo es recuperar en cinco años toda esa desinversión, pero otros países han actuado de forma diferente y ahora partimos con desventaja", explica a Invertia Víctor Cruz, director de estrategia de la consultora FI Group, especializada en asesorar empresas para la gestión de la financiación de la I+D+i.
España solo destina el 1,24% del PIB a I+D. Se trata de una cifra muy pequeña, si se tiene en cuenta que Francia tiene la voluntad de llegar ya al 3% del PIB.
La Estrategia de Ciencia y Tecnología se ha marcado como meta que España alcance en 2027 una inversión del 2,14% en I+D respecto al PIB.
Gracias a que se han incorporado ya partidas de los fondos que la UE está pendiente de aprobar, los Presupuestos Generales del Estado han incorporado 650 millones de euros para impulsar la I+D+i. El del Ministerio de Ciencia alcanza los 3.232 millones de euros, como presentó el ministro del ramo, Pedro Duque el pasado 30 de octubre.
"Aunque los Presupuestos han incluido decisiones como la limitación a los dividendos de las Socimis, en materia de I+D+i se han mejorado los incentivos fiscales y no se han planteado desde un punto de vista restrictivo", explica Cruz, que también es presidente de AFIDI y se muestra alineado con este planteamiento para la innovación.
Además, valora de manera positiva las recomendaciones lanzadas por la AIReF esta semana para incorporar un cheque fiscal en I+D+i, algo que FI viene reclamando desde hace tiempo a través de la presidencia de AFIDI (Asociación Española para el Fomento de la Financiación de la I+D+i). Todo ello va en el camino de lograr esa meta de que esta actividad llegue a alcanzar ese 2,14% del PIB dentro de siete años.
"Es positivo que se quiera conseguir ese aumento en un periodo relativamente corto, cuando llevamos décadas que prácticamente en lugar de subir, lo que hacemos es bajar. Pero la cruz de la moneda es cómo vamos a llegar tan rápido a ese porcentaje cuando hay instrumentos que han demostrado no ser útiles o no ser eficientes para ello", señala Cruz.
Débil punto de partida
El déficit de inversión en este campo es en todos los sentidos. No solo es un problema de falta de recursos del sector público. También falta financiación e inversión privada. Y la colaboración entre ambos ámbitos de la sociedad no ha funcionado demasiado bien en este ámbito en los últimos años.
"Partimos de una situación difícil. A modo de ejemplo, las últimas convocatorias de ayudas a sectores estratégicos (Industria Conectada 4.0. y Reindustrialización), han tenido unos resultados pésimos", advierte el presidente de AFIDI.
Según los datos de FI Group, en la última convocatoria de Industria Conectada 4.0 solo se han aprobado ocho proyectos, lo que ha supuesto una movilización de 2,04 millones de euros, frente a los 25 millones que se habían presupuestado.
Mientras, la convocatoria de Reindustrialización ha ocurrido algo similar. Se han aprobado 105 proyectos y se han rechazado 147. Esto ha supuesto que solo se concedan 42,8 millones de euros, esto es solo un 12,6% de los 340 millones disponibles.
"Unas tasas de ejecución presupuestaria tan bajas hacen pensar que algo no está funcionando bien", advierte Cruz con esos dos ejemplos.
Que España no sea capaz de ejecutar todos los fondos de la Unión Europea que va a comenzar a recibir a partir del próximo año para modernizar y transformar su economía es una preocupación compartida por el Gobierno, la Comisión Europea y las empresas.
Cuellos de botella
En este sentido, el director de estrategia de FI Group considera fundamental que "en estos momentos de crisis económica, se definan mecanismos adecuados que permitan que los fondos lleguen, y se ejecuten de manera íntegra, correcta y llegando a proyectos y necesidades estratégicas como país.
Para tratar de que sea así, el Gobierno trabaja en un Real Decreto ley para eliminar cuellos de botella y trabas administrativas en el acceso a los fondos. También desde el sector privado, todas las asociaciones empresariales han mostrado su disposición al Ejecutivo para estrechar la colaboración y ejecutar los proyectos con eficacia.
"Tenemos una gran oportunidad para la recuperación del país. Pero para ello hay que cambiar y mejorar operativas que han demostrado no estar funcionando", advierte Cruz.
Y es que en España hay instrumentos para impulsar la I+D+i focalizados en ciencia (más centrada en centros públicos o universidades) y en innovación (más centrada en empresas) de financiación directa. Pero si no se redobla la apuesta, es posible que una vez más no se logre pasar del discurso a los hechos y nuestros países competidores sigan ganando terreno en este campo fundamental para la economía y el bienestar social.