Las restricciones de movilidad provocadas por la irrupción de la pandemia llevaron a que el teletrabajo se implantara de manera ipsofacta en miles de viviendas españolas. Pero no ha salido gratis. Cada empleado español ha tenido que desembolsar de media 615 euros para poder realizar su labor desde casa de manera cómoda, saludable y sencilla.
A pesar de la necesidad de quedarse en sus casas para evitar contagios no deseados, trabajar desde casa le ha salido caro a más de un trabajador de oficina durante la crisis generada por el coronavirus, según un trabajo de investigación realizado por los especialistas en ergonomía y salud laboral de Fellowes.
Un 74% de los trabajadores invirtieron en equipamiento como auriculares, impresoras y mesas de escritorio pero también en sillas con respaldo lumbar, brazos de monitor o elevadores de portátiles, reposamuñecas o reposapiés, entre otros accesorios.
Por orden de preferencia en las compras, los españoles invirtieron en sillas de escritorio (20%), cojín para la silla (18%), ratón ergonómico (14%), reposapiés (14%), respaldo lumbar (12%), reposamuñecas (11%) e iluminación (12%).
Expertos en ergonomía y psicosociología laboral como Ismael Sánchez-Herrera, presidente de la Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral, afirman que "estos datos reflejan la poca inversión que se realiza aún en este país en materia de ergonomía y salud laboral".
Cuidar la salud del empleado
El directivo recuerda que "son muchos los españoles que siendo enviados a teletrabajar como consecuencia de la pandemia, no han recibido soluciones ergonómicas como brazos de monitor, respaldos lumbares, reposamuñecas, etc.. invirtiendo en ocasiones de forma errónea y generando finalmente lesiones por una mala información".
Si bien es cierto que un 57% del total de los protagonistas del estudio recibió un ordenador portátil, una tablet y un teléfono, sobre productos que mejoraran la salud y la ergonomía de su puesto de trabajo en casa la mayoría no obtuvo ninguno.
Además, tal y como aparece en el resumen del estudio elaborado por Fellowes, un 12% solicitó a su empresa equipamiento sin recibir respuesta y el 8% de las solicitudes terminaron en una negativa.
En este sentido, Ismael Sánchez Herrera, advierte que "la negativa a proporcionar estos elementos indispensables para trabajar de forma saludable deriva en dolores de espalda, cuello, codo, dolor lumbar y otras patologías que se asocian a un puesto de trabajo poco eficiente y carente de ergonomía". De hecho, constata, "esto genera finalmente costes a las propias empresas por bajas laborales o baja productividad por dolencias".