La tormenta perfecta se está desencadenando en Europa. La decisión de Gazprom de cortar de manera "indefinida" el suministro de gas a Europa alegando una fuga ha sido la puntilla a un clima de pesimismo económico europeo en el que cada vez suena con más fuerza la palabra "recesión".
La inflación, la política monetaria, la debilidad de la divisa única y la falta de gas son elementos que dañan a familias y empresas de forma directa. Juntos forman una mezcla peligrosa en la que cada vez parece más complicado esquivar el escenario de registrar crecimientos negativos del PIB.
Eurostat confirmó el pasado jueves que la inflación en la zona euro marcó otro récord en agosto, en el 9,1%. La noticia se produjo después del mensaje lanzado días antes desde Jackson Hole por Isabel Schnabel -miembro del Comité Ejecutivo del BCE- apuntando a una posible subida de los tipos de interés en septiembre más fuerte de lo esperado.
En pocos días, las quinielas de los analistas de mercado han pasado de esperar una subida de 0,5 puntos a manejar una del 0,75. El próximo jueves, 8 de septiembre, saldremos de dudas.
En todo caso, lo que ya es posible afirmar es que ese endurecimiento de la política monetaria será, como mínimo, un palo más en la rueda de una economía europea a la que cada vez le cuesta más avanzar por el doble problema que ha traído la crisis energética: el aumento de los precios y la amenaza de suministro que afecta especialmente a la locomotora del euro, Alemania.
La industria alemana está padeciendo ya la crisis de suministro de gas, con el sector de los químicos como principal afectado. El aumento de costes energéticos está empezando a afectar a la producción y el Bundesbank ya ha reconocido de forma abierta que el país podría entrar en recesión técnica.
El paso dado el viernes por Moscú -en lo que se ha interpretado como una respuesta a la decisión del G7 de topar el precio del petróleo de Rusia y a la amenaza de la Comisión Europea de topar el precio de su gas- amenaza con agravar los problemas industriales del norte de Europa acelerando la entrada de Alemania en recesión.
Desde la Comisión Europea, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha respondido al chantaje del presidente ruso, Vladímir Putin, asegurando que Europa está lista para reaccionar si este corte se prolonga. No obstante, ha confiado en que se cumplan los contratos de suministro de gas firmados.
"El anuncio de Gazprom precipita la recesión. La clave es que la industria alemana -y de otros países europeos que utilizan su gas- tenga que parar en mayor o en menor medida", explica a este periódico el analista Juan Ignacio Crespo.
Las previsiones del sector industrial a nivel mundial no son buenas. Como explicaba Crespo estos días en su Newsletter casi diaria de los mercados financieros, si observamos los PMIs [el indicador que da una visión general de cómo están las manufacturas], "la conclusión es que la desaceleración del sector manufacturero global va a profundizarse".
"Los nuevos pedidos siguieron cayendo en agosto y, además, hubo acumulación de existencias, debido a que las ventas fueron inferiores a las previstas", advierte el columnista de Invertia.
Incertidumbre por la guerra
Una situación que no tiene visos de mejorar a corto plazo a la vista de cómo está evolucionando la guerra en Ucrania y de la materialización de la amenaza rusa de cortar el suministro del gas no sabemos hasta cuándo.
Una decisión que se tomó tras la parada registrada esta semana por "labores de mantenimiento" en el Nord Stream por el que Alemania recibe esta materia prima.
[Los peligros acechan al euro. Por Juan Ignacio Crespo]
Esta situación seguirá impactando en la industria y en la economía de los hogares. Y es el caldo de cultivo perfecto para que la inflación siga al alza en Europa.
"Dado que los precios futuros del gas han aumentado significativamente en los últimos meses, la inflación general de la zona euro mantendrá una tendencia al alza a corto plazo", explica la economista senior de la firma de inversión Federated Hermes Limited, Silvia Dall'Angelo.
En este sentiodo, Dall'Angelo añade que probablemente alcanzará un máximo de aproximadamente el 10% en el cuarto trimestre de este año".
Aunque en las previsiones de esta analista figure una moderación de los precios en 2023, ya tiene como escenario "probable" que la eurozona entre en recesión en el segundo semestre de este año debido al agravamiento de la crisis energética.
Estanflación
Para el gran banco de inversión Nomura "el mayor reto al que se enfrentará Europa este invierno no es la inflación, sino la estanflación". Esto es una situación de estancamiento con altos precios y subida del desempleo.
De momento, los datos de empleo de la zona euro son positivos. Las últimas cifras situaron en el mínimo histórico del 6,6% el paro de la eurozona.
[El paro de la eurozona marca un mínimo histórico del 6,6% pero España sigue a la cabeza]
Este dato es una media que varía en función de los distintos países del Viejo Continente, entre los que España figura como el que tiene más paro en la eurozona.
La economía española tampoco sale bien en la fotografía de la inflación, con un IPC armonizado (10,3%) superior al de la media de los países del euro. Sin embargo, hay Estados en peor situación.
Estonia es el que más está padeciendo la subida de los precios con una inflación del 25,2%. Nivel parecido al de otros países del Este, como Letonia o Lituania.
Entre las grandes economías del euro, Italia padece una inflación del 9%, Alemania del 8,8% y Francia ha dado la sorpresa positiva del mes al registrar una moderación superior a lo esperado y situarse en el 6,5%.
[La inflación vuelve a marcar otro récord en la eurozona]
Son datos que presionan al BCE para acelerar su calendario de subida de tipos. Esto a pesar de que la debilidad del crecimiento económico no lo aconseja.
Hay que tener en cuenta que cuando se encarece el precio del dinero, las familias recortan consumo por el aumento de gastos -como las hipotecas-, mientras que los Estados y las empresas también pagan más por financiarse, lo que enfría la economía.
Un euro débil
Sin embargo, la inflación no es el único elemento en el tablero que obliga al banco central a no aplazar la subida de los tipos de interés.
El colofón en esta situación viene del mercado de divisas, donde los expertos ya esperan que el euro pueda caer este invierno hasta cambiarse por 0,90 dólares. Entre otras cosas, esto encarece aún más la factura energética.
Es el escenario que maneja Nomura y que se completa con el temor a que la inflación siga subiendo hasta alcanzar máximos de varias décadas antes de llegar a su pico. Este banco de inversión también espera que el PIB disminuya durante el año que viene y que el BCE suba primero los tipos en respuesta a la mayor inflación, y luego los recorte el próximo año.
Todo son previsiones sujetas a una enorme incertidumbre porque en este momento, la economía pende de la guerra en Ucrania.