La llegada a la cancillería alemana de un socialdemócrata no garantizará a los países del sur un marco libre de austeridad prolongado en el tiempo. Más bien al contrario, el líder del SPD, Olaf Scholz, firmó este miércoles su acuerdo de Gobierno con los verdes y los liberales y entregó a estos últimos -que se agrupan en la formación FPD- la cartera de Finanzas.
El 'halcón' Christian Lindner será así el sucesor de Scholz al frente de las Finanzas alemanas. No hay que olvidar que el líder del SPD ocupa hasta ahora esa cartera dentro del Gobierno de coalición de su partido con Angela Merkel. Por tanto, que entregue esa cartera a un liberal que se ha posicionado en contra de las subidas de impuestos y a favor de restablecer la consolidación fiscal en Europa no ha sido una gran sorpresa, dada la necesidad que tenía de incorporar al FPD en su Gobierno que será más continuista de lo que algunos pensaban con las políticas de Merkel.
El vacío que deja la canciller alemana tras 16 años en el poder como líder indiscutible de la Unión Europea ha hecho mover ficha al presidente francés, Emmanuel Macron. En un momento en el que Bruselas tiene que abrir las negociaciones sobre cómo se va a volver a las reglas fiscales en 2023, París quiere reequilibrar el eje franco alemán dando entrada en esa entente a Italia.
La buena relación de Macron con el primer ministro italiano, Mario Draghi, ha propiciado el acuerdo de cooperación privilegiada entre los dos países que sellarán este jueves los dos mandatarios para reforzar su relación bilateral.
Será el Tratado del Quirinal y garantizará su unión en asuntos de inmigración o comercio. Pero, al mismo tiempo, deja entrever que la 'paloma' italiana (como se llamaba a Draghi cuando era presidente del Banco Central Europeo) ganará fuerza en las grandes decisiones que tengan que tomar las potencias europeas en el medio plazo.
Esto es clave para la economía y trascendental para España. De un lado, la alianza entre París y Roma garantiza que la segunda y la tercera economía del euro pelearán en Bruselas por unas reglas fiscales más laxas. Además, harán presión en la opinión pública para que el BCE retrase lo máximo posible el inicio de la retirada de los estímulos y la subida de los tipos de interés. Esta decisión está cada vez más cerca ante la subida de la inflación por encima del 4%.
Mientras el BCE sostenga que esta subida de los precios es "transitoria", se mantendrá la política laxa de la actualidad. Pero cuando haya un cambio en las previsiones y se clasifique como "permanente" -como reclaman cada vez más economistas de los países frugales- significará que Fráncfort ha decidido empezar a retirar estímulos.
Ideas liberales
Las ideas de Lindner en este terreno son conocidas porque él mismo las dejó claras antes de acordar su entrada en el Gobierno como ministro de Finanzas.
En una entrevista con el Financial Times advirtió que "continuar con una política fiscal ultraexpansiva para Europa sería un gran peligro".
Además de rechazar el alto endeudamiento que los países arrastran en este momento, Lindner se ha mostrado contrario a cualquier subida de impuestos. El mensaje es claro: defenderá menos gasto público para no asfixiar la economía.
No al 'austericidio'
Dado el importante papel que desempeña Alemania en las negociaciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que se va a reformular en los próximos años, el nobel de Economía, Joseph Stiglitz se ha posicionado abiertamente en contra de Lindner. En una tribuna que publicó junto al economista británico Adam Tooze en la prensa alemana, Stiglitz afirmó que es un peligro para Europa que se empiecen a aplicar ahora las políticas del liberal.
Este sentir será muy probablemente compartido por el Gobierno español, que tendrá que confiar en la fortaleza del eje Macron-Draghi para no tener que volver a la austeridad en el medio plazo.
No obstante, la palabra austeridad de 2021 en Europa no es la misma que se promulgaba en 2010 y 2012, cuando los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy tuvieron que acometer serios recortes.
De hecho, el propio Lindner no se opone a la creación de un fondo de recuperación verde, algo que encaja con los otros socios del Gobierno de coalición de Scholz.
España también tendrá que tener en cuenta que la defensa de las políticas laxas de Mario Draghi no son tampoco las del Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
El papel de Draghi
El primer ministro italiano siempre fue un firme defensor de que el BCE mantuviera una política acomodaticia para dar tiempo a los Gobiernos nacionales a acometer reformas estructurales.
Es en esa línea en la que ahora trabaja con la ambiciosa agenda reformista que quiere poner en marcha en Italia. Además, su política en los últimos meses ha estado marcada por un espíritu proempresarial y bajadas de impuestos.
Con este nuevo tablero político, los frugales presionarán junto a Alemania por acelerar la convergencia económica (lo que exige sacrificios a los países del sur) y la llamada periferia europea se posicionará con Francia para presionar en el sentido contrario.
No obstante, la emisión de deuda conjunta para financiar los planes de Next Generation EU ha sido un gran avance que fue auspiciado por el propio Scholz como ministro de Finanzas del Gobierno de Angela Merkel.
Desde que asumió esa cartera hasta 2018 su política económica había sido continuista con la de su predecesor, Wolfgang Schäuble. Este pasado político da pistas de por dónde caminará su alianza con los liberales. Pero también tiene matices, como el de las implicaciones del abandono del Bundesbank de Jens Weidmann, el gran halcón del BCE durante muchos años.
Se abre un nuevo tiempo en Europa, pero no exento de sobresaltos porque Francia acudirá a las urnas en abril de 2022 y Macron se jugará su futuro. Sin conocer el resultado de esa cita electoral, es aventurado saber hasta qué punto tendrá éxito este intento de París de reequilibrar el eje franco alemán con el prestigioso Mario Draghi. Pero con un acuerdo de Gobierno ya firmado en Alemania, las dudas se van despejando.