Un mes y medio después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, diera más peso a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en las negociaciones para la reforma laboral, la relación entre el Gobierno y la patronal se ha vuelto a encauzar, pese a que todavía hay dificultades para alcanzar un acuerdo como reclama Bruselas.
El Comité Ejecutivo de la CEOE mantuvo este miércoles una reunión ordinaria en la que el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, informó del estado en el que se encuentra en este momento la negociación y pulsó el ánimo de sus integrantes sobre esta cuestión. La cita sirvió para constatar que ya hay puntos en los que parece posible llegar a un acuerdo, aunque todo sigue abierto y no se descarta que el Gobierno acabe llevando al Congreso una reforma laboral que no cuente con el aval de los empresarios.
Pese a los obstáculos, el avance que se ha hecho en este tiempo es notable. Atrás parecen haber quedado los calificativos utilizados por la patronal para describir los textos que en su día presentó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y que fueron calificados de "ideológicos" y "marxistas".
Además, en la mesa de negociación también hay desde hace dos semanas una propuesta de reforma laboral presentada por la patronal, en un claro gesto de intentar buscar el entendimiento para reformar una normativa para el mercado de trabajo que los empresarios no querían tocar cuando arrancó esta legislatura.
Tras la reunión del Comité Ejecutivo, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, acudió a la entrega de los premios de los jóvenes empresarios de CEAJE, donde coincidió con Calviño.
La vicepresidenta bromeó en público sobre el aspecto joven del líder de la patronal y Garamendi evitó hacer referencias expresas en su discurso oficial a las negociaciones sobre la reforma laboral. A la entrada y al término del acto, ambos se dejaron ver conversando en un tono amigable con otros empresarios y también en una charla distendida en privado.
El presidente de la CEOE atendió a la prensa en ese evento. Pese a que el representante de los empresarios se aferró a la discreción que considera necesaria para mantener la "lealtad" con la mesa de trabajo, de su tono se pudo desprender que el mando que ha tomado la vicepresidenta Calviño está dando sus frutos, puesto que aunque no se promete el acuerdo, ya tampoco se descarta.
Más tiempo
A menos de dos semanas para que llegue el 28 de diciembre que el Gobierno ha marcado en la agenda para llevar al Consejo de Ministros la reforma laboral, el Ejecutivo ha acelerado las negociaciones con el fin de cumplir con su calendario.
Sin embargo, ante la complejidad que tiene reformar un texto en el que, como destacó Garamendi, "el lugar en el que se coloque una coma, importa",los empresarios consideran que la falta de tiempo puede ser un motivo para que no haya acuerdo. "Las prisas no son buenas consejeras", afirmó en ese acto apadrinado por el Banco Santander.
Garamendi reconoció que el Gobierno "tiene legitimidad" para marcar los tiempos en los que quiere legislar, pero se mostró partidario de no desechar la propuesta de la Comisión Europea de retrasar unas semanas la reforma laboral si con ello se logra un acuerdo que sea mejor para el país "en un tema tan importante".
Hay que recordar que España tiene como margen el primer semestre del año para cumplir con los hitos que ha prometido en el Plan de Recuperación a cambio de la próxima solicitud de fondos europeos. En ese documento, se fijó el 31 de diciembre como fecha "indicativa", pero no "imperativa", con lo que si el Gobierno lo considerase oportuno, podría abrir un periodo de prórroga para las negociaciones.
En todo caso, el líder de la patronal afirmó que todavía es pronto para saber si sería necesaria esa extensión en el tiempo, dado que la mesa de negociación para la reforma laboral está manteniendo reuniones diarias y todavía hay tiempo para negociar.
"Vamos a ver hasta dónde llegamos, pero si el día 28 de diciembre no hemos llegado a un acuerdo, diremos no. Igual lo decimos porque falta tiempo y hay cosas a los que no hemos llegado. Pero estamos todavía a día 15", afirmó Garamendi a la prensa.
Unanimidad de la empresa
Del Comité Ejecutivo también salió otra conclusión: la patronal parece decidida a mantener la unanimidad en lo que decida sobre la reforma laboral.
Pese a que Garamendi explicó que "hay muchos matices, y una coma cambia todo", la idea de que las empresas cuenten con los mecanismos de flexibilidad interna necesarios es imprescindible para su visto bueno.
Sobre este punto también se pronunció el presidente de ATA, Lorenzo Amor, que reconoció que hasta que los empresarios no puedan leer el documento completo que se llevará al Consejo de Ministros no se podrá dar el 'sí' o el 'no'. Pero Amor recordó que de los 12 acuerdos que se han firmado con el Gobierno, 11 han sido por unanimidad y el de la Ley de los ryders solo contó con un voto en contra.
Esta vocación de los empresarios por cerrar filas para defender sus intereses parece inamovible, aunque haya voces del ala más dura que no se sientan cómodas con las propuestas de este Gobierno.
Fuentes próximas a la patronal recuerdan que hay intereses comunes entre Gobierno y empresarios que animan a todos a buscar un acuerdo. Además del "bien del país", está el dinero de los fondos europeos y la lupa con la que la Comisión Europea y los socios del euro van a vigilar el texto final de la reforma laboral y el detalle de si se aprueba con o sin un gran acuerdo.