El peor semestre para los autónomos desde 2009: cierran 203 negocios al día y 661.500 están en el "alambre"
Expertos tildan de "miope" no ayudar a un colectivo que genera riqueza y ha asumido subidas de costes en el local, la luz, el SMI y cotizaciones.
5 febrero, 2023 03:07Hace tiempo que los autónomos vienen reclamando más apoyo -o menos trabas- para poder ejercer su actividad en España. Sin embargo, los datos más recientes sobre el mercado laboral han terminado de encender las alarmas. Entre el 30 de junio de 2022 y el 31 de enero de 2023, se han perdido más de 43.700 autónomos. Es el peor dato en un semestre desde que la crisis de 2008 hundió a España en una recesión en 2009.
Esto significa que en el último medio año, cada día han cerrado la persiana más de 203 negocios. Los datos negativos se acumulan. La última Encuesta de la Población Activa (EPA) constató la desaparición de 111.200 trabajos por cuenta ajena. Es el peor dato desde el inicio de la pandemia y lo que más preocupa a los expertos es que marca una tendencia, es decir, que si nada cambia, seguirán desapareciendo autónomos en los próximos meses.
De acuerdo con el barómetro de ATA, un 20% de los autónomos está en el alambre, entre otros motivos porque el aumento de los costes está siendo muy superior al de los ingresos. Este porcentaje equivale a más de 661.500 negocios en situación de urgencia.
Los datos de afiliación a la Seguridad Social presentados esta semana confirman ese diagnóstico. España perdió en enero 20.800 autónomos porque los nuevos emprendedores no logran cubrir el hueco de quienes tiran la toalla después de tres años de dificultades añadidas por la crisis que trajo la pandemia. La pérdida de autónomos de enero afectó a todas las comunidades autónomas y a todos los sectores.
Coste laboral y del local
Entre enero de 2022 y enero de 2023, han desaparecido 20.600 autónomos en el comercio, otros 3.500 en la hostelería, 3.000 agricultura y 3.000 más en la industria.
¿Qué hay detrás de este huracán sobre el tejido productivo español? "Han aumentado los costes laborales, las cuotas a la Seguridad Social, los impuestos, los costes de la energía, los costes financieros y el coste del alquiler", explica a este periódico el presidente de ATA, Lorenzo Amor.
"Detrás de cada autónomo de la hostelería y el comercio, hay un local y un empleador. Detrás de la agricultura, el coste de los fertilizantes y muchas veces, de empleados. De la industria, la subida del coste de la energía", añade.
Es decir, a pesar de que España es un país de micropymes, que en muchos casos no tienen empleados, la desaparición de un autónomo, otras veces no afecta solo a una familia, sino al menos a otra más o a varias que dependen de él.
En la otra cara de la moneda, la de los sectores en las que crece el número de autónomos, figuran las actividades científicas y técnicas (6.552), las actividades sanitarias (4.600), la construcción (3.317) o las actividades artísticas y el entretenimiento (3.272). Pero el saldo final sigue siendo negativo.
Un colectivo sin escudo
"La crisis de los autónomos se veía venir desde hace una década. Es un colectivo vulnerable a las desaceleraciones económicas, en buena medida porque muchos de los negocios son en el sector de la hostelería y el comercio. Pero tenemos que hacer algo con esta situación porque es un problema grave. No solo para los autónomos que lo sufren, también para la economía del país", explica el director de The Adecco Group Institute, Javier Blasco.
Según sus datos, los países con más desarrollo económico suelen tener más número de personas trabajando como freelance. Pone como ejemplo a Dinamarca, una de las economías que suelen ser una referencia ejemplar para la opinión pública.
En España, todos los expertos consultados coinciden en señalar que el colectivo de los autónomos no cuenta con el apoyo suficiente de los poderes públicos.
"Las principales dificultades son la financiación, la morosidad, la cantidad de normativa existente y costes de cumplirla, la fiscalidad, el ahorro y cotización para una jubilación digna, la relación con empresas mayores o la conciliación", explica el presidente de Conpymes, José María Torres.
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Por su parte, desde ATA, Amor plantea un listado de problemas a los que se están teniendo que enfrentar los autónomos sin ayuda. Por ejemplo, según recuerda, se ha establecido un tope a las subidas de los alquileres de los hogares, no ha sido así con los autónomos; hay rebajas del IVA de la luz para los hogares, pero no para los locales; se han subido las cotizaciones sociales al margen de la reforma del RETA; no se han planteado retocar las retenciones de los autónomos, etc.
"Tenemos un país poco favorable en regulación y fiscalidad al autónomo. Hay una miopía porque habría que invertir en este colectivo que genera riqueza. Habría que establecer medidas de ayuda e incluso asesoramiento para facilitar que sus empresas prosperen", añade Blasco.
A todos estos hándicap se añaden otros. Uno clave, lo pone sobre la mesa José María Torres: hay muchos autónomos que lo son por obligación. Es el caso de muchos empleados sénior, que representan más de la mitad de todos los parados en España. "La crisis de la pandemia y este 'edadismo' ha hecho que muchos se vean abocados a trabajar por cuenta propia". Esta forma de acercarse al emprendimiento "eleva las posibilidades de acabar sobreendeudados y en la insolvencia", concluye.
En su opinión, en la caída de autónomos también figura el efecto de la desaparición de "falsos autónomos".
Sobre este punto, Blasco puntualiza desde The Adecco Institute que en muchos casos, se asocia la figura del autónomo al rider, cuando en realidad, es el colectivo que está llamado a generar riqueza.
La imagen del empresario
Mientras, Amor va más allá, al denunciar que desde el Gobierno se está demonizando la figura del empresario y esto tiene consecuencias sobre la figura de los autónomos.
"Cuando se mezcla en el debate el SMI y la figura del CEO se olvida que las empresas que tienen un CEO no pagan el SMI. Son los autónomos los que, en su inmensa mayoría, sostienen a esos trabajadores". Desde ATA se propuso una subida del SMI del 4%, pero finalmente, el Gobierno ha optado por el 8%.
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Una vez que un negocio cierra la persiana, es muy difícil que el que toma la decisión vuelva a emprender. Son muchos los que se reciclan para intentar trabajar por cuenta ajena y también, hay muchos que cierran acumulando grandes deudas con Hacienda y la Seguridad Social.
Ante esta situación, llama la atención que los fondos europeos estén tardando tanto en llegar a las microempresas y a los autónomos. Y que lo hagan con tantas trabas porque con esa inyección de inversión se podría facilitar la transformación del tejido productivo y fortalecer el emprendimiento.
Lejos de ser así, los autónomos copan titulares por echar la persiana, dejando muchas veces empleados en la calle y locales vacíos en grandes y pequeñas ciudades que no siempre vuelven a dar cobijo a un nuevo negocio.