La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño.

La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño. Europa Press

Economía

La mayoría de los indicadores que maneja Calviño anticipan que España se encamina a una recesión en 2023

El sentimiento económico, la confianza industrial, el consumo energético o las matriculaciones que recopila Economía advierten del deterioro.

18 agosto, 2022 01:10

Los indicadores de actividad y de demanda nacional con los que el Ministerio de Economía monitoriza cada semana la economía anticipan un otoño-invierno complicado en el que, si nada cambia, España se encamina a la recesión en 2023. La mayoría de ellos están ya en negativo y muestran la desconfianza de los agentes económicos en la situación actual, algo que también se produjo antes de la crisis de 2008.

La Dirección General de Análisis Macroeconómico del Ministerio de Economía elabora cada semana una nota de coyuntura en la que incorpora una síntesis de indicadores económicos para orientar la política económica. Son los informes a los que en numerosas ocasiones se ha referido la vicepresidenta, Nadia Calviño, para defender sus datos sobre la buena marcha de la economía española tras la pandemia.

En su último cuadro resumen se confirma un deterioro económico generalizado, algo que explica con cifras el cambio de discurso de la vicepresidenta desde que comenzó el verano. 

[El Gobierno da un giro al discurso y emplea un tono más pesimista sobre la situación económica]

El primero de esos indicadores es el sentimiento económico que cayó en julio del 102,1 al 97,1. Cuando este valor se sitúa por debajo de 100 revela una desconfianza en la economía frente al nivel histórico (cuya media representa el 100).

En el contexto actual, esta percepción negativa de los ciudadanos en la situación económica es lógica, ya que la inflación está golpeando directamente al bolsillo de los españoles. A esto se suman las noticias sobre la crisis energética que están padeciendo los consumidores de forma directa en el recibo de la luz y el gas.

De hecho, también el indicador de 'consumo de energía eléctrica corregido' está en negativo con un -0,5 en julio de 2022 y un -2,3% en lo que va de año. Esto es otro mal síntoma sobre la actividad económica del país.

En la última actualización de los datos también se recogen los indicadores negativos de confianza industrial (-4,7, desde el 18 anterior) y de producción de la industria de la construcción (-8,2, desde el -3,6% anterior). Una señal preocupante que se compensa con el IPI general (Índice de Producción Industrial) que se mantiene en positivo (7,2).

También las ventas de grandes empresas lanzan un mensaje de advertencia. Pese a no registrar un dato negativo, el último dato recogido por Economía muestra su evolución del 7,6, cifra inferior al 9,6% anterior.

Los indicadores hasta aquí reflejados se refieren a la actividad económica. Economía también recoge los referidos a la demanda nacional y en este caso, a excepción de la disponibilidad de bienes de consumo, están todos en negativo.

Se trata del comercio al por menor (-1,1), el indicador de confianza al consumidor (-12,1), la disponibilidad de bienes de equipo (-0,8) o la financiación al sector privado (-3,6).

Se completa este epígrafe con las matriculaciones de automóviles (-12,5) y de vehículos de carga (-14,1).

El mercado laboral también está mostrando ya signos de agotamiento. Los datos de paro del mes de julio lejos de ser positivos, mostraron la primera subida del paro en 14 años. 

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Mientras, las cifras que avanzó este miércoles el Ministerio de la Seguridad Social sobre la evolución de la afiliación en agosto tampoco invitan al optimismo.

El Departamento de José Luis Escrivá espera que este sea el peor octavo mes del año desde 2019 con una caída de 187.999 cotizantes en afiliación media. No obstante, desde el Gobierno se destaca el dato desestacionalizado que suma 65.000 afiliados más.

Incertidumbre en 2023

Pese a la incertidumbre del contexto internacional, los indicadores económicos referidos al sector exterior (exportaciones e importaciones) que recopila el Ministerio de Economía se mantienen en positivo.

El pasado abril el Gobierno revisó sus previsiones de crecimiento para la economía española con una rebaja al 4,3%, desde el 7% anterior.

[El Gobierno rebaja al 2,7% el crecimiento del PIB en 2023 y aprueba un techo de gasto récord de 198.221 millones]

Este dato no ha sido alterado para elaborar el cuadro macroeconómico sobre el que se asienta el techo de gasto para los Presupuestos Generales del Estado de 2023. Sin embargo, para el ejercicio próximo, el Gobierno sí recortó el crecimiento hasta el 2,7%. Es un dato ligeramente superior al que esperan la mayoría de analistas.

Para que se produzca una recesión técnica es necesario que se registren dos trimestres consecutivos en negativo. El dato que avanzó el Instituto Nacional de Estadística sobre la evolución del PIB en el segundo trimestre del año sorprendió a los expertos por ser mejor de lo esperado con un avance del 1,1%.

El verano impulsa el PIB

La temporada de verano está siendo muy buena y se espera ahora que el turismo impulse también el crecimiento de la economía española en el tercer trimestre del año.

Pero la guerra de Ucrania, los problemas energéticos de Europa, el impacto de la inflación sobre el consumo y la subida de los tipos de interés juegan en contra de la economía. De ahí que exista preocupación en el mundo económico por lo que pueda suceder a partir del cuarto trimestre de 2022 en España.

Los indicadores que recoge el Ministerio de Economía permiten anticipar que si nada cambia la economía española se encamina a una recesión en 2023 en un contexto que amenaza a toda la economía de la eurozona. De hecho, el sentimiento económico en Alemania también presagia la recesión ya en la segunda mitad de este año.