El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, recibe a este periódico en su despacho. En una semana en la que los agentes sociales han acudido a la Moncloa para hablar del pacto de rentas que quiere impulsar el Gobierno, el representante de los empresarios pide responsabilidad y más Europa ante la situación de emergencia que ha provocado la guerra. Además, advierte que hay sectores de la economía, como la agricultura y la ganadería, que van a necesitar ayudas.
Además de ser una tragedia, la guerra en Ucrania está impactando en los precios de la energía. ¿Cómo afrontan las empresas esta difícil coyuntura?
Para los empresarios españoles la guerra en Ucrania es una invasión, una agresión a la libertad, a la democracia y a la soberanía de un país. Y además se está viendo una conculcación de derechos humanos. Desde Business Europe dimos apoyo explícito a la Comisión Europea porque somos conscientes de que necesitamos más Europa. También hemos trasladado apoyo explícito al Gobierno español. Lo primero es ofrecer ese apoyo y trabajar por la estabilidad, intentar volver al orden establecido.
¿Y en el plano económico?
Hay consecuencias. Todo el mundo conoce lo que está pasando con la energía. En España, no hay un problema con el consumo, con el abastecimiento de gas. Pero eso no significa que no haya un problema de costes. El tubo que viene de Argelia parece que está asegurado y tenemos siete regasificadoras, que es algo muy importante porque en el resto de Europa no existen. Pero que llegue el gas natural no significa que el precio vaya a ser el actual. Es un problema que afecta, especialmente, a los procesos industriales.
A partir de hay, hay problemas en cadena. Alemania o Francia son nuestros mejores clientes, además de nuestros socios. La guerra también afecta al aluminio, a las arcillas, al aceite de girasol que utilizan los conserveros, a los fertilizantes para el campo... Agricultores y ganaderos afrontan un problema grave y sería el momento de plantear alguna ayuda especial para ellos.
Luego están las empresas españolas con presencia en Rusia: algunas han cerrado tiendas, otras tienen negocios, fábricas... Todo va a afectar de forma directa o indirecta a España. Pero es importante recordar que Europa está en un momento muy delicado y hay que defender lo que conocemos como el mundo occidental.
La Comisión Europea ha dado luz verde al Gobierno para que pueda intervenir en el mercado de la energía, ¿qué le parece esta respuesta?
Tenemos que ver qué se puede hacer de forma coyuntural para que los problemas no se conviertan en estructurales. Esta no es una situación normal. No es una guerra de la televisión, como hemos visto otras veces. Es algo que está en Europa y tenemos que participar en las decisiones que toquen, para bien o para menos bien.
¿Es buena noticia para España que se rescate el proyecto del Midcat para enviar gas al resto de Europa?
Es el momento de seguir demandando esas interconexiones eléctricas que necesitamos y llevamos años reclamando. En el gas, España está en una situación diferente a otros países porque no tiene problemas de abastecimiento, aunque puede tenerlo con los precios.
El Midcat está muy bien, pero lo que necesita España es la interconexión eléctrica que está parada
El Midcat está muy bien y se debe hacer, pero no es un problema de España, sino de otros países que debieran haberlo pedido. Soy partidario de todas las interconexiones. Pero que quede claro que el problema es que a España se le han negado muchos años las eléctricas que son las que realmente nos harían falta. Sería buena la del gas, pero lo que necesita España para su interés general es la interconexión eléctrica que se nos lleva paralizando años y años.
La subida de precios va a obligar a hacer sacrificios. El presidente del Gobierno quiere un pacto de rentas. ¿Por qué hay reticencias por parte de los agentes sociales?
Las relaciones de las empresas con los trabajadores a través de los agentes sociales han traído la paz social. En España, hay 4.500 convenios colectivos bajo este diálogo social bipartito. Nunca mejor dicho social porque es el diálogo de la calle, el que da tranquilidad al país. Toda la vida hemos hecho el ANC, el Acuerdo para la Negociación Colectiva, donde dentro de esos acuerdos está el área de las rentas.
Tenemos que tener muchísimo cuidado y no desbocar los salarios porque la inflación se convertiría en estructural
Tenemos una inflación desbocada y queremos que sea coyuntural, no estructural porque a los que más perjudica es a los más vulnerables. Tenemos que tener muchísimo cuidado y no desbocar los salarios porque se convertiría en estructural y tendríamos un problema real. Es muy importante hablar de la moderación salarial. En CEOE, planteamos en enero una subida del 2,1%. Vamos a ver cómo llegamos a un acuerdo, pero no queremos indexaciones al IPC. Hablemos de otros conceptos: productividad, competitividad...
En ese pacto de rentas el Gobierno plantea no repartir dividendos.
Primero nos tienen que explicar qué es el pacto de rentas. Desde un plano demagógico es fácil hablar y decir que no haya dividendos en las empresas. Pero empezamos a intervenir la economía y los inversores, que son la economía, confían en un sistema.
Voy a poner dos ejemplos. ¿Cuántos jubilados tienen acciones de compañías españolas y es un apoyo su pensión? Tienen derecho a un dividendo. Y cuando hablamos de que el dividendo es muy alto, hay que preguntar cuánto lo es con respecto al dinero invertido en esa empresa porque igual vale hoy un 30 o 40% menos que hace unos años. Pensemos en cuánto ha caído el ahorro de muchos españoles.
Cuidado con la hiperregulación porque eso me recuerda a algún país de Iberoamérica que no va muy bien, o a gestiones del siglo pasado
El otro dato es que en las pymes -y yo lo he vivido-, normalmente, el dividendo es el beneficio que cobras porque no tienes un sueldo. ¿Quién es quién para decir lo que tienes que dar o no dar? Y si hablamos de que la gente confíe en un país y estamos limitando las cosas, cuidado con la hiperregulación porque eso me recuerda a algún país de Iberoamérica que no va muy bien. Hay que ver dónde estamos, porque esto no es tan sencillo.
Entonces, ¿lo que no les ha gustado de la entrada en acción del Gobierno es el planteamiento de intervención?
No, cuidado. Hay que abordar varios temas. Primero, no quiero que me regulen, no quiero una intervención. Pero si el presidente del Gobierno plantea que sería bueno ver cómo nos podríamos entender, no es malo. Nosotros podemos hablar, pero luego habría que hablar más y ahí tendría que participar, por ejemplo, el Partido Popular.
Nosotros podemos hablar, pero luego habría que hablar más y ahí tendría que participar, por ejemplo, el Partido Popular
Pero estaríamos hablando ya de un Pacto de Estado. Incluso con los dos partidos, para mí no valdría un pacto en el que se marque al mundo empresarial lo que tiene que hacer porque nosotros sabemos lo que tenemos que hacer.
¿Sería bueno para España ese gran Pacto en el Congreso?
Es lo que el país reclama. Nosotros lo hemos demostrado desde la pandemia con tantos acuerdos. La unidad de acción es buena. Cerrar acuerdos en lo que se pueda desde la diferencia. Estamos en estado de emergencia y es muy importante que trabajemos en la unidad. Pero reclamo, por encima de todo, la libertad de las empresas en la economía de libre mercado.
Estamos en estado de emergencia y es muy importante que trabajemos en la unidad de acción
No vale que me digan 'tú ganas mucho porque lo decido yo'. Eso lo que hace es limitar la innovación, la competitividad, la buena gestión, etc. Un país avanza cuando la economía avanza y el sector privado funciona. Esta semana oía al líder de CCOO decir que había que subir impuestos y cortar los beneficios por ley. Eso me recuerda a algún régimen que no comparto.
Y si en el Congreso no es posible ese acuerdo, ¿lo será en el diálogo bipartito de los agentes sociales?
Está demostrado que nosotros llegamos a acuerdos y si no, incluso pactamos los desacuerdos. Vamos a ver lo que ocurre. Nuestra vocación es alcanzarlo, pero también lo digo: para nosotros, un acuerdo desde la responsabilidad, no puede estar vinculado al IPC. Tenemos que pensar en cómo buscamos la fórmula y ya veremos luego cómo se explica. Pero sería bueno lograrlo porque las empresas lo están demandando.
Un acuerdo con los sindicatos desde la responsabilidad, no puede estar vinculado al IPC
¿Cómo afecta la subida del SMI a esta negociación en esta coyuntura?
En los últimos cinco meses, el SMI ha subido un 5,3%. Hemos dicho que no estábamos de acuerdo por varios motivos. Hay sectores que no lo aguantan, la empresa también está sufriendo la inflación y hay comunidades autónomas en las que el salario medio ya está por debajo del salario mínimo. Se están inflacionando salarios y competitividad. Además, se está superando lo pactado en convenios y ha llevado a mucha gente a la economía sumergida. No olvidemos al servicio doméstico y a la dependencia, donde no todo el mundo puede pagar esas cantidades. Fue un error y lógicamente ahora con lo que está pasando no ayuda.
Esa subida se anunció con unas previsiones del Gobierno que eran más optimistas que las del consenso. Ahora, la economía afronta otra posible crisis y seguimos sin un plan de consolidación fiscal.
Acabamos de sacar un documento donde decimos que una gestión más eficaz del Estado nos ahorraría 60.000 millones de euros. En su día ya dijimos que la presión fiscal en España es mayor que en otros países porque si dividimos lo que se recauda por el número de españoles que pagamos, es mucho mayor. En Europa, la economía sumergida está en un 13% y en España el 24%. Es el momento de pensar -y lo digo en positivo- en que se pueden hacer mejor las cosas.
¿Cómo valora las propuestas del comité de expertos para la reforma fiscal?
Con todo el respeto sus miembros, no me creo al comité de expertos porque son expertos de parte. De hecho, alguno se fue. Yo represento a dos millones de empresas, que son los expertos. Son expertos en pagar. Son los que pagan los impuestos. Lo digo porque cada vez que los comités sacan algún informe, nos pegan un susto. En todo el libro sólo hay una frase, en la que se dice que se podría ser más eficiente. El resto es un ¡vivan los impuestos!
Represento a dos millones de empresas, que son los expertos. Son expertos en pagar. Son los que pagan los impuestos
Además, es muy poco acertado haberlo presentado ahora porque lo más importante en una economía es la confianza y esto genera desconfianza porque no lo van a aplicar ahora, pero ¿y mañana? Por último, cuando hablamos de armonización, está dando validez a algún impuesto -como es el de patrimonio o el de sucesiones- que si hablamos de Europa hay poca armonización. Mi impresión es que es un libro terriblemente ideológico.
¿Se equivocó el PP al decir 'no' al acuerdo para la reforma laboral?
Respeto profundamente las decisiones de la clase política. Fuimos muy respetuosos en explicar, en este caso al PP, qué es lo que había y por qué pensamos que era bueno. Llamé tanto al presidente del Gobierno como al presidente del Partido Popular. No voy a utilizar el término "se equivocaron", pero desde el respeto, yo no compartía esa opinión.
¿Hubiera sido bueno para el interés general de España que la reforma laboral tuviera el consenso de los dos grandes partidos?
Hubiera sido fenomenal, pero el consenso real, del que la gente no es consciente, es el que hemos hecho entre los trabajadores y las empresas. Eso es lo que da una estabilidad profunda. Lo más importante de la reforma laboral es la estabilidad institucional ante una norma que ha estado discutida. La mayor infraestructura de un país es el diálogo social, que es la paz social.
En la reforma laboral, se ha trabajado desde la política más que desde el interés general
Y desde el punto de vista estructural, la reforma laboral de 2012 se mantiene, aunque cambia algo de lo que nos pedía Europa, en la temporalidad. Se ha trabajado desde la política más que desde el interés general, que era que los empresarios y los sindicatos habíamos llegado a un acuerdo. Es más, si se analiza la votación es la más transversal que hemos visto.
¿Confía en que la estadística de la temporalidad vaya a dar un vuelco?
Esto no surte efecto de un día para otro. Habrá que evaluar la reforma laboral dentro de unos años porque también nos tendremos que acostumbrar a las nuevas normas funcionamiento. También tenemos que tener presente la guerra. Esperemos que sea corta, pero influye mucho. En todo caso, la reforma laboral es positiva. Todos los analistas lo han visto así, salvo aquellos que lo han visto desde planteamientos ideológicos o políticos y todavía no me han explicado técnicamente por qué no es buena.
En pensiones, ustedes apoyaron la primera parte del acuerdo para revalorizarlas con el IPC, pero no la segunda, la del mecanismo intergeneracional.
No. Son los partidos los que votaron ligarlas al IPC. El Pacto de Toledo llegó un acuerdo apoyado por todos, excepto Vox, que se abstuvo, pero no votó en contra, para subir las pensiones con el IPC. Nos hubiera gustado hablar de las pensiones en global, pero se dividió en bloques. No vamos a decir que no estamos de acuerdo con algo que viene del Pacto de Toledo y que ningún partido votó en contra. Sí planteamos que se mantuviera el Factor de Sostenibilidad o se pusiera otro que equilibre el sistema. Esa es la primera parte que firmamos.
El problema de las pensiones es de la clase política que se tiene que sentar, ser muy responsable, llegar a un Pacto de Estado y contar la verdad
Quiero aclarar que el Factor de Sostenibilidad estaba en la ley, pero no se aplicaba hasta el año que viene. Nosotros pedimos que se aplicara ese factor o un equivalente. El Gobierno aceptó y firmamos. Después, cuando lo aplicó hemos dicho que no estamos de acuerdo. Por último, en 2019, los únicos que en este país dijimos que no estábamos de acuerdo con las subidas de las pensiones fuimos nosotros. El problema de las pensiones es de la clase política que se tiene que sentar, ser muy responsable, llegar a un Pacto de Estado y contar la verdad.
¿Cuál es?
Es un tema actuarial, lo que significa ver cuándo nos vamos a jubilar, cuántos años tenemos que pagar, etc. Nos guste o no, esa es la realidad. Las empresas somos pocas y votamos poco. Y los pensionistas son muchos millones de personas, como los autónomos. Y al final el marketing político decide. Pero que no me culpen de algo en lo que tengo muy poco que ver. Queremos saber qué opinan los partidos. No vale que nos manden a los empresarios y a los sindicatos a gestionar un problema de este país que no arregla el Pacto de Toledo.
Al final, suben las cotizaciones sociales y además, se van a actualizar las pensiones con el IPC en un momento de inflación descontrolada.
Que los partidos políticos se sienten y nos den la fórmula. Cuando nosotros sacamos un acuerdo, ellos nos dicen que son la soberanía popular. Pues que lleguen a acuerdos. Creo que la sociedad española los quiere. Las pensiones son un tema de responsabilidad. Hay que sacarlas de las elecciones y de la campaña política. Mientras que no las saquen, estaremos así.
¿Cómo ve la ejecución de los fondos europeos?
Los fondos europeos son una gran oportunidad, pero es más complicado de lo que la gente piensa. Primero que hay que aclarar la gestión del Estado y de las comunidades autónomas. Hay que agilizar la Administración. Hay que seguir muy de cerca la parte de concursos públicos. Ahí es donde vamos a ver si hay una transformación real con inversiones de verdad en digitalización, sostenibilidad, inclusión e igualdad. Es decir, si hay inversiones estratégicas para cambiar el país o si son un 'plan E'.
Estamos esperando las convocatorias de los PERTE...
En los PERTE, el 70% lo ponen las empresas, los inversores. En las pymes, a veces es un problema de solvencia. Para ellas, es fundamental la participación de la banca porque el sector financiero capilariza el país y conoce a las empresas. Se habla de hacerlo con un instituto, pero no hace falta. La banca puede encargarse y encima puede dar los préstamos, pero vemos una especie de reacción para que no participe. Debe hacerlo como pasó con los ICO con los que se han dado los 100.000 millones gracias a la banca.
La banca puede encargarse y encima puede dar los préstamos para poder participar
Por último, con las pymes, hay que ver cómo se explica y se gestiona para que no haya una frustración porque cuando hablamos de digitalización, no es que a cada empresa le demos dinero para que se compre un ordenador. Y también hay que hablar de formación. Las empresas tienen que decir lo que necesitan. Si no hay una preparación de la gente, va a ser muy complicado que funcionen. Por tanto, es una buena oportunidad, no la malogremos.
Han sido dos años difíciles para la economía y la política. Por citar dos momentos, usted vivió uno duro con la polémica de los indultos y luego, en la reforma laboral hubo abstenciones en la CEOE en la votación final.
El tema de los indultos fue la manipulación de unas palabras. Sobre el otro asunto, en la CEOE hay una unidad total. Con la reforma laboral hubo cuatro abstenciones dentro de 380 organizaciones. Si todo fuera un paseo militar también dirían 'no me lo creo'. A alguno le interesará decir que no estamos unidos, pero aquí hay una unidad y es palpable.
En la CEOE hay una unidad de acción y es palpable
En la reforma laboral, los sectores son importantes porque son los que están en el día a día. Con Anfac y con el campo estamos trabajando ahora. Pero tampoco se puede hacer una reforma para un solo sector. Hay unidad más allá de que hay muchas sensibilidades.
¿Afronta con confianza las elecciones de la CEOE de este año? ¿Teme un contrincante?
Las elecciones son noviembre. Bastantes problemas tenemos fuera, como para estar pensando en que pasa dentro. No es momento de enredar. Y si alguien se quiere presentar, lo hará. Consultaremos lo que sea. Incluso yo preguntaré a la gente qué opina y a partir de ahí, haremos lo que tengamos que hacer. Pero con la que está cayendo en España, hay otras prioridades y hay una unidad de acción. Y si alguien quiere presentarse que lo diga abiertamente porque será muy bien recibido.
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