El año 2021 arrancó con riesgo de deflación y se despide con la tasa de inflación desbocada en niveles no vistos en las últimas tres décadas. España afronta la cuesta de enero con la mayor subida anual de precios desde abril de 1992. Aquel año se celebraron la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, la economía creció un tímido 0,9% y un año después, llegó la recesión.
Este mes de diciembre, la inflación anual se disparó hasta el 6,7%, según el indicador adelantado este jueves por el INE. La energía no fue la única culpable de esa subida a la que también han contribuido el encarecimiento de los alimentos -tanto los no elaborados (6,5%), como los elaborados (3,5%)-, las bebidas no alcohólicas (4,9%) y el material y las atenciones que necesitamos para combatir la variante ómicron.
Según los datos de Estadística, los bienes como las mascarillas se encarecieron un 3,9%, mientras que los servicios Covid-19 (por ejemplo, los test y las PCR) dispararon su precio nada menos que un 18,3% en diciembre.
La inflación que comenzó a subir en Europa como consecuencia de la crisis energética, ya afecta de forma significativa a toda la cesta de la compra. La subyacente (que excluye la energía y los alimentos no elaborados) se situó en diciembre en el 2,1% tras subir cuatro décimas frente al mes anterior.
Que haya rebasado la barrera psicológica del 2% es importante, dado que es ahí donde se coloca el umbral de la estabilidad de precios que forma parte del mandato del Banco Central Europeo (BCE). Si en la eurozona supera ese límite de forma sostenida, Fráncfort tendrá que acelerar su plan de retirada de estímulos, lo que supone una amenaza para países como España o Italia, con un alto endeudamiento.
No obstante, de producirse ese cambio en la política monetaria, los ciudadanos tardarán algo de tiempo en notar los efectos. Algo que es distinto en el caso de la inflación, puesto que el encarecimiento de la factura de la luz y el gas (pese a las medidas adoptadas por el Gobierno), de la cesta de la compra o del material sanitario para prevenir contagiarse de la Covid-19 lo notan ya en sus bolsillos.
No hay nada que indique que los precios vayan a dar un respiro en el arranque del año, un mes ya de por sí complicado para los españoles hasta el punto de ser conocido como 'la cuesta de enero'.
En este 2022, esa cuesta se puede hacer especialmente difícil para las familias que dependen de sectores relacionados con el ocio, el turismo y la interacción social, dado que todo indica que una vez pasen las fiestas navideñas, las autoridades tendrán que imponer nuevas restricciones para frenar la espiral de contagios que muestran ya los datos récord de transmisión del virus. Esto supondrá menos ingresos para esos hogares con precios más altos.
Los datos avanzados por el INE muestran muchas lecturas preocupantes. Si en términos anuales, el dato es el mayor en casi 30 años, en términos mensuales, aunque la subida es menor (1,3% frente a noviembre) es el mayor incremento desde 1983.
En diciembre, el único respiro al bolsillo de las familias lo han dado los carburantes y lubricantes para vehículos personales que bajaron frente a hace un año, debido a que en diciembre de 2020 habían registrado una subida de precios después de la caída que experimentaron en los meses de confinamiento por el desplome de la demanda.
En cuanto a la factura de la luz, no se esperan buenas noticias a corto plazo. El mercado de futuros de la electricidad en España (OMIP) augura que el precio del megavatio hora (MWh) en enero superará los 400 euros. Y en el caso del gas, Europa sigue dependiendo de cómo evolucione la tensión con Rusia, pero mientras se pagan precios récord que han llegado a superar los 183 euros en los últimos tiempos.
No obstante, la caída del gas de las últimas semanas podría haber dado un respiro a la inflación en España en los últimos días del año. De ahí que algunos expertos consultados confíen en que el INE revise a la baja en alguna décima los datos avanzados este jueves cuando presente los definitivos. Ese dato consolidado se conocerá el próximo 14 de enero.
Cuando se confirme el dato de IPC será posible calcular la subida que experimentarán los alquileres firmados en diciembre. De momento, Idealista hizo este jueves un cálculo con la información disponible que indica que para una vivienda media en España con dos habitaciones, el incremento del precio superará los 550 euros al año. Esta estimación se ha hecho sobre un coste de 726 euros, con lo que para los inquilinos de Madrid, San Sebastián, Barcelona y Bilbao, entre otras ciudades, el encarecimiento medio será muy superior.
El dato de IPC no solo trae malas noticias a las economías domésticas. También es un varapalo a las previsiones de crecimiento de 2022 por el impacto que puede tener en el consumo en un arranque de año que ya de por sí se esperaba complicado por el impacto económico que tendrán las restricciones para frenar ómicron.
Todo ello en un contexto en el que los salarios en España no están subiendo al mismo ritmo que los precios. Si empiezan a hacerlo, se iniciará una espiral inflacionista que disparará aún más el coste de la vida y acelerará la toma de decisiones en el BCE sobre la retirada de estímulos en la que se asienta la recuperación europea. De momento, en la última previsión del Banco de España se estimaba que la inflación media de 2021 sería del 3% y el dato avanzado por el INE viene a confirmar ese horizonte.
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