Llega la primera reválida de los fondos europeos: Bruselas abierta a negociar plazos y flexibilizar planes
El objetivo prioritario de la Comisión es que los proyectos claves de los planes de recuperación no se frenen.
13 octubre, 2021 01:38Noticias relacionadas
Las evaluaciones iniciales de la marcha de los fondos Next Generation están a la vuelta de la esquina. Por primera vez, los representantes de los Estados deberán dar detallada cuenta a la Comisión Europea de cómo avanzan tanto las reformas comprometidas como los proyectos a los que ya han comenzado a llegar las ayudas. Unos exámenes de cuyo aprobado dependerá la siguiente tanda de ayudas.
El esquema acordado entre Bruselas y los países receptores de los fondos europeos señalaba que, cada seis meses, los Gobiernos deberían ir demostrando sus avances para seguir desbloqueando fondos. Para ello, los planes marcaban un calendario trimestral de compromisos que servirán como referencia para valorar su implementación.
El mes de diciembre fue el elegido para colocar la primera de estas reválidas. Un punto en el calendario para el que queda poco más de mes y medio por lo que los trabajos para preparar estos exámenes ya han empezado.
Según ha podido contrastar este diario, existe un clima de moderado optimismo en Bruselas respecto al avance de los planes. Se considera que la fase de arranque del mayor paquete de ayudas comunitarias a fondo perdido era el momento más complejo y que se ha conseguido en un periodo de tiempo muy corto y con un nivel de entendimiento muy alto para lo que suelen ser los ritmos de Bruselas.
Avances a diferentes ritmos
Tras esta primera fase, desde Bruselas explican que, en estos momentos, el despliegue de los Next Generation busca alcanzar la velocidad de crucero. Todos los estados están cerrando en paralelo los mecanismos para controlar los fondos. El seguimiento de cada euro por parte de la Comisión Europea va a ser muy exhaustivo. Para ello, es necesario alinear los métodos y los formatos de todos los Estados participantes de cara a que el control de los requisitos sea homologable en toda la Unión Europea.
La diferencia normativa en este sentido y las diferencias organizativas entre Estados más centralizados y descentralizados están haciendo que esta tarea esté requiriendo un tiempo importante. Más cuando, en paralelo, los Gobiernos están lanzando ya las primeras convocatorias y, además, ultimando las reformas comprometidas para el primer control previsto para este diciembre.
En este contexto, las primeras conversaciones entre Bruselas y los representantes de los distintos países apuntan a que desde la Comisión se va a adoptar una postura muy flexible con la evaluación de los proyectos. Como ya se señaló desde el primer momento, en el caso de que los Gobiernos no pudieran cumplir todos los elementos comprometidos en el plan se podría negociar una modificación de los fondos a recibir a cambio de menos reformas.
Pese a que el ritmo de puesta en marcha en casi todos los países es positivo, se da por descontado que muchos países no van a llegar a cumplir la primera tanda de requisitos pactados. No hay que olvidar que hasta el 17 de agosto la Unión Europea no transfirió los primeros fondos. Además, en un año tan complejo, la llegada del verano también ha influido en que los Gobiernos hayan tenido menos días disponibles de los necesarios.
Prioridad: que los proyectos no se frenen
Todo ello hace que de cara al próximo mes de diciembre se esperen llegar a acuerdos que permitan que los planes de recuperación sigan acelerando. El objetivo prioritario de la Comisión es que los proyectos estructurales presentes en los planes no se frenen. Por la naturaleza y la importancia que tienen en cuestiones claves como la sostenibilidad, la voluntad de la Comisión es, siempre que esté justificado, continuar con los paquetes de ayudas.
Es por ello por lo que, durante las próximas semanas, comenzarán la primera ronda de encuentros para conocer en qué estado están los distintos planes y cuáles son las previsiones de los Gobiernos para los primeros exámenes. Un punto en el que se espera que la gran mayoría de los países receptores presenten gran cantidad de avances, pese a que no sea el 100% de lo comprometido.
Y es que, el control que se pretende realizar por parte de Bruselas a los Next Generation va a tener muy poco que ver con los tiempos de los hombres de negro. Frente al carácter implacable que los responsables de controlar los planes de reformas tras la crisis de 2008 encarnaron durante la pasada década, el talante para esta nueva etapa pretende ser mucho más conciliador.
El interés por todas las partes es movilizar el mayor volumen de ayudas lo antes posible. Más cuando es necesario apuntar la recuperación económica ahora que todos los indicadores señalan que lo peor de la pandemia ya ha pasado. Por ello, se espera mucha flexibilidad a la hora de mover objetivos siembre que se cumplan dentro de los años marcados para desplegar el total del proyecto de los Next Generation.
España: a vueltas con la reforma laboral
En el caso de España el objetivo comprometido que más preocupa es la reforma laboral. Según lo acordado con la Comisión Europea, el Gobierno se comprometió a llegar a un acuerdo antes de final de año con sindicatos y representantes de la patronal de los empresarios. Un objetivo que va a ser prácticamente imposible de alcanzar dadas las diferencias existentes y que tiene muchas papeletas para necesitar una redefinición con Bruselas.
Del mismo modo, se espera que los meses de octubre y noviembre sirvan para poner en marcha la totalidad de los proyectos calendarizados para este trimestre en el esquema que se mandó a Bruselas. Para ello, se espera que los próximos seis Consejos de Ministros sean un carrusel de anuncios con los fondos europeos como protagonistas.
En este contexto, la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado también será importante a la hora de calibrar la salud de las alianzas del Ejecutivo de Sánchez. Pese a que el Gobierno no necesita las nuevas cuentas para desplegar los fondos, si se renovaran los del año pasado ya tendría margen suficiente para las cantidades comprometidas para 2022, mandar a Europa unas cuentas actualizadas aportaría un mensaje de estabilidad que sumaría muchos enteros de cara a la evaluación del progreso de los fondos.
El próximo año será el ejercicio fundamental en el despliegue de los fondos. Con más de 27.000 millones, 2022 se presenta como un momento fundamental para que cristalicen gran parte de las iniciativas más importantes presentes en el Plan de Recuperación y Resiliencia. Para ello, el examen de diciembre será clave. Una revalida en la que, el punto de partida tanto por examinadores como por examinados es el mismo: conseguir que los proyectos apoyados por los fondos no se frenen.