Con la entrada del nuevo año, Europa formaliza oficialmente el abandono de Reino Unido de la Unión Europea. El 31 de diciembre culmina el denominado periodo de transición, recogido en el Acuerdo de Retirada, que otorgaba unos meses en los que ciudadanos y empresas podían consumir e invertir sin cambios.
Tras el acuerdo alcanzado el día de Nochebuena entre Londres y Bruselas, y que ha sido ratificado por los 27 embajadores de los países miembros, se abre una nueva etapa en el que Reino Unido para de ser un miembro más de la Unión Europea a un país exterior con el que establecer acuerdos.
De hecho, a partir del 1 de enero los intercambios comerciales que se lleven a cabo serán considerados exportaciones e importaciones. Esto se traduce en una serie de implicaciones económicas que afectarán tanto a envíos como recepciones con Reino Unido como origen o destino.
Control de aduanas
Aunque el pacto alcanzado elimine los aranceles, existe todo conjunto de procesos administrativos que afectarán negativamente al comercio con Reino Unido. Sin embargo, ambas partes se han comprometido a intentar aligerar en la medida de lo posible esta carga administrativa.
De esta manera, una de las primeras trabas a las que se enfrentan las mercancías consiste en las declaraciones aduaneras, para las que serán necesarias el número de identificación conocido como EORI, que deberá estar registrado en un estado miembro de la Unión Europea.
Desde la Secretaría de Estado de Comercio indican que este número de registro es posible obtenerlo a través de la sede electrónica de la agencia tributaria. Con todo, según el tipo de mercancía y su clasificación arancelaria, se aplicarán diferentes tipos de controles por parte de los organismos aduaneros implicados.
Puesta en marcha por fases
El nuevo sistema estima que el control fronterizo se implantará en tres fases, que entrarán en vigor en los meses de enero, abril y junio.
En la primera etapa se aplicarán las medidas para los productos que entran en la categoría de "no controlados", que deberán presentar declaraciones diferidas, "que les permite guardar registros de los bienes importados y retrasar el envío de las declaraciones aduaneras y pago de aranceles e impuestos hasta 6 meses", informan desde el Gobierno. En esta fase, a los productos controlados, como el alcohol, el tabaco o los combustibles, se les pedirá una declaración de aduanas estándar.
A partir del 1 de abril, se aplicarán controles a todos los productos de origen animal y a todas las plantas y vegetales no exentos, así como la documentación sanitaria relevante y la inspección física pertinentes.
Por último, en julio se incorporarán nuevos trámites con carácter general, como es el pago de los aranceles correspondientes cuando el producto llegue al punto de entrada, el envío de declaraciones sumarias de entrada para todos los bienes, la activación de puestos de control específicos (Borden Control Post) para mercancía sujeta a controles sanitarios o fitosanitarios, y el anunciado servicio de movimiento de vehículos de mercancías (GVMS).
Por parte de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) se han mostrado favorables al acuerdo, que han recibido con "gran alivio", pues ha permitido tramitar la desconexión sin caer en la temida salida "caótica".
La situación de Irlanda del Norte
Una de las cuestiones que también permanecían 'en el aire' durante las últimas jornadas de negociaciones tenía que ver con la situación de Irlanda del Norte tras el 'brexit'.
El acuerdo finalmente alcanzado estipula que la región continuará aplicando la normativa de la Unión Europea en materia de aduanas, IVA e Impuestos Especiales (IIEE). Sin embargo, el territorio forma parte de la zona aduanera de Reino Unido.