Como se esperaba por los economistas, la subida de los precios está repercutiendo sobre el gasto que hacen los hogares españoles. Sin embargo, tras dos veranos marcados por la pandemia, había expectación por conocer cuál ha sido el comportamiento del gasto de los hogares en la temporada alta turística que acaba de terminar. 

De ahí el interés especial que tiene el Monitor de consumo mensual del servicio de estudios de la entidad financiera que en la edición de septiembre incorpora los datos de julio y agosto.

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La actividad de las tarjetas españolas creció un 11% en el promedio de los dos meses estivales respecto al mismo periodo de 2019. Se trata de un dato más débil que el registrado en el segundo trimestre del año, cuando el promedio alcanzó el 13%. Esto "señala que el consumo doméstico ya empieza a ralentizarse como consecuencia de la elevada inflación".

Al desagregar los datos se observa cómo la escalada del IPC -que en julio alcanzó el 10,8% y en agosto, el 10,4%- impactó en el comportamiento de los hogares durante los meses de verano. 

De hecho, la mayor parte de la desaceleración se explica por el menor dinamismo del comercio electrónico, que creció 10 puntos porcentuales menos que en el trimestre anterior.

Mientras, en las compras presenciales, también se nota el efecto del alza de los precios. Así, el sector del "retail" fue el más afectado por el menor entusiasmo con el que los españoles utilizaron la tarjeta bancaria.

Desde el equipo de CaixaBank Research, Eduard Llorens i Jimeno apunta en una nota a que este sector se caracteriza por "un tipo de gasto más discrecional". Esto hace que suela verse "afectado por los cambios en la confianza del consumidor". Esta permanece muy deteriorada desde el mes de marzo, según viene mostrando el indicador de la Comisión Europea.

Mientras, el gasto en alimentación y transporte se mantuvo relativamente estable en un contexto de precios más altos.

Y el gasto en ocio, restauración y turismo repuntó en verano frente al segundo trimestre de 2022, tras dos veranos marcados por los problemas de movilidad derivados de la pandemia.

"Debido a que la inflación ha ido en aumento, estos datos apuntan a un debilitamiento del consumo en términos reales durante lo que llevamos de tercer trimestre en relación con el trimestre anterior", explica el servicio de estudios del banco en su Monitor.

Y añade que es una dinámica que también se está observando en los indicadores oficiales de ventas minoristas y de ventas interiores de grandes empresas con los datos que hay disponibles hasta el mes de julio. 

Este tipo de indicadores, al igual que la evolución del gasto con tarjeta, son muy útiles para anticipar la evolución que luego se recoge en las estadísticas oficiales de crecimiento económico.

Precisamente, el consumo fue determinante para que la economía española creciera en el segundo trimestre de 2022 un 1,1%, según el INE.

Más gasto extranjero

Dentro del Monitor, hay un dato positivo que también tendrá reflejo en los datos macroeconómicos. Se trata del gasto de extranjeros con tarjeta.

La recuperación de la movilidad internacional por el fin de la gran mayoría de las restricciones que había por la pandemia hizo posible que el consumo con tarjetas extranjeras creciera un 26% frente al mismo periodo de 2019, cuando avanzó un 15% en el promedio de julio y agosto.

"Una de las mejores noticias de lo que llevamos del tercer trimestre de 2022, ya adelantada por algunos indicadores, como las reservas turísticas o búsquedas en internet, es el significativo crecimiento del gasto extranjero en España", señala el servicio de estudios de la entidad.

Con todos estos datos, el indicador CaixaBank de consumo creció un 14% en los dos meses de verano y marcó el mismo registro que en el segundo trimestre de 2022. La diferencia es que en esta ocasión, fue el gasto con tarjetas extranjeras lo que permitió sostener el dato.

Y el fin de la temporada de verano vendrá acompañado de menos visitantes extranjeros. Esto en un momento marcado por el recrudecimiento de la crisis energética en Europa por el corte de gas ruso y por los efectos que tendrá la subida de tipos de interés en las economías de la zona euro.