"El crecimiento de las rentas desde entonces ha sido superior al 30%", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Juan Carlos Gómez Galiano, gerente del complejo inmobiliario Torre Sevilla, que va más allá del rascacielos, de 180,5 metros de altura y cerca de 40 plantas, de las que 18 corresponden a oficinas, otras 18 al hotel Eurostars y la última a un mirador también convertido en atracción turística. 

Junto a la torre se levanta un centro comercial de 43.000 metros cuadrados, un parque y el mayor parking subterráneo cubierto de Andalucía. El complejo es propiedad de CaixaBank, que ha incluido aquí, además, el CaixaForum. Una apuesta visible desde cualquier punto de Sevilla: este es el rascacielos más alto de toda la comunidad.

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El faraónico paso de CaixaBank levantó tantas ampollas como la pirámide del Louvre en París, y en ambos casos ha resultado ser una carrera de fondo: abierta desde 2015, la torre se ha convertido en parte del skyline de la ciudad, impulsada por la actividad comercial y cultural de un espacio a 10 minutos a pie del centro de la ciudad. 

Con esa transformación llegó también la mayor demanda de las empresas por instalarse, sobre todo después de la pandemia, momento en que algunos inquilinos que ocupaban grandes espacios ajustaron sus necesidades, liberando mucho terreno. 

La torre. Cedida.

Desde la pandemia, se ha recomercializado el 20% de la superficie de la torre, dando paso a nuevos vecinos.

El despacho de abogados Cuatrecasas; la tecnológica Build to Zero; la firma de banca privada A&G; la minera Sandfire Resources o la multinacional Shell son algunas de las que le han alquilado espacio desde entonces. 

Lista de espera

Ahora tienen incluso lista de espera. "Todos los días hay interesados en incorporarse a la torre, pero también es muy importante para nosotros la comunidad. Aquí hay una comunidad de empresas que tienen que aportar al complejo, y el complejo puede aportarle mucho también esas empresas. Ese ecosistema tiene que ser coherente; un espacio premium", explica Gómez.

La forma que tienen de lograrlo es hacer una suerte de casting; quien aspire a la oferta de oficinas, que puede ir desde los 120 metros cuadrados a plantas enteras de 1.400 metros cuadrados, debe superar una "evaluación a nivel reputacional, económico, gestión y funcionamiento".

La torre, a los pies del Guadalquivir. Cedida.

Aunque ese proceso demore el objetivo de lograr la ocupación plena, CaixaBank "no tiene prisa", asegura Gómez.

"Un fondo de inversión puede tener prisa en rentabilizar un espacio; nosotros preferimos no correr a la hora de comercializar, sino que los inquilinos que tengan a su alrededor tengan sentido", agrega.

Punto de encuentro de empresarios

Más allá de sus oficinas, se ha convertido en un punto de encuentro a través del Club Cámara Antares, de la Cámara de Comercio de Sevilla. El club, ubicado en la planta 18, es el principal foro de debate socioeconómico de la capital andaluza, también por el peso de quienes lo integran.

Las entidades empresariales que forman parte del Club ascienden a más de 0,7 billones de euros de facturación, contando con más de 750.000 empleados.  

Vistas de Sevilla desde la torre. Cedida.

Al final, como la torre en conjunto, es "algo singular, distinto". "¿Se repetirá en el futuro con nuevos rascacielos? No lo sé, pero lo que sí puedo asegurar es que la singularidad es lo que está atrayendo a muchas empresas", considera el gerente.

Es una singularidad que da también la firma del arquitecto, César Pelli, el mismo que ideó la Torre Iberdrola. 

Revalorización de la zona

La actividad del complejo se ha sentido además en sus alrededores, donde la ocupación y la renta de locales comerciales también han subido, haciendo florecer una oferta más amplia de servicios. 

Empieza a considerarse una "nueva manzana de oro" al otro lado del Guadalquivir, dentro de la Isla de la Cartuja, que acogió la Expo del 92 y en la actualidad es el distrito tecnológico de Sevilla. 

Es también donde se enclavará la nueva sede permanente del Joint Research Center de la Comisión Europea, que quedará a los pies de la torre, y el Centro Francés de Tecnología e Innovación, proyecto que construirá la Misión Laica Francesa -a la que pertenece el Liceo- tras la compra de la parcela de 13.200 metros cuadrados, que confía en que incremente más el atractivo de la zona.