España-China: cómo evitar que la carne de cerdo pague el pato de los aranceles de los coches eléctricos
Pedro Sánchez viaja a Pekín y Shanghái con el objetivo de mejorar las relaciones y aliviar las tensiones sobre productos como la carne de cerdo.
8 septiembre, 2024 02:06El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, arranca este domingo en China una gira centrada en impulsar las relaciones económicas y comerciales que incluye una reunión con su presidente, Xi Jinping. El encuentro llega en un momento de tensiones arancelarias de alto voltaje para España: China es nuestro quinto socio comercial -el primero no comunitario- y nuestro segundo proveedor de bienes. Es, además, el principal cliente de los productos españoles en Asia.
En esta fluida relación hay dos puntos muy sensibles: los equipos de oficina, los bienes que más le compramos, y la carne. Este es el producto estrella de las exportaciones españolas y está ahora en la diana de una investigación antidumping promovida por las autoridades chinas en respuesta a los aranceles europeos a sus coches eléctricos. Esté será, de hecho, un tema destacado en la visita española.
Las dos partidas suelen ser las protagonistas de unas relaciones comerciales que son históricamente deficitarias para España. En el primer semestre de este año, ese desfase dejó un saldo negativo de 17.272 millones para nuestro país, que agrandó de forma dramática la brecha entre exportaciones e importaciones con el gigante asiático en 2022.
Aquel año, España anotó un saldo negativo de 41.811 millones de euros, de acuerdo con los datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. La cantidad era un 56% superior a la del año precedente, una escalada que se explica por el incremento de compras españolas a China, sobre todo de equipos de oficina y también de ropa.
¿Qué gana España en esas relaciones con Pekín que han ido ganando en desigualdad? Por el lado de las exportaciones, en los últimos treinta años ha habido cambios sustanciales: hemos pasado de vender mayoritariamente maquinaría específica y equipos de oficina a convertir los productos químicos en la mayor partida.
En 2023, España realizó ventas a China de químicos por valor de cerca de 2.400 millones de euros. La siguiente partida fue menas y minerales, con un valor de 1.350 millones, y la tercera la carne, que sumó 1.225 millones. Esta última es la partida más sensible, pese a no ser la primera en valor.
¿Por qué? China es el segundo comprador de carne española, mientras que en el caso de los químicos las ventas están más diversificadas. El gigante asiático es el cuarto mercado extracomunitario al que se dirigen los químicos españoles, después de Suiza, Estados Unidos y Reino Unido, según recoge el último informe de comercio exterior de la industria química y farmacéutica española.
Pero para el sector cárnico, Pekín es, después de Francia, la principal apuesta. Las ventas de productos cárnicos -esencialmente cerdo- a China ascendieron a 1.225 millones en 2023. Hay que bajar al quinto puesto para encontrar a nuestro siguiente cliente fuera de UE: Japón, donde las ventas ascendieron a 653 millones de euros.
Por eso, las posibles represalias chinas con este sector son uno de los asuntos que más preocupan a la delegación comercial española.
El ascenso del cerdo
Las ventas españolas de cerdo comenzaron su auge en 2018, cuando la peste porcina africana asoló la cabaña china. El país asiático incrementó entonces sus importaciones para atender la demanda. Dos años más tarde, las ventas españolas al gigante asiático se elevaron hasta los 3.134 millones de euros.
De hecho, 2020 fue el ejercicio del récord para la exportación de carne: se vendieron a China 1,34 millones de toneladas. La cifra se ha ido reduciendo progresivamente, conforme se ha recuperado la producción propia de Pekín. El año pasado exportamos 542.000 toneladas.
Esta evolución ha hecho que en los últimos tiempos se mire con mayor mimo al cerdo español dentro de las cuentas comerciales de nuestro país, a pesar de que se mantiene el reinado de los productos químicos. En 2023 supusieron para las cuentas españolas un ingreso de cerca de 2.400 millones.
En este apartado destacan los medicamentos, de lejos el mayor producto en valor con 1.400 millones de euros en ventas en el último año, seguido de plásticos (517 millones) y aceites esenciales y perfumados (161 millones).
Compras en equipos de oficina
A la inversa, España compra, especialmente, equipos de oficina a China. En este concepto, se gastaron casi 7.350 millones de euros en 2023, sobre todo en la categoría de telecomunicaciones y otros bienes como aparatos eléctricos (transformadores, motores y otros).
También tienen un peso destacado los productos textiles. España hizo compras a China por valor de 5.018 millones de euros en el último ejercicio, en el que también fueron llamativas las importaciones de juguetes (1.850 millones) y calzado (1.524 millones).
En estos casos, ha habido más estabilidad a lo largo de los años. Durante las últimas tres décadas, por ejemplo, los textiles han sido una de las principales categorías a importar desde China.
Las modificaciones en ese tiempo han sido pocas y han venido de la mano de los avances tecnológicos: los equipos de oficina han adelantado a los juguetes y la electrónica de consumo. Además, destaca en los dos últimos ejercicios el sector del automóvil: en 2023 realizamos compras de automóviles y motos por valor de 3.245 millones, y de cerca de 500 millones en concepto de componentes.
Sánchez, el último en acercarse a Xi
La visita de Sánchez a China genera una expectación extra desde el punto de vista comercial por las tensiones arancelarias actuales entre el gigante asiático y la Unión Europea (UE). Dichas fricciones han puesto en la diana a diferentes productos europeos y llevado a intervenir a varios líderes para proteger sus industrias nacionales.
Ha sido, por ejemplo, el caso de Francia, hasta ahora el desenlace más favorable dentro del contexto comunitario. Como le sucede ahora al cerdo español, también el brandy europeo fue objeto de investigación antidumping por parte de las autoridades chinas, una cuestión que impactaba de lleno en el coñac francés, un emblema del sector.
Pekín suavizaba el tono la semana pasada y anunciaba que no aplicaría aranceles provisionales mientras continúan las negociaciones comerciales con Bruselas. Una flexibilidad que llegaba tres meses después de que el presidente galo, Emmanuel Macron, conversara con Xi sobre este asunto en París. Entonces, Macron agradeció la "actitud abierta" del mandatario chino sobre la investigación.
También ha movido ficha la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. A finales de julio Meloni se reunió con Xi y firmó en Asia un memorando de colaboración industrial que incluye vehículos eléctricos y energía renovable. El objetivo es reforzar las inversiones en la industria automovilística de su país.