Ruiz Jarabo: "Si España no tuviera deuda pública, el IRPF podría estar a la mitad"
El exdirector de la Agencia Tributaria advierte que en España los individuos y empresas que contribuyen al fisco, pagan más que los alemanes. Y pone el foco en la eficiencia del gasto público.
21 mayo, 2022 04:01Noticias relacionadas
Ignacio Ruiz Jarabo es economista. Durante los años del Gobierno de José María Aznar fue director de la Agencia Tributaria y de la SEPI. Llegó a esos cargos tras haber sacado las oposiciones de técnico auditor del Estado y de inspector de Hacienda, así que conoce bien los entresijos de la fiscalidad española.
Acaba de publicar Impuestos o Libertad: La hernia fiscal que estrangula a los españoles (Gaveta), un ensayo en el que aporta datos para defender que es posible una política fiscal más eficiente y una relación más equilibrada entre el contribuyente y el Estado.
P.- El título de su libro contrapone impuestos y libertad. Detrás la fiscalidad subyace una cuestión ideológica y quienes se oponen a bajar impuestos dicen que de ello depende la supervivencia del Estado de bienestar.
R.- Es un tema ideológico y es legítimo. Lo que no es legítimo es usar argumentos que no se corresponden con la realidad. Para lograr el nivel de servicios públicos que tenemos, ¿necesitamos de verdad una presión fiscal del 38%? En mi opinión, no.
Cuando Felipe González deja el Gobierno en 1996, la presión fiscal no llegaba al 32%. No creo que a juicio de los que quieren subirnos los impuestos, González dejara muchos servicios públicos sin ser atendidos. Es verdad, que ha habido gastos sobrevenidos. Por una cuestión demográfica, la necesidad del gasto en pensiones ha aumentado un 2,3% sobre el PIB.
Hay además dos nuevas prestaciones públicas sobre las que hay consenso en la sociedad: la prestación por Dependencia y el Ingreso Mínimo Vital. Entre ambas no llegan al 0,4% del PIB. Si sumamos todo, no pasamos del 35%. Me tienen que explicar por qué nos están exigiendo el 38% y nos lo quieren subir hasta el 41%. Es legítimo quererlo, pero no decir que solo así se garantiza el Estado de bienestar.
Quizás el modelo de Estado que se ha desarrollado estos años no ayuda...
Hay mucho gasto que no es necesario y sobre todo, hay muy poca eficiencia en el gasto público. He publicado una comparativa entre el gasto en Educación de la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid. La primera gasta 1.100 euros por valenciano, frente a 750 euros por madrileño.
El informe PISA dice que los alumnos madrileños sacan mejores notas, en el índice de calidad de vida del INE, Madrid está por encima. Y en el informe de Save the Children sobre equidad, Madrid es la segunda región en dar más equidad en prestaciones por Educación y Valencia la decimoprimera. Valencia gasta mucho más, pero Madrid gasta mucho mejor. Los que para ver si se prestan mejor unos servicios públicos se fijan solo en el volumen de gasto, están ignorando una variable fundamental, que es la eficiencia.
Otro argumento que es que en ese volumen de gasto estamos por debajo de la media europea. Y se suele contestar que pagamos más porque contribuimos menos personas.
Los datos así lo dicen. Estamos en el 38% y la UE en el 41%. Según todos los estudios, el incumplimiento tributario es un 25% en España. En la UE, como media, un 10 o un 11%. Si en España, los que pagamos somos un 75%, quiere decir que la presión fiscal de los que sí pagamos es del 50%. En la UE, la presión fiscal de los que pagan es de un 45%. Luego la presión fiscal de los que sí cumplimos con las obligaciones tributarias en España está cinco puntos por encima de la UE.
La presión fiscal de los que sí cumplimos con las obligaciones tributarias en España está cinco puntos por encima de la UE
Hay otro dato que omiten. La renta media en España es 25.000 euros, en Alemania son 42.000. No entiendo cómo los fiscofílicos -como yo les llamo- quieren que haya la misma presión fiscal. Es tanto como exigir progresividad fiscal entre españoles y proporcionalidad fiscal entre europeos. Mayor contradicción no cabe.
Ese incumplimiento tributario, ¿es cultural o es por exceso de impuestos?
Se juntan varias cosas. Una es el exceso de impuestos. El premio del que defrauda es el tipo impositivo y a tipos más altos, premio más alto. Cuando en el Gobierno de Aznar se bajó el IRPF un 12% como media, el grado de cumplimiento aumentó considerablemente. Segundo, tenemos impuestos muy difíciles y complejos. Una parte es incumplimiento por desconocimiento.
Los españoles creemos que en el gasto público hay ineficiencia y corrupción
El IRPF es donde nos confesamos más de 20 millones de contribuyentes y anualmente tenemos que hacer una declaración de la Renta. La guía práctica que nos proporciona la Agencia Tributaria tiene más de 1.000 folios. Parece poco razonable. Muchos impuestos, con mucha complejidad y que varían continuamente. Además, los españoles creemos que en el gasto público hay ineficiencia y corrupción. Ambas cosas no ayudan a la contribución con entusiasmo de los impuestos.
¿Sería posible un sistema fiscal más sencillo de entender?
Tiene que serlo. Y en otros países lo es. La complejidad se incrementa por la variabilidad. Por otra parte, existe la obligación de autoliquidación por el contribuyente, lo cual coloca la complejidad en primer plano. Se nos obliga a conocer el informe y a aplicarlo nosotros. Después el régimen sancionador es de una dureza inexplicable. Si haces un impuesto muy complejo y variable y exiges que se autoliquide, el régimen sancionador debería ser mucho más laxo cuando no se ocultan ingresos.
En su libro aborda la débil posición que tiene el individuo frente al Estado a la hora de pagar impuestos...
La relación jurídico tributaria está absolutamente desequilibrada. El Estado es todo y el individuo nada. El conjunto de prerrogativas y potestades a favor del Estado es casi ilimitado. Y la presunción de veracidad de las liquidaciones tributarias es una barbaridad.
La relación jurídico tributaria está absolutamente desequilibrada. El Estado es todo y el individuo es nada
También pasa con las multas de tráfico, pero no es igual una sanción de 100 euros a una liquidación de 10.000 o 100.000 euros o varios años de cárcel. A eso le sigue la ejecutividad. Aunque se recurra, la ejecución es inmediata. Muchas veces después se gana y un juez lo anula, pero ya se ha estado 6 o 7 años embargado. Eso para un individuo es un drama y en la empresa, es acabar con la empresa.
¿Hay algún modelo de otro país del que podamos aprender?
El norteamericano. La situación hace 10 o 15 años era parecida, pero la sociedad civil es fuerte y hubo una rebelión cívica. Los contribuyentes empezaron a manifestarlo y se hizo un proceso de análisis y revisión del sistema. El Defensor del contribuyente en España recibe quejas y las dirige. En EEUU, el Abogado del contribuyente puede paralizar las actuaciones de la Administración Tributaria.
¿Es adecuado subir la llamada fiscalidad verde para impulsar la transición energética?
Si hay actividades que son nocivas para un bien que tenemos que proteger, que es el medioambiente, está muy bien que se le grave fiscalmente. No es una novedad. Ahora bien, si la razón es esa, se debe compensar con una simultánea rebaja en otros impuestos.
Si uno lee el informe de los expertos de la ministra de Hacienda, proponen que se nos suban hasta 15.000 millones los impuestos especiales, pero no plantean ninguna rebaja de impuestos para compensarlo.
¿Le parece bien bajar el IVA a los productos de higiene femenina?
Normalmente, desde el Ministerio de Hacienda se nos engaña respecto a las limitaciones para mover la fiscalidad en el IVA. Pasó con las mascarillas, con la electricidad… No caigamos en creernos los embustes.
Me parece bien que un producto de primera necesidad como son los de salud femenina tengan el IVA superreducido. Además, en términos recaudatorios el importe es mínimo, por lo que no se explica el rechazo de la ministra a hacerlo.
¿Y qué opina de Patrimonio o Sucesiones?
Los impuestos tienen que adecuarse a la realidad económica sobre la que actúan. En España, hay impuestos atávicos que parece mentira que sigan existiendo. Somos el único país en la UE que sigue exigiendo el Impuesto sobre el Patrimonio y no es ideológico porque hay que recordar que Zapatero lo suprimió. Sin embargo, el Comité de expertos aboga por mantenerlo. España es el único país de Europa con tipos tan altos. Se puede llegar a pagar hasta el 83% de lo recibido en una herencia. Es una monstruosidad.
Se puede llegar a pagar hasta el 83% de lo recibido en una herencia. Es una monstruosidad.
La recaudación está en máximos, pero ni el PIB, ni el empleo acompañan. ¿Cómo se explica?
Nos han vendido que el aumento de recaudación del año pasado ha sido histórico, un 15% sobre el año anterior. Los Presupuestos Generales del Estado preveían que con una inflación del 2% la recaudación aumentaría un 14%.
La recaudación ha ido bien, pero no ha sido histórica. Crece más que el PIB por la inflación y porque nos han aumentado los impuestos
Hemos aumentado un 15%, pero la inflación ha sido un 7,5%. Solo un punto porcentual cuando la inflación ha sido más del triple de lo previsto. Hemos recaudado un 7% más solo por inflación. Además, no nos actualizan el IRPF y nos han subido los impuestos. La recaudación ha ido bien, pero no ha sido histórica.
Sin embargo, el déficit estructural sigue subiendo…
El gasto público está desbocado. En el libro, hago una serie histórica de 40 años y solo en tres, el final de Aznar y el principio de Zapatero por inercia, fuimos capaces de eliminar los números rojos de las cuentas públicas. La serie es una demostración de que nuestros gobernantes solo saben gobernar con déficit. Y eso que la presión fiscal ha subido muchísimo.
Si España no tuviera deuda pública, el IRPF podría estar a la mitad de lo que nos están cobrando
El gasto público es el caballo desbocado que nos lleva a niveles máximos e históricos de deuda pública, que es el drama. Por persona, debemos 30.000 euros. Los debemos y los pagamos porque esa deuda genera unos intereses que provoca que nos tengan que subir los impuestos. Si España no tuviera deuda pública, el IRPF podría estar a la mitad de lo que nos están cobrando. Tan sencillo como eso. Eso es lo que de verdad nos cuesta la deuda pública.
Hay otro impuesto al trabajo, las cotizaciones sociales.
Hay una brecha fiscal en materia de salarios. La diferencia entre lo que paga el empresario y lo que llega al bolsillo del trabajador. Hay quien lo niega. Tanto el ordenamiento contable como el fiscal, consideran que es un gasto de personal. España es uno de los países de la UE donde esa brecha es mayor. Ese es un drama para la competitividad y la creación de los puestos de trabajo.
En 2023, ¿nos daremos un baño de realidad con ajustes o seguirá la huida hacia adelante?
Seguiremos en esa huida hacia adelante. Habrá rejonazos fiscales. Esperarán a que pasen las elecciones, pero los están preparando y ahí está el comité de expertos. Pero si no aplicamos normas de ajuste, nos estamos suicidando porque hemos disfrutado en los últimos años de una ventaja enorme: la deuda pública que emitimos la compraba el BCE y a tipo cero. Se han acabado las dos cosas. Si seguimos con esta laxitud es estrellarnos contra un muro. Haría falta un cambio radical y este Gobierno no está por la labor. Tendría que ser la sociedad española la que le empujara a darse ese baño de realidad.
Bruselas lo va a pedir y, de ahí que se estén preparando más impuestos...
Bruselas no pide subir más impuestos, sino equilibrar las cuentas públicas. Se puede reducir el déficit público con más impuestos, que hasta ahora no ha funcionado, o con menos gasto.
Se puede reducir el déficit público con más impuestos, que hasta ahora no ha funcionado, o con menos gasto
¿Qué opina de nuestro modelo autonómico en relación a la eficiencia del gasto?
Es una realidad constitucional y es difícil plantear una vuelta atrás, ni siquiera en lo fiscal. La competencia es positiva para los consumidores. También en materia impositiva. De ella solo salen impuestos más bajos y la necesidad de actuar con más responsabilidad en el uso de los recursos públicos.
El debate de armonizar es malo y políticamente inconcebible porque la autonomía financiera de las comunidades autónomas está recogida en la Constitución. Acabar con esto es quebrar un consenso básico de nuestra democracia. Y como contribuyente, resultaría muy perjudicial.
¿Madrid es un paraíso fiscal?
Calificar a Madrid de un paraíso fiscal es no saber lo que es un paraíso fiscal. Calificar a Madrid de dumpin es no saber lo que es el dumpin. Y de insolidaria es no conocer los datos que el propio Ministerio de Hacienda tiene sobre cuál es la comunidad autónoma que más contribuye. Madrid, Barcelona y Cataluña son las que más aportan y Madrid, la que más. En un paraíso fiscal no hay impuestos, ni obligación de llevar contabilidades, ni de rendir suministro de información a la Administración Tributaria, ni a terceros países… Pero, qué broma es esa.
¿El próximo comité de sabios debería salir de un consenso para dotarnos de un marco fiscal con vocación de permanencia?
Este comité era monolítico en dos sentidos. En su procedencia profesional, prácticamente todos eran de la universidad. Faltaban otros orígenes, gente con experiencia en la aprobación de normas tributarias o los agentes sociales. Y era monolítico ideológicamente.
Sería magnífico que fuéramos capaces de establecer un mínimo común en materia fiscal
Es un error porque hacen un informe que va a ser difícilmente aceptable para el resto. Sería magnífico que fuéramos capaces de establecer un mínimo común en materia fiscal. Por ejemplo, en presión fiscal: vamos a situarla entre este mínimo y este máximo, luego que cada Gobierno ajuste, pero que no esté en permanente debate el porcentaje.
Aludía antes a la diferencia entre Alemania y España en renta per cápita. ¿Cómo podemos reducir esa brecha?
La renta disponible es la renta bruta menos impuestos. Hay que bajar impuestos y no subirlos. Pretender que a base de subidas impositivas nos vamos a acercar a Alemania, es un error. Los impuestos son un freno al desarrollo económico, sobre todo cuando hay sobreexposición. En España, individuos y empresas pagan más que los alemanes. Los que pagamos, pagamos más. Eso es un freno a la inversión, al crecimiento y a la creación de empleo.