La atonía del consumo de los españoles ha sido un elemento clave en los errores de las previsiones económicas que se han ido presentando en los últimos meses. Si la tensión con Rusia mejora, España recuperará el PIB que tenía antes de la llegada de la Covid-19 en el tercer trimestre de 2023, según las últimas previsiones del Banco de España.
Pero además de la tensión geopolítica, hay otros elementos que juegan en contra del crecimiento, como el encarecimiento de las hipotecas que se avecina y que amenaza con lastrar el consumo, que no acaba de convertirse en el motor de la recuperación que se había prometido.
La OCDE es todavía más pesimista que el Banco de España al retrasar esa recuperación de la economía española hasta 2024, lo que deja a nuestro país como el más rezagado en este objetivo que comparten todos los que componen su club.
Supuestos inciertos
Todas estas proyecciones están hechas sobre supuestos inciertos, ya que la guerra de Ucrania y las tensiones geopolíticas están impactando en la economía con noticias que se producen casi a diario y complican la labor de hacer proyecciones. Pero para que no empeoren, necesitan un elemento clave: que los españoles confíen en la economía y vuelvan a consumir.
El Banco de España explicó este viernes que su nueva previsión de crecimiento para 2022 y 2023 se asienta en el supuesto de que el consumo de los españoles se recupere, una vez se supere el gran bache de pérdida de poder adquisitivo que se ha vivido en los últimos meses.
Pese a que la inflación va a perdurar, el ahorro embalsado en los meses de confinamiento sigue ahí y se confía en que en algún momento, cuando la inflación se modere, ese dinero aflore y ayude a reactivar la economía.
Sin embargo, el endurecimiento de la política monetaria puede jugar en contra de este objetivo, como reconoció el BdE en su Informe trimestral sobre la economía española publicado este viernes.
El Banco de España señala que "el aumento reciente de las rentabilidades interbancarias se acabará trasladando al coste de los préstamos bancarios" concedidos a hogares y empresas. Fuentes del organismo lo explican con el ejemplo del Euríbor, que no ha dejado de subir desde que comenzó a vislumbrarse un giro en la política monetaria del Banco Central Europeo. Este es el indicador al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España y su evolución afecta tanto a los créditos hipotecarios a tipo variable, como a las nuevas hipotecas.
Esta situación, advierte el organismo, "podría incidir negativamente" en la capacidad de gasto de estos agentes. Se convierte así en un escollo de cara a la recuperación y un elemento que juega en contra del consumo ahora que el fin de las restricciones están logrando que el turismo y el ocio vuelvan a tirar del PIB.
De hecho, estos sectores han contribuido a evitar un estancamiento -e incluso un trimestre negativo- entre abril y junio. A falta de las cifras oficiales del INE, el Banco de España estima que este mes, el PIB ha crecido un 0,4%, una décima más que el 0,3% del arranque del año.
Avance del 4,1%
Tanto el Banco de España, como la OCDE prevén que España crezca un 4,1% este año. Para 2023, la OCDE pronostica un 2,2% de avance del PIB y el Banco de España un 2,8%. Pero en ambos casos, las previsiones están sujetas a una profunda incertidumbre. Si las tensiones geopolíticas no cesan, no se puede descartar una nueva rebaja de los números.
La OCDE confía esa recuperación al turismo y a los fondos NGEU. El Banco de España añade a estos elementos -pese al toque de atención que da a la falta de información de la ejecución de los fondos europeos- el consumo interno.
En este informe trimestral señala que "las condiciones de financiación de la economía española han sido menos holgadas en los últimos meses". Se ha notado en la rentabilidad ofrecida por el bono del Tesoro a 10 años, pero la situación no ha sido alarmante al permanecer los costes de financiación de hogares y empresas en "niveles históricamente reducidos".
La primera gran duda es ahora, cuánto tiempo aguantarán esas condiciones, después de que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtiera este jueves que en septiembre podría endurecer más la política monetaria para combatir la inflación. Y la segunda, es saber cómo reaccionarán los hogares y empresas españolas una vez se endurezca el coste del crédito, lo que ocurrirá en los próximos meses.
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