El vicepresidente de la CEOE y presidente del IEE -think tank ligado a la patronal-, Íñigo Fernández de Mesa, cree que la economía española crecerá menos del 2% en 2023 sin que se pueda descartar una recesión.
Concede esta entrevista en un momento en el que las empresas están en tensión por el impuesto a bancos y energéticas o por la amenaza de topar el precio de los alimentos.
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Fernández de Mesa se muestra preocupado por el oportunismo político de abrir el debate del SMI antes de que llegue el momento de hacerlo, a final de año. Y también lanza una advertencia sobre la decepción empresarial que hay en este momento por la lenta ejecución de Next Generation EU. Incluso llega a afirmar que estos fondos "no van a llegar".
El tope a los precios de los alimentos es la última polémica abierta entre el Gobierno y las empresas.
Este es un Gobierno que está por la regulación. No tiene ningún sentido poner un precio tope a los alimentos. Vivimos en una economía de mercado, no en un régimen comunista. Carece de sentido.
"En una economía global, si uno pone un tope a un producto, el vendedor lo venderá fuera"
En una economía global, si uno pone un tope a un determinado producto, el vendedor lo venderá fuera. ¿Vamos a cerrar la exportación? Es una medida que no tiene ningún sentido. Hay escasez de productos alimentarios y energéticos a nivel internacional y esa escasez hace que esos productos sean más caros. Pero hay que decir que esa presión al alza de las materias primas se está empezando a relajar.
¿Preocupa a la CEOE que este tipo de mensajes simplistas sobre los precios y el supuesto oportunismo de las empresas calen en la sociedad?
Cuando las cadenas alimentarias suben sus productos, lo hacen en la proporción de lo que les cuesta. Si el kilo del trigo importado de Ucrania vale el doble, muchas veces no suben en la misma proporción. Lo que no pueden hacer es vender por debajo del precio internacional del producto porque entonces o no se lo venderían a nadie o lo venderían en otros lugares.
Hay que tener sentido común. Las empresas de la cadena alimentaria han sufrido mucho con la inflación. El único que se está beneficiando es el Estado. Es el que tiene que ayudar a la gente con una reducción de impuestos para que se vean compensados.
Pero ¿una bajada de impuestos no alimentaría la espiral inflacionaria?
No, todo lo contrario. La reducción de impuestos puede ser por una moderación salarial porque se compensa así. El beneficiado de la inflación es el Gobierno. La medida de bajar impuestos de manera selectiva, igual que la reducción del IVA de determinados productos, es positiva.
Hablando de impuestos, el IEE ha presentado esta semana un informe muy crítico con el impuesto a bancos y energéticas.
En el mes de julio hicimos un primer informe económico en el que calculamos que el impacto en la economía era hasta medio punto del PIB. Ahora hemos hecho otro elaborado por varios juristas para ver si estos impuestos se ajustan a la legalidad y se adaptan al derecho comunitario. El informe es concluyente. Este impuesto tiene defectos de forma, ya que el procedimiento que usa omite informes que son absolutamente clave para un tributo como son el del Consejo de Estado, el de la CNMC o el del Banco de España.
Luego, los beneficios extraordinarios no están definidos, el mecanismo sancionador vulnera el principio de proporcionalidad… Quizás lo más llamativo es que no cumple con la norma europea. Un Estado debe proteger su industria nacional frente a la extranjera y aquí protegemos a la extranjera frente a la nacional porque los bancos con filiales aquí no pagan ese impuesto. No deja de ser extraño.
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El IEE cuestiona la forma del tributo, pero en el fondo del debate hemos visto cómo en Bruselas también se va a impulsar un impuesto que, eso sí, afecta solo a energéticas.
Habrá que ver cómo se define, pero lo que la Comisión Europea prevé gravar no son los volúmenes de venta, sino los beneficios sobrevenidos de las energías fósiles. En España, es contradictorio. Por un lado, se reclama la rapidez en la transición energética, pero por otro se pone un impuesto en sentido contrario. La UE tiene más racionalidad.
"Es frustrante que se anuncie un impuesto de 1.000 millones que hace mucho daño a sectores clave y no sirve para reducir el déficit"
En cualquier caso, lo que realmente nos preocupa es que no entendemos el objetivo del impuesto. Un impuesto sirve para poner en orden las cuentas públicas. En España tenemos un agujero de 82.800 millones de euros de déficit público que va a haber que corregir. Es frustrante que se anuncie un impuesto de 1.000 millones al año, que hace mucho daño a sectores clave y no sirve para reducir el déficit público.
Nuestro país necesita un plan para poner en orden las cuentas públicas. Lo que no se puede hacer es ir poniendo parches. El problema de España no está en los ingresos. La recaudación está en nivel récord. Nuestro problema es en un gasto público desorbitado.
Al anunciar este impuesto, Ursula von der Leyen dijo que los beneficios empresariales son buenos. Aquí el tono del Gobierno es diferente. ¿Cómo llevan esta deriva institucional?
Es fundamental que en España reconozcamos la importancia de la empresa en la recuperación y en la creación de empleo. España está en el furgón de cola en recuperación de la renta frente a antes del Covid y también en la recuperación de los beneficios empresariales. Existe una conexión directa entre ambas.
Es imprescindible que las rentas empresariales se recuperen. En la Covid, las empresas fueron las más dañadas porque se vieron obligadas a cerrar por motivos sanitarios y la respuesta ha sido aumentar los impuestos, la regulación empresarial… Todo va en detrimento del crecimiento económico. Mientras no reconozcamos que la empresa juega un papel fundamental en el bienestar de la sociedad, vamos a ir un paso hacia atrás.
Los trabajadores también están sufriendo porque los salarios no crecen en la misma medida que la inflación. ¿En qué situación está el pacto de rentas?
La inflación actual, que es una inflación de costes, tiene tres consecuencias: una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, una pérdida de los beneficios empresariales como consecuencia del aumento de los costes que no van a precios y un aumento muy significativo de los ingresos fiscales.
"Está aumentando la fiscalidad para los trabajadores. El Estado tiene que arrimar el hombro"
Aquí hay pérdida para empresarios, para trabajadores y una ganancia muy importante de los ingresos públicos. Y en este acuerdo de rentas, el que tiene que jugar un papel fundamental es el Estado. Venimos reclamando una deflactación del IRPF que aumente el poder adquisitivo de las familias para compensar la inflación. Pero vamos en sentido contrario, está aumentando la fiscalidad para los trabajadores. A través del IRPF se pagan más impuestos sin haber ganado más en términos reales. El Estado tiene que jugar un papel fundamental y tiene que arrimar el hombro.
El Gobierno pide un esfuerzo a las empresas para volver a subir el SMI.
No tiene sentido decir por un lado que hay que hacer un acuerdo de rentas y por otro, generar incertidumbre respecto al salario mínimo porque esto entorpece la negociación colectiva. Si no se sabe cuál es el salario mínimo muchos de los convenios no se cerrarán hasta que no se aclare. El Gobierno lejos de ayudar deflactando el IRPF o no creando ruido con el SMI, retrasa y perjudica muchos de los convenios que están en negociación.
La inflación media esperada para este año sigue subiendo. Funcas ya la sitúa por encima del 9%. Es un argumento utilizado para subir más el SMI.
El SMI se ha subido un 35% en los últimos años y en muchas comunidades autónomas está muy por encima del 60% del salario medio. Además, es un tema para finales de año y hay que ver un montón de variables antes de tomar una decisión. No se puede politizar el salario mínimo y tratar de introducir el debate cuando políticamente favorece. Hay que actuar con seriedad y sentido de Estado y hay que ver el SMI en un contexto económico determinado. Habrá que verlo a finales de año. Sacar el debate ahora lo único que hace es retrasar el cierre de convenios.
El aumento de la inflación media de 2022 también sube el gasto público en pensiones.
Sí. Por un lado, se reclama una subida determinada a los salarios privados, pero hay que ver cuánto suben los salarios de los funcionarios públicos. El acuerdo de rentas tiene que tener en cuenta todo en su conjunto.
Es un año electoral en la CEOE y hay sectores que dicen que los empresarios deberían haber sido más beligerantes con este Gobierno.
Lo que ha demostrado el actual equipo de la CEOE es que somos dialogantes y estamos dispuestos a llegar a acuerdos cuando tenemos que favorecer la economía. Por ejemplo, con los ERTE. Nadie pone en duda que han sido enormemente beneficiosos. Desde la CEOE se ha hecho un buen trabajo negociador tratando de orientar al Gobierno para cerrar ciertas medidas. También somos claros y duros cuando creemos que el Gobierno no va en la dirección adecuada. Puedo dar múltiples ejemplos, como el impuesto a la banca y a las energéticas.
"Desde la CEOE se ha hecho un buen trabajo negociador tratando de orientar al Gobierno"
La reforma laboral es uno de los grandes acuerdos. Ahora que se empaña el panorama económico, ¿va a ayudar a sostener el empleo como la de 2012?
La reforma laboral fue la de 2012 y la de 2022 ha supuesto tocar algunos matices. Se ha probado que la reforma de 2012 ha sido tremendamente beneficiosa para la creación de empleo. Hay que ser siempre proactivo y ver lo que funciona y lo que no.
¿Cómo ve desde el IEE el entorno macroeconómico para 2023?
Se están revisando a la baja todas las previsiones de crecimiento. Probablemente crezcamos por debajo del 2%. También en el empleo. No es descartable que haya dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo en Europa y en España, pero esperamos que la recuperación rebote y salgamos pronto hacia adelante. No hay que interferir en esta recuperación. El tema energético no durará de por vida y este episodio de las materias primas tiene un carácter temporal.
"Probablemente crezcamos por debajo del 2%. No es descartable que haya dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo"
El IEE cifró en 60.000 millones el ahorro que se lograría con una mayor eficiencia del gasto público sin que se viera afectado el Estado de bienestar. ¿En qué y cómo puede ahorrar la Administración?
Hicimos un decálogo de medidas que vamos a desarrollar en los próximos meses. Hablamos de externalizar algunos servicios que pueden aumentar la calidad y reducir los costes. Hay una serie de medidas muy importantes que se aplican con mayor eficiencia en otros países y pueden reducir el gasto. Es importante que se vea el objetivo del gasto y hacer una reflexión sobre cómo se puede mejorar el alcance de los objetivos minimizando el coste.
Se acaba de actualizar el dato de ejecución de los fondos europeos y no llega al 16%. ¿A qué se debe que no veamos la prometida 'velocidad de crucero'?
Hay un problema en la ejecución de los fondos y sería una pena que perdamos la oportunidad de modernizar nuestro tejido productivo. Hay que dotar a la Administración de mayor capacidad de gasto para poder usar estos recursos.
¿Se dan las condiciones para que las empresas inviertan los cuatro euros prometidos por cada euro de dinero público a cargo de los fondos UE?
Ante la ilusión de recibir los fondos europeos, las empresas han hecho un ejercicio interno de diagnóstico para modernizar sus estructuras, lo cual es positivo. Pero están tremendamente decepcionadas porque el dinero no llega y empiezan a perder la ilusión. Es importante acelerar todos los procesos de ejecución.
"Las empresas están tremendamente decepcionadas porque los fondos UE no llegan y empiezan a perder la ilusión"
¿Y el paso atrás de Ford en el PERTE del automóvil influye en ese pesimismo?
No es solo porque una gran empresa desestime seguir hacia adelante. Las empresas han hecho un ejercicio de autodiagnóstico importante para tratar de ver qué hace falta para mejorar y estar en la economía digital y de futuro. Pero están muy decepcionadas porque al final, el dinero no va a llegar. No sé si esta ejecución de planes se va a producir. Hay una gran decepción porque las expectativas eran muy altas y si seguimos así, se van a quedar muy bajas.
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