La inflación está obligando a cambiar el discurso de los organismos internacionales sobre el control del gasto público en 2022, un año en el que las tres grandes economías europeas -Alemania, Francia e Italia- dejarán atrás el impacto económico de la pandemia al recuperar el nivel de PIB anterior a la Covid-19 sin que España se pueda subir a ese vagón.
Según las últimas previsiones del FMI, la economía española será la que más crecerá este año (un 5,8%) entre las grandes del euro, pero no logrará el empuje suficiente para volver a los niveles de riqueza previos al coronavirus al mismo tiempo que sus vecinos europeos. Tendrá que esperar a 2023.
Esta situación de desventaja en un entorno de alta inflación se va a convertir en un problema para la gestión de las cuentas públicas del Gobierno, cuyo cuadro macroeconómico sí promete recuperar en 2022 el nivel de PIB de 2019. Esta es una estimación que no comparte ni este organismo, ni el Banco de España.
El motivo es que, de las recomendaciones generales del Fondo para todos los países, se desprende que España tiene dos opciones: o quedarse corta en el gasto para sostener la recuperación o quedarse atrás en la consolidación fiscal que otras economías del euro afrontarán tras haber logrado el rebote suficiente en estos años para recuperarse del desplome del PIB sufrido en 2020.
"En la mayoría de los países, los déficits fiscales deberán reducirse en los próximos años, aunque el grado de consolidación debería depender del ritmo de la recuperación", advierten los economistas del FMI sin descartar que la Covid-19 pueda dar nuevos sustos y fuerce a revisar estas recomendaciones. "Si la pandemia empeora, la consolidación puede ralentizarse cuando el espacio fiscal lo permita", añaden.
El FMI arranca así el año modulando su discurso ante las esperadas subidas de los tipos de interés que se producirán en los próximos meses como consecuencia de las subidas de los precios.
En la actualización de su World Economic Outlook (WEO) que presentó este martes, la institución con sede en Washington incorpora los efectos negativos que la variante ómicron va a tener sobre la recuperación económica mundial en un contexto en el que la inflación "durará más de lo previsto".
La subida de los precios puede forzar a los bancos centrales a endurecer su política monetaria, como ya esboza el WEO y en un mundo inundado de deuda las condiciones financieras se van a "endurecer". Esto supondrá un problema para las economías con mayor endeudamiento, según advierte el informe.
España afronta este escenario con una deuda pública sobre PIB del 122% y un déficit público que, en 2021, habría cerrado en el 7,9% y este año bajará al 4,8%, según las proyecciones de la AIReF.
Para hacer frente a este escenario, el FMI pone sobre la mesa una receta conocida: "los déficits fiscales en la mayoría de los países se tendrán que reducir en los próximos años". Aunque se hace énfasis en la necesidad de mantener el gasto social en proteger a los más vulnerables marcando una clara distancia con los consejos de la última crisis financiera, cuya recuperación estuvo marcada por la austeridad.
De ahí que para España sea vital conseguir que los fondos europeos incrementen el PIB potencial en los próximos años. En esta revisión de previsiones, el FMI ha mejorado el crecimiento de 2023 hasta el 3,8%, un avance superior al de la zona euro (2,5%) y sus grandes economías Alemania, Francia e Italia. No obstante, en esta actualización, el organismo no ha hecho referencia al impacto de Next Generation EU.
Países emergentes
Si la situación es compleja para las economías de Europa, peor es para los países emergentes, que según advierte este informe sufrirán las consecuencias del endurecimiento esperado de las políticas monetarias de los grandes bancos centrales del mundo.
"A medida que las economías avanzadas elevan las tasas oficiales, pueden surgir riesgos para la estabilidad financiera y los flujos de capital, las monedas y las posiciones fiscales de las economías de mercados emergentes y en desarrollo", señala el documento en el que también advierte del riesgo de las tensiones geopolíticas para la economía global.